RECORDANDO A LOS QUE NOS DEJARON EN EL 2024. (II)

“Silvia Pinal (1931-2024): Doña Inés, la mujer que apostó su alma por el amor.”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

La expresión: “primer actor o primera actriz”, engloba muchas características. Desde luego que cuentan mucho los años en el escenario, la presencia, el porte, principalmente las actuaciones estelares que fueron distinguiendo al artista. Algo más, un primer actor o primera actriz, actúa en diversos géneros como teatro, radio, cine y televisión, y así es como se van convirtiendo en artistas diversificados, con una capacidad de actuación espectacular. Piense en el siguiente ejemplo: se pretende representar una obra de teatro del siglo de oro español, pensemos en: “La vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca. Imagínese que le toca el papel de Segismundo. Esto implica que tiene que aprenderse de memoria largos diálogos e intervenciones del personaje, además, debe modular la voz, entonar la palabra, hablar como se hacía en el siglo XVII, gesticular, sentir lo que se dice para que la actuación corresponda con lo que pretende transmitir el protagonista. Reitero, no sólo es memorizar, expresar, modular, se debe actuar, interiorizar el personaje para llorar, reír, sufrir, exclamar…, en esencia, el actor debe leer y leer, comprender, memorizar, y, sobre todo, actuar como si realmente fuera Segismundo, de hecho, en ese instante lo es. Todo esto es un enorme esfuerzo que exige capacidad, disciplina, entrega, pasión, vocación. Silvia Pinal fue una artista completísima, basta con resumir que fue una: “primera actriz.”

La primera vez que vi actuar a Silvia Pinal fue en la clásica película de Luis Buñuel: “Viridiana”. Por supuesto que su actuación resulta esplendida, aunque debo confesar que lo que más me impactó y disfruté fue su belleza. Hasta antes de Viridiana, mi imagen de belleza perfecta se encontraba en el rostro de Ingrid Bergman, en la inmortal película: “Casablanca”. Al instante en que observaba a Silvia Pinal pensé que lucía tan bella como la actriz sueca. Las dos son bellezas inigualables. En teatro nunca vi a Silvia Pinal, no obstante, tenemos la fuerza de la memoria y con ella podemos imaginarla actuar. Una de las obras más emblemáticas en la que Silvia Pinal fue protagonista se titula: “Don Juan Tenorio” del inmortal escritor español José Zorrilla. Según fuentes de la página de la actriz, la obra se representó en el año 1950. Silvia Pinal encarnó el papel de Doña Inés de Ulloa. Ese emblemático personaje que fue víctima del amor, amor por el que arriesgó su alma, mejor dicho, entregó su alma completamente a ese ser amado vil y burlador. Vayamos a conocer lo esencial de la historia para tratar de centrarnos en el personaje representado por Silvia Pinal.

La obra de José Zorrilla se publicó en el año 1844. Aclarando que el mítico personaje de Don Juan ya era un referente de la literatura española. Alcanza con citar a Tirso de Molina con su famosa obra: “El burlador de Sevilla”, publicada en 1616. Por cierto, algunos estudiosos sostienen que el original personaje de Don Juan nació con Andrés de Claramonte en su obra que lleva el mismo título que el de Tirso y que se publicó el mismo año. Por ahora lo trascendental estriba en saber que Don Juan es un personaje ficticio conquistador, mujeriego, engañador. Disfruta enamorar y poseer a toda mujer que le agrade, después las abandona, su fin está en conquistar y obtener todo lo que desea sin importar los métodos, las formas. Si tiene que mentir miente, orgullosamente expresa: “Por donde quiera que fui, la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé, y a las mujeres vendí.”

Al lado de Don Juan nos encontramos con Don Luis Mejía. Otro hombre sin valores y principios. Estos personajes un día se encontraron en la hostería de Cristófano Buttarelli. Allí fueron a reunirse después de una apuesta que habían realizado para saber quién era el ganador. La apuesta consistía en demostrar sus fechorías: cuántas mujeres habían conquistado, a cuántos hombres en la guerra habían matado, en fin, ya se imaginará. Don Luis Mejía estaba comprometido con Doña Ana de Pantoja. Por su parte, Don Juan Tenorio se casaría con Doña Inés de Ulluoa, respetada hija de Don Gonzalo de Ulloa quien era el reconocido comendador de Calatrava. Estando Don Luis y Don Juan en la hostería, Don Juan le dice a su acompañante que todas sus conquistas las realiza en seis días. El ambiente se puso muy tenso cuando Don Juan afirmó que su siguiente conquista sería Doña Ana de Pantoja. Don Luis Mejía no tan sólo se ofendió, sino que aquí empieza a desarrollarse toda una trama que los enfrentará a muerte a estos personajes.

En la misma hostería se encontraba Don Gonzalo de Ulloa y Don Diego Tenorio, al escuchar la platica de quien sería su futuro yerno, Don Gonzalo se le acercó y le dijo que todo lo acordado quedaba en el olvido, que jamás permitiría que su bella y sana hija se casara con un ser tan vil como él. Acto seguido, Don Juan encaró a Don Gonzalo y le dijo que le gustara o no, su hija Inés sería suya. Don Diego enfrentó a su hijo y desilusionado por lo que había presenciado se fue de la hostería con el dolor de haber procreado un hijo tan malvado. La historia es mucho más larga. Pero, para los fines del presente artículo, aquí entra en escena Doña Inés, una mujer descrita como bella, noble, vive en un convento, ha sido criada y cuidada desde niña. Tiene un promedio de diecisiete años. Una joven pura que hará feliz a quien la despose. Don Juan Tenorio cuando escucha todos los atributos de Inés, queda enamorado de ella sin conocerla físicamente. Todo indica que Don Juan quiere modificar su vida, más nadie cree en su sinceridad, siempre se ha conducido de manera tan deshonesta que ya nadie confía en él.

Don Juan utiliza a Brígida, mujer que está a cargo de los cuidados de Inés en el convento. Brígida se encarga de hablarse a Doña Inés de Don Juan. Esta ingenua muchacha escucha a la celestina, se deja seducir por sus palabras. En cierta ocasión por una pequeña rendija logró ver a Don Juan, y así como Don Juan quedó prendado de Inés sin mirarla, Doña Inés se va llenando de amor por el apuesto y seductor personaje. Brígida es la encargada de llevarle las cartas a Inés. Don Juan es todo un artista amoroso con la palabra escrita. Hasta la mujer más astuta al leer las cartas, podría quedar seducida. ¡Imagínese a Silvia Pinal con diecinueve años de edad, desempeñando el papel de Inés de Ulloa! ¡Imagínesela en el escenario exclamando!:

Tal vez Satán puso en vos su vista fascinadora, su palabra seductora, y el amor que negó a Dios. ¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!, sino caer en vuestros brazos, si el corazón en pedazos me vais robando de aquí? No, Don Juan, en poder mío resistirte no está ya: yo voy a ti, como va sorbido al mar ese río. Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena. ¡Don Juan!, ¡Don Juan!, yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame, porque te adoro.”

Si Doña Inés está entregada. Don Juan al verla por vez primera ha quedado anonadado. Está dispuesto a renunciar a toda su descarriada vida con tal de amar a la bella joven, sin embargo, hay muchos males que ha hecho y las victimas lo perseguirán y confrontarán. El lector debe saber que Don Juan Tenorio con artimañas, engaños, bajezas, ha obtenido lo que deseaba de Doña Ana de Pantoja. Don Luis Mejía lo fue a buscar y lo enfrentará a muerte. Don Gonzalo también se siente burlado, humillado y ofendido debido a que Don Juan a raptado a Doña Inés. Los tres personajes se encuentran. Don Juan le dará muerte a Don Gonzalo y a Don Luis. Así termina la primera parte de esta extraordinaria pieza teatral. Empero, el anunciar la muerte de los protagonistas no afecta en nada para acudir a la segunda parte, de hecho, todos excepto Don Juan, están muertos.

Con pesar Don Juan Tenorio se entera que su bella Inés de Ulloa murió de dolor y tristeza por su abandono. Don Juan acude al cementerio donde reposan los restos de estos personajes que fueron sus víctimas, unos por odio, otra por amor. De pronto, la sombra de Inés se le aparece y le habla, le confiesa que ella se encuentra en el purgatorio, y lo mejor, que ha apostado su alma con tal de esperarlo para que al morir salve su alma y repose junto a ella, esto incluye que Don Juan debe arrepentirse, cumplir con ciertas acciones antes de morir. Aquí Don Juan, al igual que Hamlet, personaje de Shakespeare, duda, se resiste a creer que los muertos pueden comunicarse con los vivos, mucho menos cree que haya vida después de la vida terrenal. “Juan: ¡Yo estoy soñando quizás, con las sombras de un Edén!” Doña Inés le implora: “Inés: No, y ve que si piensas bien, a tu lado me tendrás; más si obras mal, causarás nuestra eterna desventura.”

¡Qué belleza!, el alma de Doña Inés estará con Don Juan en el cielo o en el infierno, el lugar no importa si estoy junto a ti…no existe ni cielo ni infierno, sólo me importas tu.

 

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