Se requiere tener el alma cobarde para imponer sufrimiento a otro, pero más aún cuando se llama a los medios para que sean testigos del poderío del fuerte contra los débiles.
La decisión del presidente del vecino país de sacar por la fuerza a todo aquel que no tenga documentos para trabajar, se convierte no sólo en un delito de lesa humanidad, porque la inmigración es un derecho, acordado por la gran mayoría de los países del mismo, sino en un exhibicionismo que el mundo califica de cobardía, que el mandatario crea que es dominio, mostrando cómo puede someter a niños, mujeres y ancianos.
Muy enfermo deben estar quienes, a través del odio, convocan a los noticieros a mostrar el castigo a la pobreza y a las necesidades vitales. En esta guerra de ricos contra pobres, que pareciera regresar el calendario a varios siglos hasta la barbarie, también están implicados los opositores del régimen político mexicano. Se colocan del lado del poderoso para ver si les contagia algo de fuerza.
Trump y la oposición de México, son producto de una derrota anterior y claman venganza, no les importa el dolor, lo que quieren es mostrarle al mundo que están vivos a pesar de su gran pérdida. Trump está lleno de odio porque estaba seguro de ganar hace cuatro años, por eso coordinó el asalto al Capitolio por neonazis y pandilleros, esos delincuentes sí pueden ser porque están a su favor, mientras quiere imponerles ese calificativo a los trabajadores mexicanos y latinos que su único delito es buscar un mejor nivel de vida para sus familias.
Sólo por apoyarlo en lo que llamó fraude electoral en favor de Joe Biden indultó a 1,600 personas que dañaron edificios, golpearon policias y ciudadanos. Un delincuente libera a otros delincuentes. El salvajismo de estos porros trasnochados son las bases sociales de Trump.
Así, en paralelo, la base social de los opositores mexicanos es la marea rosa, una masa amorfa de ciudadano que como dicen una cosa dicen otra, que como hacen una cosa hacen otra, que así como votan por la derecha pueden votar por la izquierda.
Se parecen más aún, porque tienen en los pobres a sus esclavos, por lo menos eso creen y así unos y otros les arrebatan su categoría de ser humanos, cuando en realidad quienes pierden la humanidad son ellos. Nostálgicos del pasado encadena Trump a los inmigrantes que coloca en aviones militares para sacar de su territorio.
Así también la oposición mexicana marca con calificativos a los pobres que no votan por ellos, porque ni siquiera son capaces de pronunciar la palabra “pueblo” ´porque se extravían en su odio por el exterminio y sed de servidumbre para mostrarse a sí mismos que son superiores.
El racismo les identifica tanto que ellos mismos muestran su afán por alejar a la pobreza, no vaya a ser contagiosa. De ahí el muro inconcluso en la frontera de la anterior administración de Trump, pero también las calificaciones de la oposición mexicana de ignorantes, retrasados mentales a los que les dieron la espalda. Y los rechazaron precisamente porque dejaron de creer en ellos a causa de sus propios excesos. Es decir, despertaron, mientras ellos quieren seguir manipulando sin darse cuenta que ya no tienen a nadie a quien manipular. Están solos y a punto de perder su registro.
Por su parte, Trump sabe que la vida está apunto de cobrarle sus deudas, tiene pendientes por purgar 34 delitos, desde el acoso sexual hasta influir ilegalmente en las elecciones. En junio tendrá 79 años y el cansancio de sus excesos se muestra. No es el mismo que salió de la casa Blanca hace cuatro años.
Quienes viven la pesadilla de las pandemias impuesta por quienes se creen superiores son los latinos en Estados Unidos, cuya expulsión se ha convertido en un acto de salvajismo. Su ejecución está dedicada principalmente a los mexicanos, y así allanan casas para sacar a los trabajadores indocumentados, a quienes separan de sus hijos por el placer de enviarlos a su país de origen separados. Tal y como hicieran los nazis con los niños de los judíos, a los que transportaban en trenes y muchos de ellos enfermos sucumbían antes de llegar a sus destinos
En realidad, sería mucho pedirle a un ignorante como Trump que conozca la historia porque no recuerda ni la suya propia, se le olvida que tiene origen inmigrante, que su madre es irlandesa, de una pequeña isla y su padre un creador de antros de vicos. Su primera esposa nació en la República Checa, su secretario de Estado. Marco Rubio, es de padres cubanos y su vicepresidente de facto, Elon Musk, nació en Sudáfrica.
Los políticos deben tener sensibilidad, conocimiento e inteligencia para gobernar, Trump no los tiene para llevar a buen puerto estos 4 años de un país cuya grandeza está en decadencia.
Así como sucede con sus compañeros de destino: los opositores mexicanos que castigan la pobreza, quienes llegan asentirse superiores, simplemente en el fondo son miserables, más pobres que los pobres, y malvados, más salvajes que los animales.
Los indocumentados sufren dos agresiones, la primera el maltrato físico y mental para ellos y sus familias; el segundo, la exhibición pública en los medios afines a Trump, donde los muestra como delincuentes.
Víctimas de la gran pandemia del odio, los inmigrantes iniciaron una lucha en las calles de Estados Unidos, se están rebelando y abrieron una vieja herida al decir: “No somos extranjeros en una tierra que nos robaron”. A ver cómo apaga Trump el incendio que provocó. México recibe con los brazos abiertos a sus hermanos. Están, por fin, en casa.
PEGA Y CORRE.-El desafuero de Alito está prácticamente listo. De ahí unos le apuestan a que estará tras las rejas y los priistas le apuestan a un renacimiento. Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
La necesidad de unidad de los mexicanos es vital para nuestro destino común. En tiempos difíciles no hay diferencias de religión o partido. Somos un país cuyo futuro depende de todos. Es por eso que te invitamos a compartir el contenido de este trabajo.