Marea Rosa o Marea Risa

La Marea Rosa se convirtió en un mito de la política opositora contemporánea. Es una abstracción que nadie conoce pero que todos hablan de ella como si se tratara de un grupo organizado y homogéneo. Ni una cosa ni la otra.

A la Marea Rosa no se le puede acusar de cambiar bandera porque nunca la ha tenido. Sus cambios son radicales, pero previsibles, lo único que no cambia es que están del lado de la oposición, a la derecha del conservadurismo y que no ha podido encontrar un rumbo político para ser tomada en serio.

Hace unos meses sus manipuladores, a los que no puede llamarseles líderes, salieron a las calles en defensa de los salarios de los consejeros del INE, con la consigna de El INE no se toca, lo que en realidad defendían era el efímero liderazgo de Lorenzo Córdova, como autoridad electoral, quien, como buen integrante de la marea simplemente los abandonó y dio veredictos sobre la mayoría de Morena que chocaban con su visión de sobrerrepresentación.

Lorenzo Córdova, todo un campeón de la discriminación, llegó a convertirse en orador de la Marea Rosa en el Zócalo. Su liderazgo duró muy poco tiempo. Lo que perdura es su burla a los líderes de los pueblos originarios que compartió con uno de los más retrógrados miembros del INE, Edmundo Jacobo, quien vivió del INE más de 20 años, y terminó como secretario ejecutivo, todo un virreinato.

En cada marcha de la Marea Rosa los organizadores, –que siempre son los mismos los líderes de los tres partidos que integraron la alianza opositora, uno de esos membretes ya desaparecidos, y la bisagra de todos ellos Claudio X. González–, exageraron el número de participantes. Llegaban hasta multiplicarlos por 10 veces sin que en realidad hubiera significado una auténtica multitudinaria expresión social.

Así, como no era suficiente la Marea Rosa, se dieron a la tarea de decir en los medios que la sociedad civil era la que formaba parte de esa marea que en realidad lo único que los unía era el odio hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador, de ahí ya no había más coincidencias porque cada quien tomaba su camino y defendía sus intereses particulares.

Los intereses son tan diversos dentro de lo que llaman la Marea Rosa que se pelean entre ellos. Ahora que tratan de convertir a la Marea Rosa en partido político a través de una organización llamada Frente Cívico Nacional, que no pudieron ni siquiera llenar el salón de un hotel en su primera asamblea. A ese paso difícilmente podrán convertir su grupo en partido.

Las personas que salieron a la calle en nombre del partido político de la Marea Rosa lo hicieron basadas en una mentira, manipulada por una coalición partidista, impulsada por una candidata y financiada por la derecha. Puede afirmarse, sin temor a error, que la Marea Rosa no existe.

Hubo varias marchas de la Marea Rosa, por la democracia, por la libertad, pero todas sólo tenían un objetivo demostrar el odio contra el Presidente, quien apenas y los toma en cuenta. En ninguna de sus marchas surgió un nuevo líder, ni hubo alguna organización real que se sumará, ni gremio que se uniera a la protesta. Nadie.

Simplemente la Marea Rosa nació huérfana y así caminará hasta que haya una oposición más seria en el país, porque el inicio de las actividades de la oposición en el Congreso mostró que no van a cambiar de estrategia y seguirán los gritos y sombrerazos que hicieron que el pueblo se distanciara de los legisladores de la oposición.

Ahora que la Marea rosa tomó experiencia para caminar por las calles, cambió radicalmente de ideas y al INE que lo defendían ahora lo repudian y asegura que sus consejeros electorales están coludidos con Morena y que este partido los compró, cuando en realidad lo único que hizo fue aplicar la ley.

Lo mismo sucedió con los ministros del Tribunal Electoral al que apoyaban como sinónimo de justicia y ahora los integrantes de la derecha hasta amenazan telefónicamente a sus integrantes, a quienes les llaman cerdos y los caricaturizan, cuando lo único que hicieron fue cumplir con su trabajo.

Ahora la Marea Rosa, bastante disminuida lo mismo apoya a los trabajadores del poder Judicial que acompaña a la ex candidata a la Presidencia por la oposición, pero ya en número muy disminuido, en cuyas más nutridas reuniones apenas llega a 500 participantes.

El destino de la Marea Rosa no es el futuro de la oposición. En este momento es la única tabla de salvación que puede salvar del naufragio a los partidos opositores, que seguramente tendrán que convocar a una nueva alianza ya sin el PRD, pero seguirán abriéndole las puertas a Movimiento Ciudadano, ante el fracaso de este partido para llegar más lejos.

Las decisiones de la oposición tienen dos plataformas políticas de despegue, el odio a Morena y todos sus integrantes y la desesperación por verse desmoronándose y podrían desaparecer si no se ponen a trabajar.

La Marea Rosa son familias, incluso clanes, que van de día de campo al zócalo, no se conocen entre ellas y no las une más que el odio hacia un enemigo común que finalmente llegó venció y se fue victorioso camino a la gloria. Mientras que la oposición se queda en el campo de batalla levantando heridos y enterrando muertos.

La Marea Rosa que llegó a reunir 200 mil personas, con consignas a favor de las instituciones; ahora no reúne ni mil y crítica a esas mismas instituciones que anteriormente defendía.

La Marea Rosa fue un grupo meramente electoral, manipulado por algunos líderes, ahora que el INE dio por concluido el año electoral, difícilmente tendrá pretextos para reunirse y menos aún para marchar y de hacerlo, sólo sería con el afán de un grupo de presión y ya no como representantes de la sociedad civil. La Marea Rosa se convierte, poco a poco, en la Marea Risa.

PEGA Y CORRE.- Los partidos políticos parecen haberse perdonado entre ellos ante la trayectoria de algunos de sus nuevos senadores, varios con orden de presentación y hasta de detención, incluso hay uno que no cumple con la mínima residencia en el país que es de cinco años. A pesar de estos inconvenientes los legisladores tomaron protesta en la Cámara Alta y borrón y cuenta nueva… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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