80 Años del Fallecimiento del General Maximino Ávila Camacho (1881-1945)

El 17 de febrero de 1945, el corazón del General Maximino Ávila Camacho (1881-1945) dejó de latir. Fue el Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas durante el segundo sexenio presidencial de su hermano, el General Manuel Ávila Camacho, quien gobernó México del 1 de diciembre de 1940 al 30 de noviembre de 1946.

Es importante señalar que la Historia tiene múltiples usos. En particular, el positivismo nos ha dejado la impronta de que la Historia es sólo un recurso para la memoria. Desde la educación básica, la función de la historia se limita a memorizar listas de nombres y fechas, sin una comprensión crítica del contexto. Otra forma de abordar la Historia ha sido verla como un “problema que resolver”. Desde 1929, con la corriente historiográfica de los Annales en Francia, se han propuesto nuevas maneras de entender la Historia desde diversas perspectivas, enfocándose en las acciones del ser humano a lo largo del tiempo y el espacio. Sin embargo, en la educación básica, muchos docentes continúan repitiendo conceptos sin profundizar en su significado.

En el presente año 2025, se celebran varias conmemoraciones especiales para la familia Ávila Camacho. Se conmemora el centenario del matrimonio de don Manuel Ávila Camacho con Soledad Orozco, así como el 80 aniversario de la muerte del General Maximino Ávila Camacho (17 de febrero de 1945). También se recuerda el 13 de octubre de 1955, cuando falleció el ex presidente Manuel Ávila Camacho, y el 20 de marzo de 1975, cuando murió el General Rafael Ávila Camacho. En mi memoria infantil, asistí a las exequias de este último en su tierra natal de Teziutlán, acompañado de mi madre, Felicitas Bello Álvarado (1907-1982). En ese momento, no comprendía la magnitud de aquel acontecimiento.

Los hermanos Ávila Camacho son unos de los pocos militares en México que, en un mismo periodo histórico (del 1 de diciembre de 1940 al 31 de enero de 1941), ocuparon distintos niveles de gobierno: Manuel fue presidente de la república, Maximino fue gobernador del estado de Puebla, y Rafael, presidente municipal de la ciudad de Puebla. Los tres fueron elegidos por votación popular.

El General Maximino Ávila Camacho (1881-1945) fue, sin duda, un hombre de su tiempo. Nació durante el Porfiriato, el periodo que abarca de 1876 a 1911 bajo el gobierno del General Porfirio Díaz (1830-1915), quien consolidó el gobierno federal. Con el llamado de Francisco I. Madero (1873-1913) para destituir a Díaz, el joven Maximino, a sus 20 años, abrazó la Revolución Maderista y asumió la jefatura de su familia tras la muerte de su padre, Manuel Ávila Castillo, en 1908.

La inesperada muerte del militar tezuiteco ha sido un enigma durante estos últimos 80 años. Existen diversas versiones y relatos sobre su deceso. Esta tragedia ha servido como licencia literaria en la novela “Arráncame la vida” (1985) de la escritora poblana Ángeles Mastretta, así como en las memorias del General Gonzalo N. Santos (1897-1978), amigo de los hermanos Ávila Camacho, quien sugiere que, para el presidente, el interés nacional era más importante que el de su propio hermano, a quien consideraba como un padre. Es relevante mencionar que el fallecimiento de Maximino se produce en un contexto preelectoral para la sucesión presidencial, en medio de su enemistad con el Secretario de Gobierno, Miguel Alemán Valdés (1900-1983), quien ya tenía un historial en casos de adversarios políticos que murieron en circunstancias sospechosas. En 1936, el candidato del PRM para la gobernatura de Veracruz, Manlio Fabio Altamirano (1892-1936), perdió la vida al cruzarse en los intereses del “cachorro de la revolución”. La muerte de Ávila Camacho también benefició la candidatura presidencial del ex gobernador de Veracruz, lo que ha suscitado numerosas especulaciones.

Los enemigos políticos de Maximino Ávila Camacho forjaron una leyenda en torno a su aspiración presidencial. Su legado como gobernante en Puebla y funcionario federal no ha sido suficientemente estudiado ni discutido por historiadores. Como ser humano, el ex gobernador actuó de acuerdo a los tiempos que le tocó vivir, pero su principal diferencia fue que sus enemigos sentían que sus intereses se veían amenazados por los proyectos políticos del revolucionario que soñó con ser presidente de la nación.

Maximino Ávila Camacho nació en Teziutlán, Puebla, el 23 de agosto de 1881. Sus padres fueron Manuel Ávila Castillo (1861-1908) y Eufrocina Camacho Bello (1869-1939). La familia Ávila Camacho, que comenzó con Maximino, se amplió con María, Manuel, Miguel, María Antonieta, Ana María, Rafael, Gabriel y Eulogio. Estudió en el Liceo Teziuteco, fundado por el xalapeño Antonio Audirac y Alfonsini (1864-1935), bisabuelo de la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota. En 1913, ingresó a la Escuela Militar de Aspirantes, de la que desertó un año después para unirse a la Revolución Constitucionalista bajo el mando del General Antonio Medina. A lo largo de su carrera militar, alcanzó los rangos de Teniente Coronel (1920), Coronel (1923), General Brigadier (1926) y General de Brigada (10 de septiembre de 1929). Fue jefe de operaciones en varios estados, incluyendo Aguascalientes, Querétaro, Puebla y Oaxaca. Fue ascendido a General de División en 1940 y combatió en la rebelión cristera en Colima y Jalisco. Se desempeñó como gobernador de Puebla de 1936 a 1941 y, durante el gobierno de su hermano Manuel, fue Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas.

El 17 de febrero de 1945, a las 4:20 de la tarde, en su casa de Puebla, Quinta Chignautla, en el barrio de Xonaca, falleció debido a un ataque al corazón. Su muerte conmocionó la vida política del país.

En 2007, su bisnieto Rodrigo Fernández Chedraui publicó la biografía más completa sobre él, titulada “Vivir de pie. El tiempo de don Maximino“, editada por Animas, con 579 páginas y un excelente archivo fotográfico familiar.

Por último, mi madre, Felicitas Bello Álvarado, fue mi primera maestra del avilacamachismo. Como infante, es probable que no comprendiera muchas cosas, pero me quedó claro que su legado perdura.

PD. Invitación al conversatorio: La Iglesia del Calvario. Miércoles 19 de febrero del 2025, a las 18 horas em Museo Casa de Xalapa en la calle JJ Herrera #7. Centro Histórico, entrada libre.

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