No es con lloriqueos como se gana, decía Nahle… y se pone a lloriquear

* El enriquecimiento, su lado débil  * Otra que esgrime la violencia de género  * Y en el war room de Pepe Yunes ríen  * Huerta le llamó desinflada y aguantó  * Cazarín, Cuitláhuac, Cisneros y los Robles la traicionaron y no lloró  * Pero el escándalo de corrupción sí impacta en la intención de voto… y Rocío lo sabe

 

MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO

 

Publicada en mussiocardenas.com

8 de abril de 2024

 

Con el lodo al cuello, Rocío Nahle olvidó sus decires: que no es con lloriqueos como se gana una gubernatura. Hoy lagrimea y se duele, se victimiza y anuncia que denunciará a Pepe Yunes por daño moral.

Y en el war room del PRIANRD ríen. Hay gozo. Lo festinan el de Perote y su séquito. Los dardos de las mansiones, el enriquecimiento, el Clan de Dos Bocas y su ilegitimidad para aspirar al gobierno de Veracruz por no ser nativa de la entidad, literalmente la desquiciaron… más de lo que ya está.

La felpa de la mansión en El Dorado, la del Country de Villahermosa, la de La María de la Piedad en Coatzacoalcos, y la sobrina prestanombre y el esposo incómodo, el célebre Peña Peña que ya se siente gobernador bis o tripulador oficial, la hicieron cambiar el guión.

“No es con lloriqueos como se gana una gubernatura”, había lanzado la oriunda de Río Grande, Zacatecas, envalentonada, cuando Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla– acudió a la Fiscalía General de la República y denunció presunto enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

“Yo desde aquí le vuelvo a decir que las campañas se ganan con votos y aquí en Veracruz. Yo soy una persona clara, de frente, de trabajo, soy una mujer de respeto y también respetable y soy una mujer que siempre he dado resultados”.

Ni tanto. Norma Rocío Nahle García es un fiasco. Falló con su cruzada contra el huachicol, en elevar la producción de petróleo, rescatar el sistema de refinación, construir la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. Fracasó en todo.

Y ahora la amnesia. Llora cuandoantes recomendaba no lloriquear.

Le aguantó más a los suyos. Le dio con todo Manuel Huerta, hoy candidato al Senado por Morena, quien llegó a decir que usaban a policías estatales para “inflar a la desinflada” y la confrontó imputándole, con sobrada razón, que fue ella, Rocío Nahle, quien había impuesto funcionarios nefastos, Eric Cisneros, Ramos Alor, Delia González Cobos, Xóchitl Arbesú, marcados por el escándalo y la corrupción.

Y a Juan Javier Gómez Cazarín, que de operador político en el Congreso de Veracruz pasó a ser apestado cuando decidió, por sí mismo, por sus muy re jodidas pistolas, llevar a las ratitas del PRI –Anilú, Kuri, Carvallo– al búnker de Claudia “Calca” Sheinbaum Pardo, sin fumar, sin pelar a la susodicha Rocío Nahle. Lo único que se sacó El Carón Gómez Caazarín fue quedarse sin diputación y sin la Secretaría de Gobierno en el remoto caso que la zacatecana ganara la elección del 2 de junio.

Y a Cuitláhuac García, la vedette que ocupa el cargo de gobernador, que hace un año rompió lanzas con su mentora y soltó el rollo que iría con Roberto Zenyazen Escobar García, entonces secretario de Educación estatal, por la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz. Luego se aplacó y el tal Zenyazen sólo ha servido de patiño de Nahle, sin acceso a la senaduría, enviado a ganarse en las urnas la diputación por Córdoba.

Y Eric Cisneros Burgos, ex secretario de Gobierno, compinche de correrías, pillastre de mente criminal, al que Rocío Nahle impuso como gobernador real, tripulándole las dos neuronas al desgobernador Cuitláhuac García, usando la Secretaría de Seguridad Pública para desatar una ola de terror que llevó a la cárcel a miles de veracruzanos. Cisneros rompió con Nahle, aspiró a ser candidato morenista al gobierno estatal, presumió haberla vencido en las encuestas de la contienda interna y al final se cayó.

Y a Mónica Robles y a su nefasto padre, el pseudoperiodista José Pablo Robles Martínez, mercenario de la información, fidelista, duartista, que osaron disputarle a Nahle la candidatura. En respuesta, Rocío vetó a Mónica no sólo para el gobierno de Veracruz sino para la senaduría, de la que salió maltrecha y convertida en el hazmerreír por lo soberbia y lo ilusa.

Jefa de la mafia, lideresa de una pandilla de #corruptos y abusivos, Rocío Nahle solía decir que su campaña era de respeto, que no respondería ataques, que haría propuestas. Era tan estéril la crítica de los suyos que no se enganchó.

Pero con Pepe Yunes la paliza es letal. Y cuando la sospecha de corrupción llega a la instancia judicial, Rocío Nahle se alarma.

“No es con lloriqueos como se gana una gubernatura”, recetó la zacatecana cuando el candidato del PRIANRD, o sea Fuerza y Corazón por Veracruz, llegó a la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de la Fiscalía General, y la denuncia.

Y más cuando Pepe Yunes va con Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, y habla en conferencia de prensa, y desmenuza la denuncia, y cita El Dorado, la mansión de 40 millones de pesos enclavada en una de las islas que conforman en fraccionamiento, lo más fifí de Veracruz, porque si algo repudia Rocío Nahle es la austeridad, y el rollo de la pobreza es eso, rollo, y le da urticaria escuchar la palabra austeridad.

Y al continuar el serial de mansiones que mantuvo en el silencio, y ver que el empresario Arturo Castagné no se arredra, y que le suelta una y otra y le anuncia más, le brota lo zacatecano, lo frijolera de Río Grande, su tierra natal, y anuncia que ya merito denuncia a Pepe Yunes por daño moral.

“Yo como ser humano, como madre, como esposa, como trabajadora –dice en tono melodramático–, tengo que interponer una denuncia por daño moral, pero también porque yo represento a millones de veracruzanas. Y yo estoy en contra y voy a combatir la violencia contra las mujeres en cualquier sentido. Por eso lo voy a hacer, por eso exactamente voy a hacer la denuncia”.

¿Quién le habrá dado a la zacatecana la representación de “millones de veracruzanas”?

Su perorata es infame. Así como ha esgrimido que es objeto de discriminación por impedirle ser candidata por no ser nativa de Veracruz ni hija de padre o madre veracruzanos, REQUISITO NÚMERO UNO ESTABLECIDO EN LA CONSTITUCIÓN DE VERACRUZ para aspirar al cargo, y que Nahle no lo acredita, ante la denuncia de Pepe Yunes aduce “violencia contra las mujeres”.

Es patraña pura. No es un asunto de género. Se trata de un tema de corrupción, de enriquecimiento ilícito, de presunto lavado de dinero, de recursos de procedencia ilícita, de delincuencia organizada, de evasión fiscal. Es un tema penal que, como dijo Arturo Castagné, arrastrará a su sobrina, Maribel Hoyos Peña.

Nahle es jocosa. Chistosa natural, es como la rata que no sabe salir del agujero y divierte a los demás. No halla la salida del laberinto en que se metió por las mansiones de El Dorado, El Country y La María de la Piedad, la red de corrupción, los negocios en Dos Bocas, las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, el cuento de que en tres años la refinería estaría produciendo –van tres años nueve meses–, el engaño de que se construiría con 8 mil millones de dólares –160 mil millones de pesos– y hoy supera los 20 mil millones de dólares –casi 400 mil millones de pesos al tipo de cambio actual–.

Y al primer fogonazo, la denuncia ante la FGR, revela dónde está su debilidad. Muestra el flanco débil, el lado sensible, la fisura donde se ha de cuartear.

Aconsejaba no lloriquear para ganar la gubernatura y tres Doritos después se puso a lloriquear.

Y en el war room de Pepe Yunes ya le hallaron dónde pegar.

 

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