Ayotzinapa, el cuento de nunca acabar. López Obrador en campaña prometió encontrar la verdad y hacer justicia; resultó ser un encubridor
Por supuesto que López Obrador conoce cuál fue el destino de los 43 estudiantes de la normal rural Isidro Burgo de Ayotzinapa, Guerrero. Lo sabe porque se lo dijo Alejandro Encinas, quien fue el titular de la Comisión de la Verdad creada en el sexenio de López Obrador. Encinas fue contundente. De acuerdo con su investigación los narcos que se llevaron a los jóvenes contaron con la complicidad del Ejército, la policía estatal y la municipal. Se podrán cuestionar algunos de los testimonios recabados por Encinas, sin embargo, entre toda esa maraña de información y mentiras, se puede deducir que el crimen organizado estuvo coludido con las autoridades, con el Ejército. López Obrador en algún momento lo reconoció y dejó que algunos militares pisaran la cárcel, quizá para dar gusto a los padres de los 43 de Ayotzinapa que no han dejado de manifestarse en los 6 años que gobernó. Pero después, cuando entregó una cantidad enorme de poder el Ejército, el presidente López Obrador se desdijo para encubrir a los militares. Ahora el gobierno ofrece una verdad que es semejante a la “verdad histórica” que criticó al gobierno de Peña Nieto. Con esa verdad que exculpa al Ejército, el presidente López Obrador se despide del gobierno y se va a “La Chingada”.
Se despide Loret de Mola de López Obrador, el presidente que quiso acabar con su carrera periodística, pero que no pudo, antes bien Loret lo desenmascaró
Se volvió un lugar común que cada que le cuestionaban al presidente por la riqueza de sus hijos o de sus familiares salía con la misma cantaleta: “A ver, ¿cuánto gana Loret?”. Carlos Loret de Mola se convirtió en una piedra en el zapato de López Obrador, se convirtió en una puya que lo hizo sangrar en varias ocasiones. De hecho, gracias a Loret de Mola el mito del López Obrador “honesto, honrado, incorruptible” se vino abajo. A escasos 4 días de que deje el poder, Carlos Loret se despide de esta manera de López Obrador: “Me han preguntado qué siento de que ya se va. Que si cuento los días, las horas, los minutos. Me preguntan que si me siento aliviado (…) Para mí nunca ha sido personal. Ha sido personal para él. Porque así ha respondido él a los cuestionamientos periodísticos. ¿O qué tendría que haber hecho cualquier periodista si tiene en sus manos los videos de los hermanos del presidente recibiendo en secreto dinero en efectivo en sobres amarillos? ¿Qué tendría que haber hecho cualquier periodista si documenta que un hijo del presidente que criminaliza la riqueza vive en una mansión en Houston con alberca gigante y cine privado, que encima es propiedad de un contratista del gobierno? ¿Qué tendría que haber hecho un periodista con las grabaciones de los íntimos amigos y familiares de los otros hijos del presidente confesando cómo trafican con influencias para quedarse con los contratos multimillonarios del gobierno del papá? En cambio, ¿qué tendría que haber hecho un jefe de Estado frente a estas denuncias con documentos, grabaciones y videos? Enojarse con sus hermanos y sus hijos, no con quienes descubrimos sus transas. No emprender una campaña de venganza personal contra periodistas, sino contestar puntualmente sobre el contenido de los reportajes: ¿no tenían dinero los sobres, no vivía en esa casa el hijo, no son reales las grabaciones? Pero él no contestó con datos, contestó con calumnias, con casi 800 menciones en su mañanera”.
Normalistas de Ayotzinapa, con permiso para vandalizar. López Obrador no les cumplió promesa de justicia, se desquitan con los ciudadanos
Estos son los encabezados de tres medios de comunicación que aparecen de inmediato en la plataforma de “X”: “Encapuchados provocan destrozos en el acceso del hotel Fiesta Americana durante la movilización por los 10 años del caso Ayotzinapa; Encapuchados realizan destrozos en el restaurante Sonora Grill que se encuentra sobre Paseo de la Reforma; En la sucursal de Starbucks entre Amberes y Paseo de la Reforma, manifestantes rompieron cristales, provocaron destrozos y lanzaron una bomba molotov al interior del establecimiento; Encapuchados que participan en la marcha por los 10 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, realizan destrozos en establecimientos que se encuentran en las inmediaciones de Paseo de la Reforma”. Al cumplirse 10 años sin los 43 de Ayotzinapa, sin justicia, sin culpables, los normalistas de la escuela normal Isidro Burgos desatan su ira en contra de los ciudadanos. Todavía más, la falta de seriedad del presidente López Obrador, quien sólo los utilizó para alcanzar la presidencia, eso les arde todavía más. Ahora le toca a Claudia Sheinbaum, pero ella, menos que nadie, está interesada en llevar justicia a los 43 jóvenes desparecidos hace 10 años.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra