En este nuevo comienzo gubernamental, cuando todo arranca, es difícil, muy difícil hablar de una prensa sometida, comprometida o comprada o, en la contraparte, imposible aludir una prensa crítica, partidista, opositora o en abierta censura al nuevo régimen.
No hay extremos.
Y bien se dice que la prensa es el espejo del poder. Es la que informa, analiza y censura a los malos gobiernos plagados de políticos corruptos.
El gremio lo conforman editores, redactores, programadores, reporteros, articulistas y columnistas que reflejan su trabajo en periódicos, los pocos que hay, en los portales que son miles y en la individualidad periodística de las redes sociales que también son miles.
Los otrora tundeteclas son al mismo tiempo redactores, reporteros, fotógrafos y camarógrafos que trabajan en el día a día, minuto a minuto. Ya no hay que esperar a que llegue la noche para ver el noti de las 10, ni aguardar al día siguiente para leer los periódicos.
La noticia nace y muere al instante.
Recién termina la batalla electoral en donde los medios se inundaron de posturas partidistas rumbo a la elección del 2 de junio, en donde hubo un ganador y un perdedor, en donde se cayó en un estado de shock ante la desproporcionada victoria de Morena frente a la alianza PAN-PRI-PRD.
Fue una paliza legitimada por las autoridades electorales y los tribunales dedicados a lo mismo en donde los medios dieron cuenta.
Que si hubo fraude o que si se extraviaron casi un millón de votos eso no se sabrá nunca y que, si todos pensábamos que Pepe era el bueno, pues resultó que no, que fue la de Zacatecas.
Y a empezar de nuevo.
A darle vuelta a la página para seguir escribiendo y analizando lo que es para los periodistas una historia sin fin.
Rocío Nahle gana de manera aplastante y la vida veracruzana vuelve a la normalidad.
El nuestro es un medio, como en todos los oficios y profesiones, donde hay buenos, malos y chayoteros. Los hay que te publican a cambio de un café y las vacas sagradas que se cotizan según el sapo es la pedrada.
Como legado queda esa terrible dinámica laboral de que la empresa te contrata vía salario mínimo o nada, te encarga un sector de las secretarías de gobierno y descentralizadas motejadas como “fuentes” en donde las oficinas de prensa de las dependencias te entregan una mensualidad.
Es una iguala que te sirve para pagar la renta o los alimentos de casa.
Pero bueno, el fondo de todo este proemio es para dar cuenta que hay regímenes que son muy generosos con las iguales, otros que son muy represivos y los hay también que solo dan dinero a sus “amigos” periodistas.
Y es en ese fondo donde se esconde la realidad.
Alguna vez me comentaba Fernando Gutiérrez Barrios que “lo más fácil para un jefe de prensa es tener una talega de dinero al lado para repartir a diestra y siniestra pero que lo difícil era, sin embargo, no tenerla y fungir como un verdadero comunicador de gobierno que trasmita las bondades del régimen en donde no todo es blanco o negro”.
En la era chaira del 2018 al pasado primero de diciembre de 2024, la pretensión de sumisión a la prensa fue tal, que los ofrecimientos a reporteros y editores oscilaba entre dos y nueve mil pesos por publicar no solo sus boletines, sino los elogios y ataques a los contrarios y encima de todo te espiaban para ver si no te ibas a coquetear con el de enfrente.
Y para los periodistas muy necios, tozudos, radicales o empeñados en decir la verdad el aislamiento, las madrizas o el asesinato.
Así fue la relación prensa estado hasta el pasado primero de diciembre en donde se dejaron sembrados en el camposanto a 27 colegas.
Hoy, en este nuevo arranque lo más importante seguirá siendo el respeto a la libertad de expresión, la tolerancia a sus puntos de vista y poder contar con la información de primera mano.
El malentendido “trato” con los medios no se finca en el monto del dinero, sino en la influencia que ejerce entre sus lectores.
No es por la vía del chayote como se amordaza.
Hoy la prensa reclama diálogo y acepta más que la reconciliación, la conciliación con quien al menos los siguientes seis años va a gobernar.
Si son más de 9 mil los portales en redes y varios centenares de periodistas los que se mueven por nuestra geografía, son los mismos que hay que atender para que se cumpla el cometido de guardar el equilibrio entre gobierno y sociedad.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo