“Debes ser el cambio que deseas ver en el mundo.” – Mohandas Karamchand Gandhi.
Aquel 11 de septiembre de 2001, tras el ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York el escenario geopolítico-criminal cambió por completo.
La relación binacional México-EUA sufrió un trastoque crucial, cuando el espacio aéreo de los Estados Unidos fue cerrado y miles de vuelos fueron desviados y literalmente obligados a permanecer en el aire por algunas horas.
La incertidumbre que en ese momento se generó provocó reacciones inmediatas, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush se encontraba en la Escuela Primaria Emma Broker de Sarasota, Florida, donde fue informado del ataque contra las Torres Gemelas, en Nueva York.
Tras De inmediato el Servicio Secreto lo sacó del recinto y lo subió de inmediato al Air Force One en seguimiento al protocolo en caso de un ataque o conflagración militar, mientras volaba por el espacio aéreo de los Estados Unidos resguardado por un escuadrón de aviones F-24 que lo trasladó hasta las inmediaciones de Washington, DC.
Desde esa misma noche, el Gobierno de los Estados Unidos urgió a sus vecinos y aliados Canadá y México a incrementar la seguridad en sus fronteras con la finalidad de que sus servicios de inteligencia, documentarán, enteraran y dieran seguimiento a cualquier inminente amenaza terrorista.
Para ello, la DEA propuso un plan inimaginable, solicitarle a los Cárteles Mexicanos convertirse en los garantes custodios de la Frontera Norte de México, para con ello evitar cualquier posible incursión, ingreso o posible plan de ataque contra suelo norteamericano.
Quizá por ello, las autoridades mexicanas, junto a las estadounidenses simularon la persecución del recién fugado Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, conocido como “El Chapo” quien se les habría fugado a los integrantes de la administración de Vicente Fox en la madrugada del 19 de enero de ese mismo 2001.
Así era evidente que las autoridades mexicanas necesitaban mantener un enlace permanente con los cárteles criminales, quienes mantendrían el trasiego y contrabando de estupefacientes –marihuana, cocaína- para el mercado norteamericano, más cuando a partir de dichos hechos el mercado de la guerra les generaría nuevos consumidores, por la incursión que el mismo presidente Bush orquestó para encontrar al responsable, Osama Bin Laden.
De esta manera, el gobierno mexicano, designó a los responsables de esta peligrosa, pero conveniente relación, entre criminales y políticos.
Quienes ayudaron a escapar al mismo Chapo Guzmán, se convirtieron a la postre en los responsables del enlace institucional, siempre en posiciones vinculantes con la Seguridad y posteriormente en carteras relacionadas a la Gobernabilidad.
Por mucho tiempo estos personajes pasaron desapercibidos, y amasaron grandes fortunas al amparo de dicha relación, su ingreso, acceso a información privilegiada los convirtió en intocables, por más que sus rivales políticos aparentemente hacían todo para deshacerse de ellos.
El caso más evidente fue el de Miguel Ángel Yunes Linares, quien por más que fue señalado, acusado y relacionado de vínculos con dichos grupos, parecía tener más vidas que un gato, es más hasta sus habilidades naturales parecía haber asumido, pues cuando parecía que salía mal librado, caía parado.
Así libró los señalamientos directos de ser el responsable de la fuga del mismo Joaquín Guzmán Loera pasando hasta convertirse en Director General del ISSSTE, lo que le permitió llegar años más tarde al bienio de gobierno que encabezó en Veracruz.
La caída de Genaro García Luna generó como era de esperarse una gran expectativa, pero nada avanzaba, mientras los líderes de los cárteles especialmente el de Sinaloa se mantenían en libertad.
Pero eso cambió el pasado 25 de junio de este año, cuando en un aeropuerto privado en los límites entre Texas y Nuevo México, se consumó la captura de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de El Chapo Guzmán, misma que ha sido enmarcada por Washington como parte de la lucha de las autoridades de Estados Unidos contra el tráfico del fentanilo.
Desde ese día la guerra entre grupos criminales se le salió de control al Gobierno Mexicano encabezado por Andrés Manuel López Obrador –sobre quien han pesado serios señalamientos de complicidad- y comenzaron a circular versiones de presuntas acciones para detener a todos los implicados en la relación gobierno-crimen organizado.
Desde ese momento, la suerte de personajes como Miguel Ángel Yunes y su Clan cambió por completo, presuntas fichas rojas, cancelación de visas, y presuntas órdenes de aprehensión comenzaron a girar en su entorno.
Los más férreos opositores al régimen casualmente, en el momento de votar en contra la Reforma al Poder Judicial, la votaron a favor de la propuesta presentada por López Obrador, y es que se afirma que el canto de gorriones en Nueva York a donde fueron llevados el mismo Mayo Zambada y Genaro García Luna tendría repercusiones serias en México.
La más reciente es la provocada por el mismo Genaro García Luna quien mediante una carta de cuatro páginas escrita de puño y letra, ha puesto a temblar a todo el aparato gobernante.
Los malquerientes de la 4T afirman que el distanciamiento entre la presidenta Electa Claudia Sheinbaum y el presidente López Obrador se agudizó en días recientes ante la negativa a detener la promulgación de la Reforma al Poder Judicial, que estaba provocando el desequilibrio de los mercados internos y externos de México.
Tanto así que, por dicha razón, el presidente mandó a sus operadores a buscar y apapachar a los Yunes para juntos intentar detener la crisis que se les viene, dejándole sembrado a Andy López Beltrán como el orgullo de su nepotismo, para terminarle de descuadrar el ingreso a la misma Claudia Sheinbaum.
Así el escenario geopolítico que se avecina, el pronóstico de tormentas es de alerta máxima, o ¿usted qué opina?
Al tiempo.
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“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx
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