- Las dirigencias que se aferran para no dejar el poder
- No renuevan sus cuadros políticos con sangre nueva
- Han obtenido algunos de los peores resultados en la historia
Por Miguel Ángel Cristiani G.
Dice Pancho López el filósofo ateniense xalapeño que cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar y eso es lo que deberían de hacer también los dirigentes de los partidos que no lograron convencer y mucho menos ganar en las pasadas elecciones federales y estatales.
Por lo pronto, ya este lunes, el Instituto Nacional Electoral INE notificó oficialmente al PRD Partido de la Revolución Democrática que inicia el proceso de desaparición por la raquítica votación que obtuvo y que no justifica de ninguna manera el estar recibiendo subsidios millonarios.
Coincide Pancho López con los analistas políticos, que la desaparición del PRD que fue fundado por destacados miembros de la izquierda mexicana, entre otros Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Hernández y Porfirio Muñoz Ledo, no supo actualizar y renovar sus dirigencias, ni en sus cuadros políticos, ni en los propósitos fundamentales.
En ese afán de aferrarse al poder, ya desde ahora también, los presidentes del PAN, Marko Cortés, y del PRI, Alejandro Moreno, a nivel nacional, descartan renunciar tras los resultados de la coalición Fuerza y Corazón por México, a pesar de haber obtenido algunos de los peores resultados en la historia de sus partidos.
Pareciera que no se dan cuenta que la hegemonía política del PRI colapsó en los cinco años del liderazgo de Alejandro Moreno.
Además de haber perdido 80.3% de su militancia y 11 gubernaturas, entre ellas cinco bastiones, necesitó del PAN y el PRD para retener Coahuila y recuperar Durango.
También cayó al cuarto lugar en la preferencia política nacional, tiene sólo 2.1% de las curules estatales y no ganó ni una por sí solo a nivel federal.
Con 60% del cómputo distrital de la elección presidencial, contabilizaba 9.8% de la votación, por debajo del 10.18% de Movimiento Ciudadano.
La elección de 2 de junio agudiza debacle priista según el cómputo presidencial, cayó al cuarto lugar de las preferencias electorales a nivel nacional, al contabilizar 9.8% de la votación.
En cinco años del liderazgo de Alejandro Moreno, el PRI acabó con su hegemonía política, pues perdió el 80.3% de su militancia, 11 gubernaturas, entre ellas cinco bastiones, y necesitar del PAN y el PRD para retener Coahuila y recuperar Durango, amén de caer al cuarto lugar en la preferencia política nacional, tener sólo el 2.1% de curules estatales y no ganar ni uno por sí solo a nivel federal.
Respecto de las elecciones de 31 congresos estatales –en Coahuila sólo se eligieron ayuntamientos—el PRI debió sumarse a sus aliados del PAN y el PRD para obtener triunfos en sólo 116 distritos de todo el país.
La derrota electoral en gubernaturas, que comenzó a registrar desde el año 2021 cuando perdió Colima, Campeche, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas; en 2022, cuando perdió Hidalgo y Oaxaca y en 2023, cuando dejó de gobernar el Estado de México, se refleja ahora en la escasa votación que registra.
Cuando Alejandro Moreno Cárdenas llegó a la presidencia del partido, con el respaldo del 83.04% del millón 247 mil 810 priistas que votaron, el INE tenía el registro oficial de siete millones 203 mil 191 priistas verificados; el año pasado, en la última actualización pública de la militancia partidista, el PRI tenía un millón 411 mil 889 militantes; es decir, en cinco años perdió cinco millones 791 mil 302 afiliados, equivalente al 80.3 por ciento.
Con Alejandro Moreno al frente, el PRI ha perdido 11 gubernaturas.
Lo que alguna vez fue un bastión impenetrable, ahora es sólo un recuerdo. La militancia ha disminuido dramáticamente. Moreno ha llevado al PRI a una derrota tras otra. Mientras Morena y Mario Delgado, su líder, celebran, el PRI se sumerge en la desesperación.
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