Tanya Carola, la “gobiernícola” que preside el Congreso de Veracruz. No le gustó que la corrigieran y apagó el micrófono del diputado que la corregía

Tanya Carola, la “gobiernícola” que preside el Congreso de Veracruz. No le gustó que la corrigieran y apagó el micrófono del diputado que la corregía

Héctor Yunes debe de estar en las pesadillas de Tanya Carola. En sus pesadillas el diputado Héctor Yunes le da sus zapes a cada rato a la diputada, como en la escuelita de la maestra “Canuta”, por zonza. Tanya Carola debe creer que el Congreso de Veracruz es una de sus reuniones de “íntimas” donde ella lleva la batuta y hace lo que le venga en gana. Pero no, el Congreso de Veracruz tiene normas internas que se deben respetar; de hecho, ella debe cuidar que se respeten. Sin embargo, es ella misma las que rompe esas reglas, y cuando le llaman la atención, hace su berrinche. El incidente ocurrido en el Congreso lo relata Héctor Yunes en sus redes sociales: “Hace un momento, cuando los diputados locales del estado de Veracruz estábamos entonando el himno nacional, la presidenta de la mesa directiva, fuera de todo protocolo, mantuvo el brazo izquierdo levantado con el puño cerrado, por lo que, de manera respetuosa, le solicité guardar la compostura a la que su investidura la obliga. Como respuesta, con la intolerancia que la caracteriza, la diputada presidenta del Congreso, ordenó se me quitara el sonido de mi curul, no obstante que sólo había hecho uso de la palabra por menos de 2 minutos, cuando el reglamento me permite hacerlo hasta por 10 minutos”. Ricardo Salinas Pliego, azote de la 4T, ha bautizado a esta clase de funcionarios como “gobiernícolas”, esa clase política que come carne cruda, que se saca los piojos y se los lleva a la boca; esa clase política desaseada que cuando les llaman la atención bufan y dan golpes con su garrote. Así es Tanya Carola, la “gobiernícola” que preside el Congreso de Veracruz.

El gobierno de Sheinbaum, con la entrega de 29 presos al gobierno de Trump, dio un golpe de muerte a la soberanía de México. Ahora hay que ocultar el cadáver

Es un triunfo para el gobierno de los Estados Unidos. Es un acto que avergüenza la soberanía de México, a tal grado que la presidenta Sheinbaum prefirió apenas comentar el tema en su mañanera y sólo para echarle la culpa al Poder Judicial.  29 delincuentes, narcotraficantes, criminales de peso que fueron entregados como sacrificio propiciatorio para calmar la ira de Donald Trump y con ello conseguir quizá otro mes de plazo antes de que imponga aranceles del 25 por ciento a los productos mexicanos. Es una derrota para la presidenta Claudia Sheinbaum que se quiere disfrazar de movimiento estratégico. En redes sociales los aplaudidores de la Cuarta Transformación ya empezaron con su campaña de desinformación. Dice La Catrina Norteña, conocida apologista a sueldo: “FUENTES MUY CONFIABLES CONFIRMAN que al menos 12 de los 29 Narcos extraditados hoy iban a ser liberados en los próximos días por el Poder Judicial. Norma Piña y su Pandilla estaban por LIBERAR al Z-40 y al Z-42, fundadores de los Zetas, a Rafael Caro Quintero y a varios Narcos más antes de que se fueran del PJ en Septiembre. Así que la 4T madrugó hoy al Poder Judicial y se llevaron a estos 29 Narcos a Estados Unidos sin avisar para evitar amparos o su liberación prematura”. Ya mataron a la soberanía de México, ahora quieren ocultar el cadáver.

El hijo de “Kiki” Camarena, juez de los EEUU, entregó las esposas de su padre para que se las pusieran a Caro Quintero, su asesino

El 9 de febrero de 1985  fue asesinado Enrique “Kiki” Camarena, un agente de la DEA. Previo a su asesinato Camarena fue torturado por Rafael Caro Quintero, entonces líder del Cártel de Guadalajara. Durante 40 años el gobierno de los Estados Unidos ha pedido al gobierno mexicano que le entreguen a Caro Quintero, quien  fue detenido el abril de 1985 en Costa Rica. Pero el gobierno de México, temeroso de todo lo que pueda decir Caro Quintero, nunca se atrevió a entregarlo; hasta hoy. Seguro de que un día Caro Quintero habría de ser entregado al gobierno de los Estados Unidos, Enrique Camarena Jr., hijo de Kiki Camarena, guardó las esposas de su padre para que con ellas esposaran al asesino de su padre. Se ignora si esas fueron las esposas que usaron para aprehender a Caro Quintero. Lo que sí está claro es que para el gobierno de Estados Unidos esta entrega es simbólica, pues estuvieron esperando 40 años para hacer justicia su agente de la DEA.

Armando Ortiz                               Twitter: @aortiz52                       @lbajopalabra

 

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