Aviadores cuitlauistas reclaman sus plazas

El mundo bizarro del pasado reciente no regresará por más que los aviadores cuitlahuistas que llegaron a invadir el aparato de gobierno nada más a cobrar, presionen y se manifiesten.
En 2018 arribó a las oficinas públicas un alud de haraganes impreparados que, como cantaba “Chava” Flores, aducían “yo soy amigo del compadre de un señor que no vino a la fiesta” para ocupar altos cargos de gobierno.
Todo en pago a que votaron por Morena. Todo en retribución a que asistieron a mítines y marchas. Todo, por nada.
“¡Pa´fuera los mugrosos!” sería, sin embargo, la orden explicita de la nueva administración gubernamental.
Así empezaría esta semana la limpieza de las oficinas públicas, muchas de ellas convertidas en muladares.
Hay quien afirma que hasta cloro, desinfectante y raticidas echaron a las oficinas por la pestilencia y las malas condiciones en que se encontraban.
Y hoy, por más que acudan a la protesta pública con el apoyo de cierta prensa amarilla. Por más que armen mitotes afuera de al menos cinco secretarías y en la Plaza Lerdo y que de pilón reclamen aguinaldo y respeto a sus plazas no habrá más de limón.
Hoy se entiende por qué se habla de que en la actual administración “habrá nivel”.
Y es que fue mucho el cinismo y saqueo de ese apestoso ejército de aviadores que fueron colocados como jefes de oficina, subdirectores, directores y consejeros, todos aviadores, todos con sus respectivas parentelas que hoy reclaman la preservación de sus privilegios.
A toda esa caterva, muchos de ellos abusadores sexuales, solo se le notificó que se daba por terminada la beca y que fueran ahuecando el espacio, un espacio que en los hechos nunca ocuparon para trabajar, solo para aparentar presencia.
Ello por más que se inconformen reclamando su “derecho” a permanecer en la plantilla laboral o se justifiquen aduciendo que se la ganaron luego de ser obligados a participar en mítines públicos y hacer campaña a favor de Morena.
Como si ello fuera nuevo en la militancia hecha gobierno.
Se olvida que en la era priista por 80 años fue la normalidad partidista, al igual que con el PAN hecho gobierno, toda una tradición legada a empleados de confianza y sindicalizados.
Ese era el pago, rendir culto a la recomendación.
Morena de ahí abrevó reclutando a tribus de desempleados, a sus mugrosos chairos, becando a los jóvenes y prometiendo paraísos cuando llegaran al poder.
Por ello, es que al acabarse el subsidio se quejan tal como ayer se observó con los aviadores de la Secretaría de Salud, Finanzas, Educación, la Secretaría del Trabajo y SEDESOL.
Acusan despidos masivos y reclaman sus plazas sin razón.
Fueron miles de aviadores que a partir del 2018 serían incorporados a las nóminas de los gobiernos municipales y el estatal.
Un caso muy singular registra la alcaldía de Xalapa en donde eran tantos los aviadores que reclamaban un sitio a donde estar para distraerse, que los tenían deambulando por los pasillos o les pedían fueran al Parroquia a echarse un cafecito de varias horas.
De la Secretaría de Desarrollo Social se da cuenta que a todo el personal del área jurídica le fue exigida su renuncia y la opinión pública considera que se hizo muy bien ya que el mismo titular nunca se presentó a trabajar ya que toda la chamba la hacía la Delegación del Bienestar.
“No tendremos aguinaldo porque la renuncia es con fecha del 30 de noviembre”, se quejan estos singulares aviadores y aviadoras que bien sabían que la beca solo era por seis años, no para toda la vida.
“Ahora nos corren porque ya no nos necesitan, solo nos necesitaron cuando había que ir a los mítines de Morena, ahí nos obligaban a ir porque nos decían que cuidáramos nuestro trabajo y nada más ganaron y nos mandan al chingada, nosotros anduvimos en campaña, también tenemos derecho”, gritan los llamados “mugrosos” en la Plaza Lerdo.
¿Y qué esperaban?
¿Acaso confiaban en la reelección del peor gobernador que ha tenido Veracruz en toda su historia?
O tal vez que la ciudadanía y el nuevo gobierno no se dieran cuenta que todo el sexenio anterior estuvo cerrado el Palacio de Gobierno con escaso mantenimiento y cero atención al público.
Olvidan además que una regla no escrita es que todos los mandos, de jefes de oficina para arriba, al terminar cada mandato de manera institucional tienen que dejar las oficinas.
“Y es que resulta que va a llegar gente solo por recomendación”, dijo una aviadora a quien le pidieron la renuncia. “Nos están discriminando. Las nuevas que están llegando dicen que nos van a cambiar porque Cuitláhuac dejó a puro mugroso trabajando y que por eso nos corren, que damos mal aspecto”, expuso.
Y tienen muchísima razón las “nuevas”.
Situación similar se observó en las últimas horas en la SEDARPA, donde los empleados que apenas se presentaron este lunes luego de un sexenio de gozar un salario sin trabajar.
Denunciaron que no les permiten el acceso a las oficinas desde el lunes, sino que fueron avisados que a partir de ese día dejaban de laborar porque desde arriba -no se sabe si arriba es con Dios o con el Cacas- se dio la orden de cambiar a todo el personal.
Habrá, sin duda, demandas, pero también mano dura.
Llegó el momento que las tribus regresen a su holgazanería a su barrios y antros de su colonia de donde los sacaron.
Tiempo al tiempo.
 
*Premio Nacional de Periodismo

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