*** Señalan a Héctor Eduardo Ciprián Méndez de no controlar sus “demonios y vicios” personales, siendo constante su ausencia en la dependencia estatal.
***La operadora de Política Regional Julia Hernández Ortiz es protegida por el diputado local Rafael Gustavo Fararoni Magaña.
***Con carreras truncas incrustan a funcionarias que hacen negocios a costa de la Dirección.
Los graves problemas de operatividad y gestión gubernamental en el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez son gracias a una nula gestión en el área de la Dirección de Política Regional en el Estado, donde impera el desorden y las pésimas condiciones laborales prohibidas por la ley. Uno de los nombres que denuncian por abuso de poder es Julia Hernández Ortiz, quien ocupa el cargo como subdirectora de Organización y Funcionamiento Regional dependiente de la Dirección de Política Regional en la Secretaría de Gobierno, señalada como incompetente y arbitraria, que grita e insulta a los trabajadores y los hace trabajar horas extraordinarias sin pago alguno.
Se debe puntualizar que Julia Hernández Ortiz no cuenta con título, ni cédula profesional, como consta en la página de Directorio Curricular de la Secretaría de Gobierno del Estado de Veracruz y únicamente tiene una tira del certificado de estudio de Licenciada en Informática, siendo una carrera trunca y mostrando actos de corrupción, por no tener el perfil para el cargo. También sorprende su precaria síntesis curricular donde se advierte que anteriormente se desempeñó como Gerente de la Fábrica de Hielo Cubi- Glu en San Andrés Tuxtla, propiedad de la familia Fararoni Magaña, padres del diputado local y presidente de la Comisión de Vigilancia Rafael Gustavo Fararoni Magaña.
Julia Hernández Ortiz amenaza y amedrenta imponiendo un pésimo clima laboral, asegurando que el diputado local Rafael Gustavo Fararoni Magaña es su padrino político y que tienen una estrecha amistad, debido a que ella fue secretaria particular de Rafael Fararoni Mortera y en ese tiempo, Julia se ostentaba como abogada, lo cual es falso, ya que en la página de la Secretaría de Educación Pública se observa que ella no cuenta con cédula en ninguna licenciatura.
Hay un nuevo dicho popular que dice “Para ser funcionario de Morena sólo se requiere carrera trunca y ser corrupto” y Julia Hernández Ortiz llena ese requisito. En la Dirección de Política Regional no la quieren los empleados y le apodan “La Chimuela”, pues ella obedece ciegamente lo que el Director Héctor Ciprián Méndez le ordene, es su incondicional ya que él se ausenta con frecuencia y Julia Hernández tiene el absoluto control de dos Subdirecciones, la subdirección de Estrategias y Acciones para la Estabilidad Social a cargo del titular Manuel Francisco Cruz Florencia, quien siempre actúa con bajo perfil y Julia es la que dispone qué hacer, siendo catalogado este subdirector como un funcionario florero y gris personaje que sólo se dedica a ser la sombra de Héctor Ciprián Méndez y su mayor función es acompañarlo a las Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz, enviar información vía WhatsApp cuando tenga alguna participación el incapaz Director, descuidando sus funciones.
Y Julia Hernández ha sabido aprovechar esa ausencia volviéndose la “mandamás” y el poder absoluto, dando órdenes descabelladas como ordenar la pinta de bardas en cada uno de los Distritos del Estado y ha solicitado a cada Delegado de Distrito pintar la serigrafía con la leyenda “Claudia Sheinbaum SÍ VA” y a los mismos delegados les exigió pagar las pintas con sus propios ingresos, de no acatar su instrucción, serían dados de baja en sus puestos.
También les exigió beneficios propios según la zona de cada trabajador, que le lleven chorizos, mangos, plátanos, panes o cualquier producto que a ella le guste y para su consumo sin pago alguno. Los Delegados le llevan dichos productos para evitar represalias, ser dados de baja o los castiga dejándoles de dar el apoyo para la gasolina, siendo vital para realizar sus funciones. Julia Hernández Ortiz es explosiva, corrupta y rencorosa, si los Delegados le contradicen ella tiene personas de su confianza como Flor Huerta, quien le “lleva chisme” y aprovecha el desorden existente para llevar todos los días a su menor hijo al trabajo y el menor peligra pues anda corriendo por los pasillos de Palacio de Gobierno.
Si alguien requiere alguna información de los trabajadores es a través de Flor Huerta quien come en el escritorio de Julia Hernández y el menor de edad casi no asiste a la escuela. Este menor de edad, como se aprecia en fotos de la página de Política Regional, hace actividades de proselitismo, lo llevan a las actividades de chapeo que organiza la Dirección de Política Regional y lo que es peor, en algunos otros eventos de la Dirección el menor aparece vestido con uniforme de la Dirección de Política Regional como si fuera un empleado más, también participa en el desfile de catrinas y el menor se presenta diariamente a la oficina, anda por todos los departamentos y juega fútbol en los pasillos al fútbol.
Sin demeritar la superación de muchos empleados, Flor Huerta se desempeñaba como ayudante doméstica en la Dirección de Política Regional y luego la asignaron como analista administrativo sin tener estudios y su único mérito es controlar y movilizar a gente humilde de la localidad de El Tronconal para las votaciones que requiera MORENA.
Y nos comentan: “Los Delegados estamos desesperados ante tantas irregularidades, gritos, maltratados, falta de respeto de Julia Hernández Ortiz, quien nos grita por teléfono que ya quiere la información inmediatamente, nos solicita dinero para hacer fiestas o celebrar el cumpleaños del Director Héctor Eduardo Ciprián, exige de $800 a 1000 pesos por persona, más el regalo y éstos son específicos pues no es cualquier regalo, también pide que lleven alimentos como ollas de tamales, pastel, entre otros a costa de los invitados y para celebrar al jefe Héctor Ciprián Méndez con fiesta temática y música, sin que salga un peso de la bolsa de Julia, engañó a varios Delegados que les solicitó el recurso y después no fueron invitados el día del cumpleaños del Jefe, argumentando Julia Hernández que se le olvidó enviar la ubicación del lugar, ya que algunos Delegados se encuentran en otros municipios del Estado”.
Julia Hernández es señalada de embolsarse gran parte de lo recaudado, quedándose con el efectivo y los Delegados no se pueden quejar con Héctor Eduardo Ciprián por ser una persona emocionalmente “inestable” gracias a sus vicios personales y los trabajadores han constatado problemas de este director de Política Regional dejando el baño vomitado en el privado de Ciprián Méndez y sus demonios personales no los maneja adecuadamente, ni su amiga personal Gabriela Fernández , quien es parte de su equipo.
Gabriela Fernández es la encargada del Área Administrativa y factura todas las cuentas sobre la compra de alcohol, alimentos que se requieran para los reventones, así como pago de hoteles, renta de cabañas, casas de playa, viáticos y gasolina para traslado de su equipo de “juerga”, integrado por Claudia García Coquet, quien también cuenta con carrera trunca y es secretaria particular de Héctor Eduardo Ciprián Méndez, siendo muy, pero muy allegada a él y es del conocimiento de Gabriela Fernández, siendo para esta última su prioridad el manejar las finanzas.
Si bien Claudia García Coquet también fue incondicional de Salvador Patricio Villar, el mismo que ocupó la titularidad en Política Regional y fue despedido gracias a que Héctor Ciprián Méndez intencionalmente le echó tierra con el entonces secretario de Gobierno Eric Cisneros Burgos, para que Héctor Eduardo pudiera escalar a ese puesto.
Otras de las personas que ocupan cargos en la mencionada Dirección son Ruth Maleni Moreno, de profesión nutrióloga y mano derecha de Héctor Ciprián Méndez, ella se encarga de bloquear a todas las personas que acude o requiera algún servicio de la Dirección de Política Regional, pues el titular nunca está en su oficina, es imposible el acceso, ni pueden tener algún diálogo con el Director cuando este se encuentre, pues muchas veces llega en estado etílico.
Héctor Eduardo Ciprián Méndez no resuelve ningún asunto, se pierde por varios días y es ahí en donde Julia Hernández dispone lo que se le antoja en la dependencia. Los empleados Rodolfo Tapia Cupido y René Cruz Uscanga son incondicionales y forman parte de su equipo, siempre acompañan al Director a todos lados.
Si alguien acude a solicitar audiencia con el actual secretario de Gobierno Carlos Juárez éste hace caso omiso y es Julia Hernández quien hace negocios junto con su amigo cercano, un elemento de la Secretaría de Seguridad Pública con la clave “Roca”, para ejercer abusos en contra de manifestantes a quienes detienen y son trasladados al Cuartel de San José, donde les fabrican delitos con la complicidad con policía con clave “ROCA”, para obtener dinero utilizando esas malas prácticas.
La oriunda de Catemaco, Julia Hernández Ortiz asegura en su CV que se ha desempeñado como gerente de la Comercializadora de Cerveza de Los Tuxtlas y como gerente de la Fábrica de Hielo CUBI GLU propiedad del “Zar de la Cerveza” Rafael Fararoni Montera, conocido como “Fallo Coronita”, con la ayuda de este último ascendió al cargo de funcionaria pública según comentarios de la propia Julia, cuando en realidad quien manda en estas empresas es Martha Elba Fararoni Mortera
Julia Hernández no tiene ninguna experiencia en el Servicio Público, le ayudaron por su gracia de ser corrupta y ha trabajado como almacenista en la Secretaría de Protección Civil, en la cual estuvo laborando en el año 2016, durante el periodo de Yolanda del Carmen Gutiérrez Carlín y por actos de corrupción tuvo problemas con Gutiérrez Carlín, porque sustraía artículos del Almacén de Protección Civil, consistentes en colchonetas, ropa, chamarras, chalecos, láminas, lanchas inflables, entre otros. Julia es tan corrupta y no le importó que estos objetos fuesen usados para poder llevar a cabo actividades de auxilio a la ciudadanía veracruzana.
Por eso es normal para ella adquirir objetos o recursos ajenos para su beneficio personal y eso lo hace en la Dirección de Política Regional, donde le enviaron una donación de pollo y verduras destinadas para repartir a gente de escasos recursos y Julia Hernández Ortiz ordenó que la repartición sólo sería para su equipo de trabajo y empezó la rapiña, causando pleito e indignación entre los demás trabajadores. Los víveres no llegaron a su destino, ni fue capaz de ordenar que se repartieran los pollos con la gente de intendencia y gente necesitada. Todo el pollo les tocó a sus subalternos, quienes tienen sueldos de aproximadamente $20 mil pesos y quienes pueden obtener alimentos por su sueldo.
Y los trabajadores nos aseguran: “Éstos alimentos los facturaron a costa de la Secretaría, no tienen vergüenza, se comieron los pollos como si fueran unos muertos de hambre y tiraron los vegetales a la basura para evitar los malos olores; lo mismo sucedió con despensas, la subdirectora ordenó seleccionar los productos enlatados y galletas de su preferencia y que se los llevaran a su casa, dejando lo que no quería, para formar despensas que sirven para condicionar el voto de la gente que llega a solicitar algún recurso”.
Estos flamantes funcionarios estatales son indolentes, flojos y disfrutan realizar actos de corrupción como Julia Hernández Ortiz, quien no es digna para el puesto de subdirectora, pues se ha dedicado a engañar y a estafar a muchas personas y son los trabajadores quienes están indignados y dolidos por toda la mala experiencia, humillaciones y discriminación, sin recibir trato digno, violentando sus derechos laborales, obligado asistir a todos los eventos de Morena y condicionar su permanencia. Y denuncian: “Tenemos que ir a votar por Morena el 2 de junio del año en curso y cada uno llevar a 30 personas. Han estado despidiendo a compañeros, sobre todos los que han sido por contrato ETA que son los que menos salario perciben y todos tenemos familia qué mantener y no queremos seguir laborando en estas circunstancias y menos perder nuestro empleo por no cumplir con las condiciones impuestas, los únicos que se han salvado es el personal sindicalizado, con ellos no se meten, ni los saludan, ni los toman en cuenta para nada, ellos seguirán conservando sus empleos y su situación laboral es diferente”.
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