Llamé a la redacción de la Revista “Impacto”- de Mario Sojo Acosta- para mi orden de trabajo. Fue apremiante el mandato: ven rápido. Cuando llegué el lugar estaba lleno de granaderos armados y mal encarados. Por ordenes de Manuel Bartlett con el beneplácito de Miguel de la Madrid se dio la consigna: no más a la crítica. Era “Impacto” una publicación que no tenia convenios con el gobierno; autónoma y con grandes plumas incisivas y de prestigio. Al parecer Sojo había tenido una reunión con de la Madrid en donde lo amenazaron si no atenuaba los señalamientos. Todo el personal revoloteaba guardando sus cosas pues nos ordenaron abandonar el lugar. *** Había gran consternación. Un equipo de la presidencia hurgaba en lo administrativo. Los colaboradores estábamos estupefactos. Rafael Loret de Mola, Juan Bustillos, Mario Luis Altuzar y otros más de prestigio se resistían ante la violación in fraganti a la libertad de expresión. No dábamos crédito. Admirados reporteros, columnistas, analistas, corresponsales quedamos atónitos. Era violencia en contra de trabajadores indefensos. Le arrebataron la dirección y sociedad a don Mario un periodista honesto y paternal. La historia más puntual la registró Loret de Mola en un libro. *** Nos dirijimos al bar del Sanborns de Reforma. Se redactó un boletín donde registrábamos los acontecimientos. Nos repartimos para entregarlo a todos los periódicos importantes del momento. Algunos publicaron. La denuncia se apagó pronto. Bartlett había amenazado y comprado los espacios. Decenas perdimos nuestros trabajos y las familias quedaron desamparadas. La Libertad de Expresión no es una graciosa concesión sino un derecho constitucional. *** Las benditas redes sociales cavan su tumba y hay que frenarlas. No pueden con la mordacidad y genialidad que se muestra. *** Y para las agruras…