Un inocente error en un encabezado de un portal de noticias (Nos quedaron a deber nuestros atletas: Ana Guevara), provocó una airada reacción de los cibernautas contra la directora de la CONADE. Y para cuando hicieron la corrección: “No quedaron a deber nuestros atletas: Ana Guevara”, ya le habían dicho de todo a la campeona mundial de los 400 metros en Paris 2003 y medalla de plata en Atenas 2004.
En realidad la señora jamás descalificó a nadie. Cuando una reportera le preguntó por qué México andaba “un poco corto” de medallas en la Olimpiada de París 2024, respondió que nuestros atletas estaban realizando su mejor esfuerzo y lo que habían logrado hasta ese momento en medallas era bastante aceptable.
Pero el error en el portal desbordó la ojeriza que los mexicanos le tienen a quien fue una deportista para presumir y hoy es una funcionaria que avergüenza.
Ana aseguró que nuestros atletas no quedaron a deber y esa es una verdad tan grande como el planeta. Ninguno, ni los que no pasaron de la primera ronda desmerecieron con su actuación, porque no fueron a pasear sino a rifarse el físico con los mejores del mundo. Pero a ellos sí les quedaron a deber.
El año anterior se armó un pleito que derivó en escándalo cuando por sus pistolas, Ana les quitó sus becas a las integrantes del equipo de natación artística. Lo bueno es que a las chicas no se les cerró el mundo; vendieron trajes de baño y buscaron patrocinadores para costearse su viaje al Mundial de Natación en Egipto, donde obtuvieron la medalla de oro por equipos.
Esto dejó muy mal parada a la sonorense que al enterarse de las maromas que tuvieron que hacer las jóvenes soltó cínica y abyectamente la frase por la que será recordada siempre: “Por mi que vendan calzones…”.
Y con eso se ganó y gratis, el desprecio de la raza de bronce.
Si bien es cierto que el presupuesto de esta administración para la CONADE es el más bajo de los últimos cuatro sexenios, eso no es justificante. Entre el 2021 y el 2024 al INE le rasuraron el 67 por ciento del presupuesto y no tuvo problemas para realizar las elecciones en esos años.
Y así están la mayoría de las dependencias que chueco o derecho, pero siguen jalando.
Aunque hay que decirlo; una cosa es la austeridad republicana (o como sea que se llame matar de inanición a las dependencias públicas), y otra bien diferente que a los atletas de alto rendimiento los tengan en la vil inopia.
Hace unas semanas Ana dijo en entrevista con ESPN: “Tarde o temprano me van a reconocer”. Y no ha tenido que esperar mucho porque ya se le reconoce… y desde endenantes, como decían las abuelas.
Casi desde principios de este sexenio se le catalogó como la funcionaria más corrupta del obradorato y se ha mantenido inamovible en ese primer lugar desde entonces.
En 2019 la Secretaría de la Función Pública le detectó irregularidades por 50.8 millones de pesos; en 2021 sumaron más de 100 millones. Y para no hacerte el cuento largo lector, hasta el momento esas irregularidades entre las que hay presunto desvío de recursos, suman 300 millones de pesos.
Si al recorte presupuestal se le restan esos 300 millones, es hasta natural que a los deportistas de nuestro país no les quede de otra que vender calzones, hacer rifas y buscar patrocinadores.
Pobre mujer, estoy seguro que si en sus manos hubiera estado, habría llevado a toda la delegación a comer al Au Pied de Cochon de París, pero la lana nomás alcanzó para que fuera ella.
Cuando le dijo al reportero de ESPN que tarde o temprano la raza de bronce la va a reconocer, recordé las palabras de Javier Duarte a un grupo de cercanos: “Hoy me acusan de todo lo malo que le sucede a Veracruz, pero más temprano que tarde me van a extrañar”.
¿Extrañar al hasta entonces peor gobernador de la entidad? Eso era un despropósito, un desatino, una tontería; simplemente era imposible.
Y sopas, que va llegando Cuitláhuac.
Aunque caray con el dilema. Porque extrañar a una funcionaria pésima si es sustituida por alguien peor, suena a puro masoquismo.
Pero si llega el propio Cuitláhuac a la dirección de la CONADE (con eso de que le prometieron chamba en el gobierno de Claudia Sheinbaum), en una de esas chance y sí. Sobrarán los masoquistas que echen de menos a la señora Ana Gabriela Guevara.
Uta ma… ¡pásumecha!