Chiquiyues dobló a Nahle y luego se hincó ante la 4T

Tiende su mano a Sheinbaum y Rocío  * La fiera se volvió mascota  * El miedo a la cárcel lo quebró  * La que suplantó a Cheva en la universidad  * Y perredistas recuerdan cómo se agandalló placas de taxi  * Miguel Pintos rumbo a la alcaldía de Coatza  * Es la carta del marido de Nahle

 

MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO

 

Publicada en mussiocardenas.com

2 de Septiembre de 2024

 

Agazapado en el fuero, Chiquiyunes al final jodió a Rocío Nahle y, acto seguido, se hincó ante la Cuatroté, conciliando, con la bandera blanca a todo lo alto suavizando a sus verdugos que movieron cielo y tierra para verlo en prisión.

Achicado, Miguel Ángel Yunes Márquez ya no enfatiza los temas y las taras políticas de la gobernadora electa de Veracruz, su esencia fuereña, su raíz zacatecana y, como mayor defecto, su rol en el obradorismo.

Deja de lado el tono soberbio. Así como llamó “viejo guango” a Andrés Manuel López Obrador en los días de campaña por el gobierno de Veracruz, en 2018, y tuvo suerte de que el Peje no lo pulverizara, Chiquiyunes hoy se aguanga ante los gobiernos federal y estatal.

“En mi primera declaración como senador de la República –expresa–, quiero extender mi mano y mostrar mi disposición a colaborar con el nuevo gobierno federal y estatal para sumar esfuerzos y lograr lo que todos queremos: un México y un Veracruz más próspero y justo donde podamos vivir en seguridad y en armonía”.

La doblada es fenomenal. Un video que el mismo Yunes Márquez hace circular lo muestra manso, reposado, la lengua amarrada, la rijosidad contenida, tendiendo puentes hacia Morena, Claudia Sheinbaum y su enemiga más feroz, Rocío Nahle García, la gobernadora electa –y espuria– de Veracruz.

La arrastrada es indigna de un Yunes. Chiquiyunes es eso, un Yunes chiquito, empequeñecido, amilanado, obligado a bajarle el tono a sus arengas provocadoras y desafiantes, al reto y el desafío, incluso al agravio que no se le cuece en la boca y el insulto que se urde en cada rincón de su alma.

La bajada de calzón es para la historia:

“Mi voz en el Senado estará siempre al servicio de las causas nobles de Veracruz, Esas causas son de todas y todos. Ninguna voz sobra, que ninguna falte. La mía ahí estará siempre”.

Y un final de vergüenza:

“En mi función constitucional no estarán presentes ni temas de partido ni mucho menos temas personales. Creo que ha quedado claro que el camino no es el conflicto ni la persecución política. México y Veracruz requieren unidad en la diversidad. Así es la democracia. Ese debe ser el camino. Yo estoy dispuesto a recorrerlo”.

Chiquiyunes ya mudó las fauces y se limó las garras. El miedo a la cárcel lo cimbró. Arrió las velas cuando su fauna proclamaba que sería el dolor de Rocío desde el Senado de la República.

La nueva mascota de Sheinbaum terminó siendo lo que tanto criticó: el panista que se acerca a Morena, que condesciende con Morena, que calla ante Morena, que le da la vuelta a la hoja para cohabitar políticamente con Morena.

La mascota azul se desdibuja para salvar el pellejo. El cachorro de los Yunes es eso, un cachorro al que el miedo lo dobló.

Yunes Márquez fue procaz, altivo, agresivo en la campaña por la senaduría. Le puso las banderillas a Rocío Nahle, candidata de Morena. Y ella, que es piel delgada, que ve fantasmas hasta de día, que a toda crítica le llama acoso, acusó que la “guerra sucia” fue obra de los Yunes del Estero, los Yunes del PAN.

Vencido en las urnas, apretado por Rocío Nahle, quien instó a la Fiscalía de Veracruz a obligarlo a comparecer ante un juez por denuncias de uso de documento falso y declaración falsa a la autoridad, el fanfarrón dejó las arengas y se peló a Estados Unidos.

Desde Orlando, Florida, trepado en una cama, con bata de enfermo, alegó padecer las secuelas de un accidente ocurrido un año antes, que le provocó problemas en el cuello y dificultad para respirar. Y que estaba en tratamiento, bajo observación médica.

El show provocó que la audiencia judicial fuera virtual. Declaró a medias. Por tantas interrupciones lo consideraron omiso a la acción de la justicia y le giraron una orden de aprehensión. Pero no lo llegaron a extraditar.

Cuando su padre, el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, entró a escena y advirtió que iría por los que persiguen a sus hijos Miguel y Fernando, así fuera lo último que hiciera en su vida, la ecuación cambió. Nahle calló. El gobernador Cuitláhuac García calló. La Fiscalía y el juez callaron.

Chiquiyunes se burló de la futura gobernadora el día que, ya con un pacto a su favor, ingresó al Senado y se credencializó. Sólo le faltaba rendir protesta y tener fuero. Y rindió protesta y tiene fuero, inmunidad. La acción de la justicia no se hará en él. La venganza de Nahle se frustró.

Y tras doblar a Rocío Nahle, también Chiquiyunes se dobló ante la Cuatroté.

Tiende hoy su mano. La fiera se domó.

El filibustero del Conchal ahora ofrece colaborar con los gobiernos federal de Morena –Sheinbaum– y estatal de Morena –Nahle– y que sus temas, el de partido y el personal– no sean ocasión de conflicto en el Senado. ¿Pues entonces de qué va a hablar? Un cachorro azul apaleado, correteado y al final autoamordazado.

Tanto alardear para terminar hincado, pactando con la broza de López Obrador.

 

METADATO

 

Si no fuera por Jazmín, Eusebia Cortés no podría presumir un carrera universitaria. Jazmín asumió el reto. Primero, que sería la asesora; luego, la que tomaba las clases a distancia como si fuera Cheva, sin que su rostro se viera, resguardando su verdadera identidad. Cheva podía ser regidora, dedicarse a la grilla, alzar la voz en el cabildo de Coatzacoalcos, manotear, increpar, estrellar el puño en la mesa, revestida de ese hálito de vida que la inspira o la embruja, llamada Rocío Nahle. Ella, la fiel soldadera, en su faceta histriónica, solía actuar como si el cabildo fuera un circo, aunque lo es, pero despreocupada porque de la universidad virtual se encargaba Jazmín. Y Jazmín se metía en los libros, repasando, afinando conocimientos, estando al tiro el día que a nombre de Cheva tomaba su clase virtual. Así siguió la patraña hasta que Cheva felizmente “concluyó” sus estudios universitarios. Ya sólo le falta la maestría y el doctorado y, claro, la presidencia municipal de Coatzacoalcos. ¿Qué beneficio le toca a Jazmín por prestarse a la patraña y cursarle la carrera a Cheva? Su plaza en un ayuntamiento de la región, buen salario, privilegios y un espacio para su esposo. Aunque el “beneficio” al final se torció. Iba bien hasta que una asesora abusiva de Cheva le salió con que le rasurarían el salario, a Jazmín y a su marido, para el movimiento, o sea Morena. Y a Jazmín se le soltó la lengua… Al perredismo de Coatzacoalcos no se le olvida que Cheva es Cheva, cómo se hizo taxista Eusebia Cortés, cómo atizó el conflicto de los choferes, los sin placas, cómo se acercó al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, cómo se pactó la entrega de placas y cómo se llevó la mejor parte. El pasado truculento de la diputada Eusebia Cortés, del que su madrina, Rocío Nahle García, sabe todo, es de escándalo. Los damnificados de aquel episodio, los que fortalecieron el movimiento y luego fueron marginados, cuentan la historia al que los quiera oír… Miguel Pintos Guillén será el próximo alcalde de Coatzacoalcos. Lo decidió José Luis Peña Peña, esposo de Rocío Nahle, gobernadora electa. Pintos Guillén es su amigo y socio político. A Pepe Peña le debe la secretaría del Ayuntamiento de Coatzacoalcos y la diputación local que habrá de asumir en noviembre. Unos meses en el Congreso de Veracruz y Pintos regresará a contender por la alcaldía. Y como no hay oposición, será el próximo presidente municipal. Así tenga en su haber un acta falsa de cabildo para despojar a Ember Vallinas de las canchas de futbol rápido que estorbaban al proyecto del Parque Miguel Hidalgo. Así esté implicado en la cremación forzada de un ciudadano víctima de Covid 19. Así sea el operador de contratos para el clan de constructores provenientes de Pemex a los que se les asignó obra en el ayuntamiento morenista de Víctor Carranza, observados por el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz. Miguel Pintos es la carta de Pepe Peña y lo impulsará para la alcaldía, a contrapelo de las tribus morenistas, de Amado Cruz Malpica, el presidente municipal saliente que si lo objeta o pone piedras en el camino, le revisarán las cuentas, le actualizarán los pecados, le ventilarán las trapacerías y, si es necesario, irá a la cárcel…

 

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