* El negocio de los amigos del Clan Nahle-Peña * Cuatro plantas desaladoras que no funcionan * Fong, Polo Súarez, Vadillo, Celestinos, Cornejo, los beneficiarios * Rosaldo y Reyes casi se madrean * Maryjose, carta fuerte del PAN para Boca del Río * Irma León y la tenebra contra el personal de Obras Públicas
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
La moral de Rocío Nahle –si es que tiene– se mide en Dos Bocas, donde confluye el fracaso y la corrupción, la venta de sueños, el engaño al Peje, la refinería que no refina, el petróleo con sal, el petróleo con agua y las transas del marido incómodo, de los amigos, de los compadres, el robo del clan.
La moral de la Nahle –si es que algo le queda– naufraga cuando brotan como géiser las cifras del atraco, las desaladoras inservibles, el gasoducto que no existe, la interconexión aún pendiente, el drenaje que no impide que la refinería Olmeca se vaya a pique, que los charcos se vuelvan lagunas, que aquello sea un fiasco total.
Y es ahí donde se escuchan y se ven, una vez más, los nombres, los perfiles, las siluetas, las efigies de Fong, de Polo Suárez, de Vadillo, de Cornejo, de Torrea, de Celestinos, de Vasconcelos y Ortiz y sus centrales obreras, y los primeros subcontratistas reclutados para el relleno del lodazal, en Paraíso, Tabasco, en que a la hoy gobernadora de Veracruz, se le ocurrió erigir una refinería.
Y vuelven a escena los 8 mil millones de dólares que la zacatecana Rocío Nahle García, pregonaba que eran más que suficientes para la construcción. Van más de 20 mil millones de dólares y el proyecto es, literalmente, un barril sin fondo.
Se actualizan las palabras-compromiso de Nahle que ofreció concluir la refinería en tres años. La inauguró Andrés Manuel López Obrador en julio de 2022, estando inconclusa. Son ya casi 32 meses de retraso y sigue sin refinar los 340 mil barriles de petróleo al día que se proyectó. Rocío, la de los cuentos, volvió a mentir.
La megalomanía de Nahle es de caricatura. Pero se estrella con la realidad.
De su mano, el futuro sería prometedor. Eso creyó.
Dos Bocas es la puerta a la autosuficiencia energética, prometía la reina de la mentira.
La nueva refinería Olmeca y la rehabilitación de las seis ya existentes darían a México los combustibles que le permitirían dejar de importar. Así lo vociferaba.
Y, zaz, Dos Bocas no jala.
Que hay errores de diseño; que técnicamente es inviable; que funciona un tren pero no se ha conectado con el segundo tren; que el petróleo que recibe la refinería presenta altos niveles de sal y agua; que Nahle adquirió cuatro plantas desaladoras a Schlumberger (SLB) pero que no funcionaron o hubo error en las especificaciones. Por lo que sea, pero la refinería no jala.
Podría decirse que Nahle tiró a la basura 20 mil millones de dólares, unos 400 mil millones de pesos, pero no es así. Tiró al bolsillo de sus amigos y compadres una buena parte del presupuesto de la refinería Olmeca. Fue un negocio redondo.
Andrés Manuel, el ex presidente que es un ignorante esférico en temas de inversión pública pero voraz, abrió los oídos, la escuchó, se tragó el cuento de la nueva refinería y se ensartó. Y entonces decidió partir el negocio a la mitad: una parte bajo control de Rocío Nahle, entonces secretaria de Energía, y la otra para Adán Augusto López Hernández, en esos tiempos gobernador de Tabasco, hoy líder de Senado.
Pero Adán se durmió. Y Nahle se avivó. Y lo que le tocaba a Adán se lo dieron a Jorge Amílcar Olán Aparicio, el prestanombre de los hijos de López Obrador.
La clave de la transa está en los contratos macro, los que importan miles de millones de dólares, pero también en el subcontratismo, los que apenas se vern, asignados a constructoras y proveedores que en conjunto van armando cada parte de la refinería.
Ahí estuvo la transa. Y ahí apareció Juan Carlos Fong Cortés, el milusos del clan Nahle-Peña, ligado al compadre Arturo Quintanilla en pujas por terrenos rematados por bancos, ahora marcado por la tragedia de los siete jóvenes ahogados en el río Calzadas, cuyo caso fue congelado por la Fiscalía de Veracruz por la posible responsabilidad de la hija del contratista, Ana Fong López.
Nahle entró tirándole a esos 5 mil millones. La primera fase fue acondicionar el terreno, un lodazal en Dos Bocas, municipio de Paraíso, Tabasco, la tierra del Peje López Obrador.
El primer contrato fue para Huerta Madre, consorcio creado una semana antes de ganar la licitación. Reparaciones Industriales del Sur, de Fong, y las firmas Oord Var, holandesa, y las tabasqueñas Santandreu y Falcón, se asociaron dando el primer zarpazo.
Fong, el milusos, se encargó de operar la contratación de empresas menores: una red de transportistas de materiales, gondoleros, proveedores de arena, técnicos en acondicionamiento de suelos.
Juan Carlos Fong, se sabía en Coatzacoalcos, no disponía de 500 millones de pesos para afianzar el proyecto, pero sí su grupo de amigos, o sea el Clan Nahle-Peña.
Fluyeron entonces los nombres de Carlos Vasconcelos, quien presumía buena relación con Rocío Nahle. El grupo de transportistas afiliados a la CTM recibió jugosos contratos.
Otro dirigente obrero, Ramón Ortiz Cisneros, de la Catem, también llevó afiliados y se benefició de contratos en Dos Bocas.
Proveedores de insumos de Coatzacoalcos, algunos dedicados a la impresión digital, como Ardipu, se movieron a Dos Bocas, pero al final casi se van a la quiebra. Le deben a empleados y proveedores y hasta los exhiben en mantas colgadas en puentes.
Los 5 mil millones de pesos se fueron, literalmente, al agua. El acondicionamiento del terreno fue deficiente. Cualquier chubasco anegaba el complejo industrial.
Otros allegados al clan Nahle-Peña sacaron raja. Dos de ellos, Leopoldo Avelino Suárez Fernández y Luis Mario Vadillo García, a través de la compañía LM VAGA Construcciones, S.A. de C.V. se adjudicaron el paquete 6 de Dos Bocas. Esta firma, sin consorcio alguno, sin asociarse con otras empresas, le agenció mil millones de pesos.
Dos empresas, Global Romorake y Prodemex, presentaron mejores propuestas económicas pero Nahle favoreció a los amigos de su esposo, José Luis Peña Peña.
Rocío Nahle tuvo a su lado al experto en refinación Jorge Celestinos Isaac, ya fallecido, a quien el portal Latinus evidenció con una asignación de contrato irregular y ventajoso.
El director del proyecto, experto en construcción, fue Leonardo Cornejo. O sea, es el responsable del desastre llamado Olmeca, la refinería que no refina lo que Nahle prometió. Y ahora es secretario de Infraestructura y Obras en el gobierno de Veracruz.
Celestinos y Cornejo son residuos del Pemex neoliberal. Celestinos era el brazo derecho del ex director, Juan José Suárez Coppel, y Cornejo estuvo bajo investigación por aparecer en las investigaciones del caso Odebrecht, la firma brasileña que obtenía contratos mediante una red de sobornos. Son las lacras con las que opera Nahle.
Fong Cortés volverá a escena, no sólo por Dos Bocas y la tragedia del Calzadas. Es el operador de bajo perfil en el tendido del gasoducto a cargo de Transcanadá, que va de Tuxpan a Dos Bocas, el negocio de CFE (Bartlett) y Pemex (Nahle-López Obrador).
Dos Bocas no refina petróleo; refina corrupción.
Y ahí se mide la moral de Rocío Nahle.
METADATO
Si Pedro Miguel Rosaldo y Miguel Reyes casi se lían a golpes en la Sefiplan, o se gritan y reclaman, es porque Rocío Nahle, como gobernadora, no sirve. Si Reyes, el titular de Finanzas, es rebasado por Pedro Miguel Rosaldo García, por ser el consentido de la gobernadora, la culpa es de Rocío Nahle. Así Pedro Miguel Rosaldo, en su carácter de subsecretario de Egresos, tenga vara alta, hay algo llamado institucionalidad y eso lo obliga a enterar al superior inmediato de todo acto de autoridad. Y si Miguel Reyes respinga por verse rebasado por el subsecretario Rosaldo García, ya nada tiene que hacer al frente de Sefiplan. Miguel Reyes es un florero, un fusible que ya se fundió. El hijo pródigo de Coatzacoalcos beberá ese cáliz cuando sea alcalde. Su síndica, si los caprichos de Nahle se consuman, será Eusebia Cortés Pérez, y con vara alta, fiel a su estilo bravucón y delirante, hará cuanto se le antoje, sabiendo que a ella la cobija y la solapa siempre la gobernadora de Veracruz… Nadie, en Boca del Río, como Maryjose Gamboa para la alcaldía. Cara a cara, interactúa con los boqueños; los escucha, les habla, visibiliza sus demandas, se solidariza con sus tragedias, los ve llorar y no reprime las lágrimas que sus ojos dejan escapar, y tiende su mano amiga y generosa al que lo necesita, y crea talleres de oficios que permiten al ciudadano allegarse recursos y mejorar su poder adquisitivo. Es una verdadera activista social. En el Congreso de Veracruz llevó la voz de sus representados; dos veces fue diputada local. En el Congreso federal –dos veces diputada federal también– es una de las más aguerridas legisladoras, célebres sus discursos, su crítica demoledora, su argumento contundente contra la vacilada inmunda que representa el régimen de la Cuarta Putrefacción. Lleva un récord ganador: cuatro diputaciones, todas de mayoría, ninguna plurinominal; todas gracias al voto popular. Maryjose Gamboa es la única diputada federal de oposición en Veracruz. Arrasó con Morena en Boca del Río, en 2024, aventajando con más de 10 mil votos, mientras el partido oficialista vencía en el resto de la entidad. Maryjose Gamboa, periodista excepcional, que venció a Javier Duarte cuando el goberladrón de Veracruz le enderezó la maquinaria de poder, es la mejor carta del Partido Acción Nacional. De su cercanía con el yunismo, habla claro: es agradecida por haber tenido su apoyo cuando más lo necesitó, pero ella es 100 por ciento panista. Y lo ha demostrado con creces, sin matizar una sola crítica a Morena, al abuso y atropello, a la militarización, a la devastación de los derechos humanos, al robo de los dineros de los afiliados al Infonavit, a la captura del Poder Judicial, a diferencia de la traición perpetrada por Miguel Ángel Yunes Márquez, cuyo voto infame en el Senado validó la reforma judicial. Este domingo 16 formalizó su registro para la candidatura panista a la alcaldía. Sin duda, Maryjose Gamboa Torales será la próxima presidenta municipal de Boca del Río, la joya turística de Veracruz… Irma León es como Atila, el azote del personal de Obras Públicas en Coatzacoalcos. No hay día que no irrite a los empleados, o los intrigue, o los provoque. No hay día que no invente faltas administrativas para sancionarlos Y no hay jornada en que no se perpetre un robo de materiales en la Subdirección de Infraestructura del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Y ahí sigue. Nada ocurre. Y así por años, desde las administraciones priistas hasta los tiempos en que Morena detenta el poder municipal. Una década, o más, así. Se le han documentado casos de robo de material, que luego aparece en un domicilio particular de la colonia Peloteros. Informes internos de la Dirección General de Obras Públicas conocen la ruta del atraco. La directora de Obras, Patricia Islas Sister, sabe a detalle los atropellos cometidos por Irma León pero nada puede hacer. La clave son las obras en la Expo Feria y otros eventos. La subdirectora de Infraestructura actuó y dejó actuar. Sabe quiénes del círculo cercano al alcalde metieron la mano e hicieron su feria en la Expo Feria…
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