La presencia todo poderosa de Lenia Batres en el imaginario de la próxima reforma judicial desnuda la faramalla. La auto llamada Ministra del Pueblo -que le mentó la madre a una vecina en su vecindad- no puede tener empatía. Carece también de simpatia pues es agresiva, prepotente y déspota. La perversidad se manifiesta en una dinámica tramposa donde abogados, jueces, magistrados ya están elegidos por narcos, empresarios, los del gobierno y demás interesados. Lo complejo de la votación lo explicó perfectamente Cuauhtémoc Cárdenas cuando le preguntaron si iría a votar. Lacónico respondió: ” pues si le entiendo”.De las otras votaciones en Veracruz y Durango si se robaron las pasadas presidenciales qué se puede esperar. Que no le digan, que no le cuenten nuestra ausencia en las casillas será lo mejor. No nos prestemos a los fraudes de MORENA. Un estado fallido que nos lleva al desfiladero. Engañosos y perversos.
ENMOLADAS
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