Tenemos que hablar de “La casa de los famosos”, no porque se trate del programa que ha brindado una recuperación de audiencias a Televisa, logrando alcanzar millones de reproducciones que no tenía ni con “La rosa de Guadalupe”, sino porque este programa es una reproducción mediática de nuestra sociedad.
Si incluso a Andrés Manuel López Obrador se le pregunta su opinión del programa en una mañanera, como sociedad tenemos que entender de qué va este Reality Show que se presenta en una segunda edición mucho más exitosa que en la primera donde salió victoriosa Wendy Guevara.
En este programa las personas viven un encierro en una casa donde todo el tiempo están siendo grabados, remonta quizás a “Big Brother”, la diferencia es que las personas son figuras públicas de distintas áreas y se les divide en dos equipos, recibiendo asignaciones para poder librar las nominaciones de la semana donde corren el riesgo de ser expulsados.
En la primera temporada se popularizó Wendy Guevara, visibilizando a un sector de la población que sufre todo tipo de discriminaciones y calumnias, Wendy fue un ícono al triunfar en medio de todos los retos, se ganó el cariño de televidentes por su sinceridad y conocer su historia de vida también hacía posible la reflexión social.
La segunda temporada no es la excepción respecto a problemáticas sociales, nuevamente se reproduce la homofobia, vemos a personas internadas en la casa que hablan abiertamente de su depresión, pero también se visibiliza la misoginia, el machismo y la violencia, tanto al interior como al exterior de la casa. Sin duda este programa muestra lo mejor y lo peor de la humanidad, pero no sólo en medio de las paredes que dan espacio a este reality show, muestran la crueldad humana desde el exterior donde se suman personas a defender o criticar a sus favoritos.
Sin duda este es el nuevo éxito de Televisa y no se trata de ver a la televisora como el ente que busca un total control de la población, atrás quedó su poder y capacidad de dominio, pues ahora las audiencias son partícipes y responsables del contenido que se emite en la pantalla, sin embargo, si es digno de estudio el esfuerzo que la televisora ha puesto por captar la atención de las audiencias. La idea del programa no es nueva, es una copia de Telemundo, lo innovador es la selección de personajes, la difusión de contenidos que están al alcance de cualquiera a través de plataformas digitales.
Y por supuesto el posicionamiento es responsabilidad de las audiencias que se han enganchado con las problemáticas de violencia, con los insultos y las tramas que se tejen al interior de la casa.
Desde un punto de vista psicológico “La casa de los famosos” es un excelente ejemplo de experimento social, no solo por los patrones repetidos al interior de la casa, sino por la generación de todo tipo de reacciones al exterior. Incluso valdría la pena hacer un análisis del comportamiento que generan los distintos retos donde las reglas cambian a conveniencia de lo que demanda la audiencia.
Esta no es la primera vez que se puede poner bajo vigilancia a nuestra humanidad, tampoco es una sorpresa lo que se genera en los personajes bajo condiciones determinadas, no resulta inaudito ver hablar a un hombre con violencia y amenazas hacia sus compañeras, lo anterior sucede en la cotidianidad de igual cuenta a plena luz y bajo las miradas de múltiples personas. Lo que resulta innovador es que incomode verlo en pantalla, esto puede ser un punto positivo para Televisa pues quizás en lugar de reproducir patrones, nos invita a una nueva reflexión sobre qué papel estamos jugando realmente a la sociedad.
Si se mira este programa bajo un ojo crítico, tenemos la oportunidad de identificar qué nos hace verdaderamente humanos, ¿quién es realmente una buena persona? Y quizás ver con atención en qué momentos de nuestra vida estamos replicando esos mismos patrones de comportamiento que solo engendran odio y mayores problemas