Veracruz ha sufrido seis años de frivolidad con el gobierno que termina

Las fotografías y el video que circularon el domingo, donde se le ve jugando una “cascarita” de futbol en Xalapa, como cualquier hijo de vecindario, no dejan ningún lugar a dudas de que Cuitláhuac García Jiménez nunca entendió, y tampoco aprendió, la grave y enorme responsabilidad, privilegio a su vez, que los veracruzanos le otorgaron con su voto para que se convirtiera en el gobernador del estado.

 

Nunca antes un antecesor suyo, tal vez con la excepción de Javier Duarte, actuó con tanta frivolidad e irresponsabilidad como él ni privilegió la ligereza como forma de conducirse en la más alta responsabilidad a la que un veracruzano puede aspirar.

 

El tamaño y la complejidad de Veracruz, sus problemas, carencias y necesidades, cuando se actúa con responsabilidad, no dan lugar a descanso, distracciones u ocio; reclama y exige entrega total. Al recibir su constancia de mayoría y validez como presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum hizo el compromiso, el pasado 15 de agosto, “de no defraudar, y de poner mi empeño, mi conocimiento, mi corazón, mi esfuerzo, mi voluntad y la vida misma para servir a mi patria”. Su vida misma para servir a la patria, esto es, a los mexicanos, lo mismo a quienes votaron por ella y a quienes no también. Esto es lo mismo que tenía que haber ofrecido y cumplido Cuitláhuac.

 

Los gobernadores del PRI, lo mismo que el del PAN, entendieron y supieron siempre que el servicio público no tiene descanso, que no hay sábados ni domingos ni días festivos que guardar, algunos trabajaron de lunes a viernes en el palacio de gobierno y los fines y principios de semana se dedicaron a recorrer el estado, y otros alternaron su atención en la oficina con sus visitas a los diferentes municipios, siempre en plan de trabajo.

 

A Cuitláhuac lo hemos visto a lo largo de los seis años en el cargo, que ya casi cumple, lo mismo paseándose en bicicleta los fines de semana que divirtiéndose disfrazado de calavera y desfilando en carnavales de Día de Muertos, cuando no haciendo “tequios” (faenas), desbrozando monte con machete, azadón y palo en ristre, pero nunca visitando a los veracruzanos que han sido víctimas de inundaciones o de incendios forestales, por ejemplo. Nunca.

 

La trivialidad que lo caracteriza le ha restado seriedad y prestancia al cargo que tiene, y ha llevado a su investidura a una irrelevancia que ofende y lastima a los veracruzanos, porque quieran o no él los representa. Hasta se podría afirmar que juega con el cargo, como eso de rendir su sexto y último informe de gobierno y luego salir con que no, con que se trataba de “una mera descripción”, de un preinforme, porque todavía entregará el último, que será el séptimo, al Congreso del estado. No es serio. Actúa con ocurrencias. Y eso ha sido Morena durante seis años, porque él representa también a su partido.

 

Se desinfló su salida anticipada

 

Para la mala suerte de los veracruzanos, que ya no ven la hora en que se vaya, Claudia Sheinbaum no lo ha llamado a que se integre a su gobierno, como él anduvo cacareando que iba a suceder, aunque ahora culpa a la prensa. “Los que quieren adelantar mi salida son ustedes, los medios, han estado duro y dale”, declaró ayer.

 

Se le olvida que hay un video que testimonia que al iniciar este año, el 14 de enero, declaró en el programa “A 8 Columnas”, de Radiotelevisión de Veracruz, sin que nadie se lo preguntara, que había aceptado la invitación para formar parte del gabinete de Claudia Sheinbaum. “Yo deseaba no crear expectativas, pero la hoy candidata a la presidencia de la república me hizo una invitación pública y la acepté, la acepté porque hace poco dije que no sé qué voy a hacer el día 1 de octubre”.

 

En efecto, en septiembre de 2023 Claudia Sheinbaum había cometido el error de declarar a Imagen del Golfo: “Si Cuitláhuac quiere venir conmigo, adelante”. Pero entonces era solo precandidata a la candidatura de su partido a la presidencia, por lo que comentó que aún no hablaba del tema con el gobernador, aunque dejó muy claro que tenía que terminar su encargo.

 

La semana pasada salió a decir que le “solicitó un poco de tiempo” (ajá) porque quiere “entregar cosas”. Ayer declaró: “Se lo dije a la ingeniero (sic) Rocío Nahle que sería un honor para mí estar presente en su toma de protesta, ceder la titularidad del Ejecutivo ahí aunque inmediatamente que tome protesta yo me retire, pero ser parte de ese evento histórico”.

 

Parece que por fin se convenció de que Sheinbaum no lo va a llamar antes de que termine su periodo constitucional el 30 de noviembre y ahora se amarra el dedo culpando de la versión a los medios: “… ya les he dicho que yo tengo cosas que hacer, que estoy metido en este trabajo, tengo que inaugurar, supervisar obras, dar a conocerlas porque luego no las quieren publicar”. Está considerado para integrarse al nuevo gobierno federal en una secretaría general de asuntos sin importancia (el columnista escuchó la versión de que lo pensaba nombrar como director de la Hora Nacional).

 

Qué otra cosa le puede ofrecer la presidenta electa cuando ve fotos y video en los que se le observa jugando una “cascarita” en lugar de dedicarse a gobernar.

 

En contraste, ayer Rocío Nahle publicó en las redes sociales que “Veracruz merece un enorme progreso. Por eso mi gobierno será de territorio, con la justicia y la equidad como pilares para el futuro”.

 

Y Manuel Huerta lo refuta en forma abierta

 

Mientras tanto, el senador electo Manuel Huerta no deja de refutarlo. Ayer, mientras que Cuitláhuac negó que haya una ola de asaltos en Cumbres de Maltrata, el exdelegado de Bienestar dijo que “no se puede tapar el sol con un dedo” y que se espera que la nueva gobernadora Rocío Nahle presente una buena propuesta para resolver el problema.

 

Mi solidaridad con la familia de Patricia Andrade del Cid

 

A Patricia Andrade del Cid la conocí desde finales del siglo pasado, cuando daba clases y era directiva de la Universidad Anáhuac, donde además fue maestra de mis hijos Arturo y Toño (Jesús Antonio).

 

Mujer valiosa, sin duda alguna, a lo largo del tiempo contemporizamos en diversas actividades, en especial en las relacionadas con la comunicación. Le gustaba la música, el baile, siempre acompañada de su esposo. Disfrutaba de la vida.

 

Estoy consternado por el trágico fin que tuvo el domingo pasado, y como todo un mundo que la apreciaba, incluido el académico de la Universidad Veracruzana del que fue mi compañera, me duele su partida anticipada. Aprovecho este espacio para en mi nombre, de mis hijos sus alumnos y amigos y toda mi familia expresar mi pesar y solidaridad a su familia.

 

 

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