Por más que el presidente vino a darle respiración boca a boca nomás no reaccionó, tan solo la llevó a los estertores.
Fue el cáncer de la corrupción la cual la invadió y en no mas de diez semanas, hacía el 2 de junio, se espera su deceso político, que descanse en santa paz de tanta madriza.
Fueron muchos los males que se le vinieron encima, pero sin duda la metástasis fue la que ya no pudo librar.
De hecho, ya venía con serios padecimientos desde 2016 producto de la corrupción que la invadió. A ello se sumaron presuntos contagios por sus ligas criminales, ser correo de dinero y entregas de sospechoso origen para el patrón a cambio de pactar compromisos a futuro, de esos compromisos inconfesables.
Sin embargo, ya para el 2018, hubo una ligera mejoría.
Con el triunfo del jefe en la bolsa, una jugosa cartera -una Secretaría de Estado como premio- y la responsabilidad de construir el sueño energético con 240 mil millones de pesos en la bolsa, hicieron que su salud mejorara aun cuando ya padecía la pérdida de la memoria, según observó el “pueblo bueno”.
En ese inter, 2018-2023, sin embargo, su salud empezó a deteriorarse.
La enfermedad la invadió paradójicamente por la acumulación desmesurada de bienes materiales, esos malditos bienes materiales que tanto dañan, son los que terminarían destruyéndola.
Y todo por un desbocado incremento de los negocios en el marco de la pandemia con la venta de ventiladores para hospitales con CFE, con los bisnes de la basura con Cuitláhuac, los oscuros tratos con el Bola #8 mientras fue su aliado, el tráfico de influencias y los miles y miles de contratos a cargo del malencarado esposo.
Pero, a no dudar, la gota que derramó totalmente la bilis y le extendió el cáncer de la corrupción por todo el organismo, fueron sus propiedades.
Ello la llevó a la fase agónica.
Renta, venta, compra, tratos y negocios de familia, prestanombres, escrituras confusas y el ser exhibida ante la opinión pública como una mujer corrupta por adquirir mansiones cercanas a los 50 millones de pesos; comprobarse la compra de terrenos en fraccionamientos exclusivos de la costa más cara de Veracruz con montos superiores a los 4 millones por terreno, se tradujeron en un infarto masivo.
Ya no se repuso.
De hecho, ya no se pudo levantar de la lona, a pesar de haber aguantado como las meritas machas hasta el final.
Y lo que falta.
Al paso de los días tendrá que mostrar su cuenta de ahorros, la fortuna de la familia, el acceso millonario de modo ilícito para compadres y amigos y los destinos fiscales donde está el secreto mejor guardado.
A su inminente desaparición política también se acusa ¡Ya pa´que! el falso diagnóstico de su jefe político, de su cuidador y solapador, de su protector quien siempre le repetía “¡No pasa nada… son los conservadores, es de que fue Loret!”.
Puro engaño, puras verdades a medias.
Siempre argumentando a sus gobernados que estaba requetebién cuando estaban requetemal, lo cual dio lugar a que la fuereña un día amaneciera al borde del deceso político.
Que no sería la gobernadora porque los veracruzanos determinaron que fuera un honesto, que fuera un veracruzano que creo se llama Pepe Yunes.
Las exequias de la dama de Zacatecas habrán de celebrarse en el exilio, en una embajada que aún no se determina.
¡Pendiente!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo