Va siendo la hora de que empecemos a reflexionar sobre el futuro de Veracruz. Es hora que decidamos el camino a seguir los siguientes años.
Decidir por el futuro de nuestros hijos.
Son momentos de hacer un balance sobre si en verdad nos ha dejado satisfechos el gobierno de Cuitláhuac García y que lo mejor que nos va a suceder los siguientes seis se llama Rocío Nahle.
Va siendo la hora de que sentemos en el banquillo de los acusados a quienes entregaron Veracruz al crimen organizado, se llevaron nuestros recursos financieros para sus bolsillos y proyectos fracasados y quieren más de lo mismo.
Son tiempos de decisiones, de observar y decidir en torno a dos aspirantes harto conocidos que pretenden gobernarnos.
De parte del sector oficial está la dama oriunda de Zacatecas, Rocío Nahle, quien vivió la mayor parte de su vida allá y en su afán de poder a cualquier costo mandó corregir la Constitución de Veracruz para gobernarnos.
Su fama de corrupta ha permeado en amplias capas de la ciudadana y son del dominio público las evidencias de su enriquecimiento ilícito.
Sus impresentables cartas de presentación ante la ciudadanía veracruzana son propiedades que exceden los 60 millones que se le acreditan del 2018 para acá.
Son recursos millonarios no acordes a lo que gana un servidor público del más alto nivel, son focos de alerta que ponen en serio riesgo lo que eventualmente sucederá con nuestro patrimonio.
Negocios con los hijos del presidente López Obrador, con sus compadres, amigos, socios, la familia en tercero y cuarto grado y una fortuna superior a los 3 mil 600 millones de pesos son parte de sus galardones.
A ello se suma el impresentable marido José Luis Peña, con fama de ser el “Rey de la Transa” al manejar todos los contratos sin licitación de Dos Bocas que aún no arroja un litro de gasolina.
Es eso y lo que suma en el día a día.
Su forma soez de expresarse ante los cafeticultores, el desconocimiento de la geografía e historia municipal, las vallas de acero que impiden se le acerque el “pueblo bueno”, el confundir a nuestros héroes de uno y dos siglos atrás con alcaldes que solo se atreven a reír y burlarse y esos desplantes y mal modo al igual que las amenazas y malhumor manifiestos.
En la contraparte crece un aspirante, Pepe Yunes, que oferta seguridad para las familias, regresar los programas sociales y servicios médicos a los 212 municipios y colocar a Veracruz en los primeros planos del desarrollo y progreso a nivel nacional e internacional.
En una palabra, a regresar el orgullo veracruzano.
Pepe será el gobernador, un gobernador de verdad, que sí barra para atrás y meta a la cárcel a los saqueadores de Veracruz empezando por Cuitláhuac García.
Será quien irá por el rescate de Veracruz y regresará la alegría que un día, allá por 2018, se perdió por perseguir el sueño chairo.
El 2 de junio se acerca… ¡No podemos equivocarnos!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo