Esfúmate, evapórate… ¡piérdete!

No lector, Cuitláhuac García no fue “el gran ausente” durante la Asamblea de Morena en el Word Trade Center de Boca del Río, a la que asistió la nueva dirigencia nacional encabezada por su presidenta Luisa María Alcalde; Andrés Manuel López Beltrán y la gobernadora Rocío Nahle. Si no asistió fue porque le corrieron la desatención de no invitarlo para que no les aguara la fiesta.

Tampoco es el Primer Morenista del Estado como andan diciendo por ahí. Ese titulo lo llevó Andrés Manuel López Obrador desde el 1 de diciembre del 2018 y se lo entregó a Rocío Nahle el 10 de noviembre de 2023 cuando la nombró candidata a la gubernatura de Veracruz.

Para acabar pronto, Cuitláhuac no es ni gobernador, nunca lo fue. Es un cero a la izquierda que llegó a Palacio de Gobierno de la mano del tabasqueño que lo sentó en la silla más grande y le dijo: “De aquí no te muevas si no te lo ordeno” y Cuitláhuac obedeció. Pero cuando quiso actuar por su cuenta cometió tal cantidad de barrabasadas que lo convirtieron en el peor gobernador de Morena a nivel nacional y el peor de Veracruz en su historia.

De acuerdo con la encuestadora Demoscopía que dio a conocer la aceptación de los gobernadores en el mes de octubre, de los 32 que tiene el país, Cuitláhuac aparece en el lugar 31 con una aceptación del 22.7% y una desaprobación del 77.3%.

Un sujeto así apesta y hay que esconderlo. De ahí que la señora Nahle haya optado por ignorarlo, pero no lo hizo por sus pistolas.

La víspera, fue recibida en audiencia por la presidenta Claudia Sheinbaum con la que habló largo y tendido del desastre que le deja el “gobernador honesto” de López Obrador. Claudia refrendó su apoyo a su amiga Claudia para que Veracruz salga del hoyo, pero le recomendó que para evitar algún desaguisado, se abstuviera de invitarlo a la Asamblea.

Y el ingeniero quedó fuera del Word y no pasó nada porque nadie preguntó por él, nadie lo echó de menos, nadie lo extrañó.

“¿A poco no vino? Ah caray, no me había dado cuenta”.

El problema es que a pesar del desaire el tipo anda bien ajuareado. No le está bastando con pasar a la historia como el gobernador más represivo, corrupto, arbitrario, incapaz, incompetente y torpe que ha tenido Veracruz. Quiere más.

Quiere pasar a la historia como el primer gobernador de Morena que le entregue la estafeta a la primera gobernadora de Veracruz. Y esto está ocasionando que se levanten decenas de cejas.

Nadie, ni sus más conspicuos lambiscones, quieren que asome las narices por el Congreso local.

“La neta la neta la neta, es más impresentable que Duarte”, me dijo uno de sus cercanos al que sacó de la pobreza pero que ahora le saca la vuelta.

Y en el equipo de Rocío hay más molestia que zozobra. Salvo pequeños detalles ya está todo listo para el relevo. La única variante sería una silla.  Si asiste el gobernador se agregará una silla en la tribuna; si no va simplemente se obviará.

Pero nadie quiere que se agregue esa chinchera silla.

“Nos hemos preparado para que el cambio de poderes sea una auténtica fiesta y lo que le pediríamos a Cuitláhuac es que se abstenga de ir. Queremos que se esfume, se evapore y se pierda. No lo queremos en el Congreso donde provocará una monumental rechifla que empañará el festejo de los veracruzanos y de la gobernadora, lo que no se merecen. Pero a ver qué sucede”.

Sí, a ver qué sucede.

bernardogup@hotmail.com

 

 

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