90 ANIVERSARIO DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA. (I)

El Fondo de Cultura Económica y sus clásicos universales: “La paideia griega de Werner Jaeger.”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

Nos encontrábamos en el mes de septiembre del año 1934. México estaba en una etapa posrevolucionaria. Lázaro Cárdenas arribaría al poder el 1 de diciembre de ese mismo año. En este contexto nació el grupo editorial: Fondo de Cultura Económica, fundado y dirigido por el gran intelectual-liberal don Daniel Cosío Villegas. La casa editorial luego luego empezó a publicar textos preferentemente de economía, allí aparecieron los infaltables nombres de Proudhon, Marx. Asimismo, el proyecto editorialista rápido se fue abriendo a las diversas áreas humanísticas y publicaron el clásico volumen titulado: “Utopías del renacimiento”, donde puedes leer a Tomás Moro y su inigualable: “Utopía”, a Tomás Campanella y la inmortal: “Ciudad del sol”, y Francis Bacon nos lleva a vivir a: “La Nueva Atlántida.”

El FCE tuvo un gran impacto en la sociedad lectora mexicana y a los pocos años el proyecto se extendió y difundió en el mundo hispanoparlante. Se publicaban obras de autores de diversas disciplinas y los clásicos seguían llegando. En el año 1933 fue publicado, en lengua alemana, la primera edición de: “La paideia griega” del filólogo Werner Jaeger. El FCE nos trajo esta monumental obra en su primera edición en un sólo volumen en el año 1957. El libro se compone de cuatro partes, los libros I y II fueron traducidos por Joaquín Xirau, y el III y IV, por Wesceslao Roces. Por cierto, las traducciones son versiones directas del alemán. Sin dejar de mencionar que los dos traductores son destacados intelectuales españoles que llegaron exiliados a México producto de la guerra civil española. Esta obra es un fiel ejemplo del gran aporte del FCE para acercar los autores clásicos a los lectores hispanoparlantes. El FCE nació comprendiendo que la forma de aspirar a mejores sociedades es acercando a ella los libros; el acto de leer nos libera, nos ensancha el mundo, las lecturas nos ayudan a entender la importancia del ayer para conocer el hoy y, sobre todo, vislumbrar un mañana.

Posiblemente cuando el FCE decidió publicar la obra de Jaeger, no lo hizo por el simple hecho de que en ese momento fuera un libro muy leído, discutido, citado… seguramente las personas involucradas en el proyecto editorial comprendieron profundamente lo que escribió Jaeger en el prólogo del libro: “Pero el conocimiento esencial de la educación griega constituye un fundamento indispensable para todo conocimiento o propósito de la educación actual.” Es decir, Jaeger nos propone retornar al mundo griego y conocer detalladamente su paideia, que, si bien puede ser traducida como educación, el término es mucho más amplio. El autor, en sus más de mil páginas que integran el libro, nos conduce y guía por las distintas etapas de Grecia y enseña cómo gran parte de los conceptos, modelos, paradigmas, principios, valores, creencias, instituciones, etc., que rigen la vida de hoy, nacieron en la cultura helénica. Por lo extenso de la obra, en el presente mes la iremos analizando y compartiré los cinco artículos abarcando la temática que humanamente sea posible.

En el libro I, el filólogo alemán utiliza el subtítulo: “La primera Grecia”, mismo que define la época que estudiará. De entrada, aclara que la palabra paideia apareció en el siglo V a. C., mas, que la expresión no cubría todo lo que pudiera significarse educación griega, cultura griega. Puntualiza que el vocablo que comprende de manera más acabada el significado educación griega es la locución: “Areté”, traducida como virtud. Y, partiendo de esta precisión, en toda la primera parte el autor estudia detenidamente la Areté en la Grecia antigua. Como es de esperarse, el punto de arranque es Homero, y con él: la Ilíada y la Odisea. Es atrapante, interesante, además de especializado y erudito todo el estudio, interpretación y enfoque que realiza Jaeger en este apartado. Naturalmente parte de Homero, porque sus poemas épicos representan la más antigua fuente histórica de esas sociedades. Por supuesto que Jaeger aborda el tema de las otras culturas previas a la griega, sin embargo, explicará sólidamente que el concepto cultura tal como lo conocemos en el devenir no nació antes de Grecia. Lo explico.

Verdad es que antes de Grecia podemos conocer las tradiciones orientales, basta citar Egipto, Babilonia y Mesopotamia, mundo que nos muestra el antiguo testamento y otros libros. No obstante, si bien esas civilizaciones poseen una cultura, y en el aspecto religioso pudieron llegar a tener unidad, el concepto cultura como creación humana y no divina, el concepto educación como medio para educar al hombre y que éste aprenda, piense y decida por sí mismo, surgió en Grecia. El lector podría refutar planteando lo siguiente: y el tema del destino impuesto por los dioses, acaso, ¿no va contra la decisión libre del hombre, contra su voluntad? Claro que sí, hay algo de eso también, o, mejor dicho, hay mucho del destino impuesto por los dioses en el mundo griego, pero, siempre el hombre griego mantuvo una resistencia ante la adversidad, contra la predisposición de los dioses, y con el transcurrir de los siglos lograron liberarse de ese paradigma educativo. Ahora bien, Jaeger nos lleva más allá al explicarnos que la educación griega nació o fue producida por una cultura amplia, diversa, y, sobre todo, antropomórfica. La Areté griega no se detiene sólo en lo moral, lo divino, incluye el valor, el heroísmo.

El primer educador fue Homero. Jaeger reflexiona sobre la enorme influencia de la Ilíada y la Odisea en la sociedad griega. Ubicar los tiempos en que fue escrita, e incluso, saber si la obra la escribió Homero o es una obra colectiva, no tan sólo resulta imposible saberlo, sino que carece de importancia para el fin de la investigación. Jaeger expone brillantemente los diversos modelos educativos, lo vasto de los valores enseñados por Homero. Empero, hay algo clave que debemos tener muy claro y es lo siguiente: con las obras de Homero nació la epopeya, la poesía como género madre de todos los demás géneros, literalmente apunta el autor:

“Ningún pueblo ha creado por sí mismo formas de espíritu paralelas a la mayoría de la literatura griega posterior. De la epopeya nos viene la tragedia, la comedia, el tratado filosófico, el diálogo, el tratado científico sistemático, la historia crítica, la biografía, la oratoria jurídica y encomiástica, la descripción de viajes, las memorias, las colecciones de cartas, las confesiones y los ensayos…Todos los géneros de la literatura griega surgen de las formas primarias y naturales de la expresión humana. Así, la poesía mélica nace de las canciones populares, cuyas formas cambia y enriquece artísticamente; el yambo, de los cantos de las fiestas dionisiacas…Su importancia educadora refleja objetivamente la vida entera y muestra al hombre en su lucha con el destino y por la consecución de un alto fin. La didáctica y la elegía siguen los pasos de la épica y se acercan a ella por su forma. Toman de ella su espíritu educador que pasa más tarde a otros géneros. La tragedia es por su material mítico y por su espíritu, la heredera integral de la epopeya. Podremos afirmar, sin más, que la épica es la raíz de toda educación superior en Grecia.”

Una vez entrados en escena, el lector disfrutará las enseñanzas homéricas explicadas por Jaeger sobre: Agamenón y su soberbia, su autoritarismo como gobernante. Aquiles si bien es el mejor guerrero, en momentos le gana el orgullo, no escucha los consejos de Fénix, más, por la muerte de su amado Patroclo rectifica y retorna a la guerra y a pesar de conocer su trágico final presagiado por su madre, lo acepta y lo enfrenta, debido que el honor está por encima de cualquier otro valor. Odiseo es un hombre astuto, inteligente, embaucador, pero fiel a sus ideales. Áyax es el más grande guerrero después de Aquiles, nunca perdonó la humillación que le hicieron de no entregarle la armadura de Aquiles, su desmesura lo enloqueció y arruinó. Si pensamos en la mujer, inmediatamente surge la fiel y bella Penélope, esta dama resiste y espera, resiste y espera, cree que su amado regresará y regresa. Telémaco no puede faltar, el joven imberbe tiene que convertirse en hombre y emprender un viaje en la búsqueda de su padre. Telémaco acepta el reto, y aunque es guiado y ayudado por una diosa, realmente surge una transformación en su alma, en su carácter. En fin…seguirán apareciendo personajes como Nausícaa y su padre Alcinoo, Néstor, la hermosa Helena, etc. Si usted ha sido un lector de Homero, créanme que, al leer esta sección de Jaeger, quedará deslumbrado ante la gran valía educativa de la Ilíada y la Odisea.

Debo aclarar que hasta lo narrado apenas si es el inicio del estudio filológico emprendido por Jaeger. Después de Homero, nos encontraremos con el segundo gran poeta griego, Hesíodo. Jaeger examina principalmente: “La teogonía” y “Los trabajos y los días”, dos de las obras cumbres del poeta. La investigación resulta realmente maravillosa. Si con Homero nos encontramos en el mundo aristocrático y sus principales valores son el honor, la valentía, el triunfo en la guerra, el respeto por la alta alcurnia, con Hesíodo estamos situados en el mundo campesino, y la gran ética es la del trabajo: Hesíodo nos enseña: “Fácil es alcanzar en tropel la miseria. Liso es el camino. Y no reside lejos. Sin embargo, los dioses inmortales han colocado antes del éxito, el sudor. Largo y escarpado es el sendero que conduce a él y, al principio, áspero. Sin embargo, cuando has alcanzado la cúspide, resulta fácil, a pesar de su rudeza.” Para Hesíodo, el trabajo es el único camino que conduce a la Areté. Esa fue su creencia, esa fue la educación que le enseñó a su pueblo. Seguiremos en la búsqueda cognoscitiva de la Areté.

 

 

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