Mi columna de ayer molestó tanto a uno de mis dos lectores, que me escribió un furibundo correo donde me dice lindeza y media porque según él, “injurié gravemente” al gobernador Cuitláhuac García, lo que es una falacia.
Ayer dije que Claudia Sheinbaum gobernará con un gabinete impuesto y heredado por López Obrador, donde probablemente repitan la mayoría de los hombres y mujeres que lo han acompañado en estos seis años.
Y es que según el presidente, esa será la mejor manera de darle continuidad a la (para mi desastrosa) transformación del país.
Pero agregué: “Aunque no te extrañe lector que perverso como es, el tabasqueño cuele a una desagradable sorpresa y el 1 de octubre veamos a Cuitláhuac García Jiménez, ocupando la cartera de la Secretaría de Educación Pública”.
Si eso es “injuriar gravemente” al mandatario estatal, le ofrezco desde aquí una amplia y pública disculpa. Aunque no creo que eso le baste a mi lector que en los últimos párrafos de su extensa misiva me dice:
“Aunque les duela a los mercenarios de la pluma como tu, Cuitláhuac García tiene asegurado un lugar en el gabinete de Claudia Sheinbaum, porque se la rifó por ella desde antes de que fuera candidata. Y porque tiene una inmejorable carta de presentación: ha sido el mejor gobernador en la historia de Veracruz.
“No se te olvide que en este gobierno se premia la honestidad y la lealtad y Cuitláhuac ha sido el funcionario más honesto y leal al presidente López Obrador.
“Atentamente
Tu Padre”
Lo cierto es que nadie ha llamado a Cuitláhuac para ocupar cargo alguno; el tipo se ha entusiasmado por su cuenta. Primero filtró el trascendido de que se iría como coordinador de la campaña de Claudia, lo que provocó estruendosas carcajadas.
Como eso no pegó, echó a circular el rumor de que se iría como secretario de Energía, luego como titular de Educación y no faltó quién lo candidateara a la Secretaría de Gobernación.
Y aunque Claudia no lo tiene contemplado ni para que abra o cierre las puertas de Palacio Nacional, es probable que a “sugerencia” de Andrés Manuel lo coloque en alguna oficina de medio pelo.
Pero en una de esas y como dije ayer, puede que el tabasqueño presione para que su sucesora lo acomode en una subsecretaría o incluso en una Secretaría, lo que sería fatal.
El lector me dice que una de las “pruebas fehacientes” de la confianza que le tiene Claudia a Cuitláhuac, son las incontables visitas que hizo a Veracruz donde lo reconoció públicamente. Y es verdad. Pero, ¿qué tan sinceros fueron esos reconocimientos?
En una de esas visitas, a Claudia no le quedó de otra que quemarle incienso a Cuitláhuac al decir que era un gran activo de la 4T y un excelente gobernador.
Digo, faltaba más. Gravísimo error de la señora hubiera sido echar pestes contra el hijo putativo que más quiere Andrés Manuel.
Pero cuando le preguntaron si lo llevaría a su gabinete, se le congelo la sonrisa y respondió con un glacial: “Ya veremos”.
Así como Marcelo Ebrard jamás estuvo en el radar de López Obrador para llevarlo a la presidencia, así Cuitláhuac no está en los planes de Claudia para acomodarlo como titular de una Secretaría.
Si el tabasqueño desechó a Marcelo nomás porque con su brillantez, pragmatismo e inteligencia lo opacaba, Claudia rechaza a Cuitláhuac porque siendo como es, uno de los peores gobernadores que tiene el país, denigrará con su sola presencia el arranque de su presidencia.
Que ha sido leal al presidente, es verdad. Pero no creo que esa cualidad le sirva para ofrendársela a la próxima presidenta, que va a querer lealtad, pero exclusivamente para ella.
Que se la rifó por Claudia, es verdad. Pero eso qué. También se la rifó por Rocío Nahle y la zacatecana no lo quiere ni ver.
Imagina lector a Cuitláhuac en una secretaría de Estado. Futa… nomás de pensarlo dan calambres.
A menos que Claudia quiera un país más violento, más secuestrado, más desempleado, más pobre, más indefenso y con más miedo, entonces sí recurriría a Cuitláhuac quizá como asesor. Porque su “trabajo” en Veracruz, el hoyo en el que echó a la entidad, lo respaldan y lo recomiendan ampliamente.
De otra manera, no veo cómo.