Invadió Ecuador nuestra soberanía

Ni las más sangrientas dictaduras militares latinoamericanas se atrevieron a invadir embajadas como sucedió con el presidente ultraderechista de Ecuador, Daniel Noboa, quien ha pasado mucho más tiempo de su vida en Estados Unidos que en el país que ahora gobierna.

Para Noboa era necesario encontrar un enemigo común fuera de Ecuador, porque el país se le deshace en las manos, ya que llegó con muchas dificultades al poder, debió unificar votos de la derecha y el centro para llegar a la Presidencia de su país, luego de cinco intentos fallidos.

Por otro lado, la derecha latinoamericana le presionó para que en Ecuador no quede huella de la imagen del ex presidente Rafael Correa, quien organizó el pueblo, y elevó el nivel de vida de los ecuatorianos a niveles inimaginables durante su gestión. La presencia de Rafael Correa en el poder de Ecuador fue un claro ejemplo de lo que puede hacer un gobierno democrático y basado en la voluntad popular por su país; sin embargo, como sucede en otros países, la derecha rabiosa, se organizó introduciendo el miedo a través de los medios de comunicación que siempre estarán del lado de la gente poderosa económicamente, y Correa, a pesar de poder reelegirse prefirió ir a vivir a Europa, de donde es su esposa y estudian sus hijos.

El sucesor de Correa, Lenin Moreno, aparentemente de izquierda, deshizo todo lo realizado por Correa en cuanto llegó al poder. Desmembró las organizaciones sociales y traicionó el movimiento, a grado tal que encarceló a los dirigentes del partido que lo llevó al poder. La idea era, y sigue siendo, borrar de la memoria del mundo la gestión de Rafael Correa. Cuestión que es una obsesión en la derecha latinoamericana, y que podría instalarse en otros países como México.

Al llegar Noboa, un junior, hijo del hombre más rico de Ecuador, nacido en Miami, y con preparación académica estadounidense, el país empezó a rebelarse. Sucedió lo mismo que con Javier Milei en Argentina, a los dos días los ecuatorianos se arrepintieron de haber votado por él, así que necesitaba un enemigo común para legitimarse, pero la población, advirtió desde el principio su intención, sobre todo luego de haber encarcelado a más de cinco mil partidarios de Rafael Correa, a quienes calificó de terroristas.

Así, encontró en la figura de Jorge Glass, la mejor manera de provocar la sensibilidad política de los latinoamericanos democráticos y lo calificó de delincuente común, tratándose de un preso político. Glass, de 55 años, fue electo en 2013, -junto con Rafael Correa-, como vicepresidente, y reelecto en 2017, presidente del Fondo de Solidaridad, Ministro de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, y Ministro coordinador de Sector Estratégico.

Para deshacerse de Glass lo acusaron de abuso sexual, sin pruebas. Fue entonces que el gobierno de México le ofreció asilo, y estaba instalado en la embajada mexicana de Ecuador, porque evidentemente se trata de un perseguido político, y estaba a punto de partir de Quito a la ciudad de México, cuando la invasión a territorio mexicano se llevó a cabo violentamente, maltratando física y verbalmente. al diplomático mexicano, Roberto Canseco, quien trató de impedir, desarmado y sin más protección que su propio cuerpo, el arribo de militares y soldados ecuatorianos.

La derecha latinoamericana está desesperada, ve diluir su fuerza política y advierte que en las urnas la suerte no le favorece, sólo la violencia y la fuerza que les otorga el poder económico es su único apoyo, con el cual invadieron territorio mexicano.

Al saber la invasión el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, solicitó a la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, suspender –suspender, no romper—relaciones diplomáticas son ese país. Ya había retirado a la embajadora mexicana, Raquel Serur, dos días antes, dejando como encargado de despacho, precisamente a Roberto Canseco.

Ahora, la embajada mexicana en Ecuador, tendrá que desalojarse y esperar el arbitrio de tribunales internacionales a los que acudió la cancillería mexicana para que se haga justicia. No son tiempos de pelear entre hermanos, son de hacer justicia y serle leal a la población. Desde hace meses, desde su toma de posesión como presidente el 15 de octubre del año pasado, Daniel Noboa no ha sido fiel a los mandatos de su pueblo. Las revueltas suceden en todos los rincones de su país y si creyó que atacando la embajada mexicana tendría al pueblo a su favor se equivocó.

Noboa es un burócrata de ideología inconsistente que sólo sabe obedecer, sobre todo los mandatos de Estados Unidos. Estudió administración de Negocios en la Universidad de Nueva York, estudió la maestría en la Kellogg School of Management. Un año después, consiguió la maestría en Administración Pública en Harvard. Cursó la maestría en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica en la Universidad George Washington.

Se trata de un mandatario poco razonable, cuando va de gira hace escándalos en restaurantes, se emborracha, hace esperar a otros mandatarios porque está crudo, como sucedió con los reyes de España a quienes hizo esperar en una reunión porque el señor todavía no se reponía de la borrachera de un día anterior.

Está acusado de aparecer en los Panamá Papers de lavar dinero, es acusado de un sinfín de corruptelas que se suman a las actividades que el pueblo ecuatoriano rechaza.

En México, ya la derecha mostró que es más importante el odio que le tienen al presidente López Obrador que la soberanía de su país, insisten en calificar, sin saber nada, desde luego, de delincuente común a Jorge Glass y de culpar al Jefe del Ejecutivo de mantener una mala relación con otros gobiernos, como si al poder impuesto de ecuador pudiera llamársele gobierno. En nuestro país la indignación creció a grado tal que organizaron marchas a la embajada de ecuador en la Ciudad de México, la tarde del 6 de abril, a las 16 horas en la calle de Tennyson.

La derecha va con todo, quiere colocar como líder de América Latina a títeres de Estados Unidos como Javier Milei, quien tiene al borde de la hambruna a los argentinos, su moneda se devaluó 120 veces más que la moneda de Venezuela en sus peores momentos y la inconformidad social crece.

La invasión de Ecuador a la embajada de México en Quito, merece, por lo menos un encarcelamiento de por vida al imberbe aprendiz de dictador de Daniel Noboa. No es sólo una violación a la soberanía de México sino al derecho internacional. De perdonarse estas acciones empezarán a repetirse por todo el mundo.

PEGA Y CORRE.- Los panistas a veces amanecen especialistas en energía y es ahora el gobernador del estado más violento del país, Sinhué Rodríguez, quien asegura que el litio ya no es alternativa de energía, ahora es el hidrógeno, sólo porque abrió una planta, con inversión extrajera. Es decir, ellos siempre tienen la razón, aunque luego echen todo a perder…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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