Los últimos cinco jueves el gobernador Cuitláhuac García estuvo más pendiente de los nombramientos en el gabinete de Claudia Sheinbaum, que de los incendios forestales, asesinatos, secuestros y feminicidios ocurridos en Veracruz, que aquí entre nos lector, nunca le han importado.
Como bien sabes, su anhelo era pertenecer a ese selecto grupo y estaba convencido que Claudia lo llamaría para ocupar una de esas apetecibles carteras, pero no se le hizo.
Su última esperanza era la secretaría de Turismo, pero la futura presidenta se decantó por Josefina Rodríguez Zamora, que no sabe nada de ingeniería mecánica eléctrica ni da clases en la UV, pero ni falta que le hace porque lo suyo es el turismo y a ello se abocará.
Quedar fuera de ese círculo de privilegiados debió dolerle en el alma al señor gobernador. Pero de lo perdido lo que aparezca mientras no se apague la flama de la esperanza.
Claudia debe nombrar a quienes conformarán su gabinete ampliado donde entran subsecretarios y directores de dependencias como el IMSS y el ISSSTE. Además, dará chamba a 2 mil funcionarios menores.
Es en este grupo donde entrará Cuitláhuac y tan lo sabe que la semana anterior aprovechó un viaje a Papantla para despedirse de la veracruzanada: “He tomado la decisión de seguir colaborando con la Cuarta Transformación, me van a tocar después otras tareas; pero no me despido porque voy a seguir regresando; nos vamos a seguir viendo”.
Nada de que me invitaron, nada de que la señora presidenta me hizo el honor, nada de que anduve rogando por un puesto de lo que fuera, no señor. Con la modestia que lo caracteriza, el gobernador dijo que él tomó la decisión de seguir pegado a la ubre presupuestal, pero ahora desde la Federación.
Ora pues.
El “nos vamos a seguir viendo” me recordó otros tiempos y otra época.
Faltando semanas para dejar el poder, Luis Echeverría hizo una gira por los estados del norte a los que su política agraria dejó en la vil inopia y ante los molestos agricultores dijo: “No me voy del todo; estaré pendiente de los avances del agro en esta zona. Esta no es una despedida, volveré para saludarlos”.
Echeverría nunca volvió porque no lo dejaron y Cuitláhuac tampoco lo hará por lo mismo. Pero nos deja un legado inolvidable.
Fíjate si no. Se va dejando un estado más inseguro y violento que cuando lo recibió, con 1,700 feminicidios del 2018 a la fecha (Trece en este mes de julio que aún no termina) y más de 2 mil 300 desaparecidos. Es primer lugar nacional en secuestros con 1,037; cuarto lugar en robo con violencia y está en el top ten del homicidio con más de 5 mil asesinatos dolosos. Ah, es tercer lugar en incendios forestales con 217 que acabaron con 14 mil 793 hectáreas de bosques.
Se va dejando un histórico desabasto de medicamentos, una red carretera intransitable; deja a unas madres buscadoras frustradas por falta de apoyos y una estela de latrocinio y corrupción igual o peor que la de gobiernos anteriores.
Con estos números Cuitláhuac no se irá del todo, de hecho, estará más presente que nunca aunque jamás se vuelva a parar por este estado que recibió fregado y está entregando fregado y medio.