El ingeniero Fernando Padilla Farfán comenta el trabajo de Loreto Ruíz-Ocaña, sobre los estudios del psiquiatra y profesor de Harvard, Robert Waldinger, que tratan de cómo lograr ser feliz.
Robert Waldinger es un psiquiatra estadounidense, profesor de Harvard y es el cuarto director del mayor estudio sobre felicidad humana que se ha realizado y que comenzó nada menos que en 1938. Con datos de personas a las que se siguió y estudió durante ocho décadas se demostró que el componente social y presencial (la tecnología no lo sustituye) es fundamental para la felicidad del ser humano.
La salud y el éxito profesional influyen, pero nada es tan importante para alcanzar una vida larga, plena y satisfactoria como lo son las relaciones personales. Según explica el propio Waldinger en una charla muy interesante de la serie ‘Aprendemos Juntos’ de BBVA, todos deberíamos tener al menos dos personas a las que poder llamar en mitad de la noche si no nos encontramos bien o tenemos un problema.
Cuando nos pasa algo estresante nuestro cuerpo se pone en estado de alerta y se inflama, “es una reacción normal”, afirma Wadlinger, “pero nuestro cuerpo debería volver al equilibrio una vez que desaparece el estrés, y eso normalmente se consigue al compartirlo. Yo cuando llego a casa y lo hablo con mi mujer vuelvo a la calma”.
El psiquiatra y profesor de Harvard, Robert Waldinger, es uno de los investigadores más expertos sobre el tema de la felicidad; es autor del libro ‘Una buena vida’.
Sin embargo, la gente solitaria y aislada, según este estudio, nunca vuelve al punto de partida, siempre están en un estado de lucha, lo que influye en su alto nivel de hormonas del estrés. No es lo mismo ser solitario que ser introvertido, que es un tema de carácter. Los introvertidos no tienen un problema en sí, incluso “saben abastecerse mejor y recargarse ellos mismos. Los extrovertidos necesitan constantemente la reafirmación de otras personas”. Pero, aun así, todos, absolutamente todos necesitamos al menos un par de figuras de apego, afirma Waldinger.
Los responsables del estudio defienden que se necesitan al menos dos relaciones seguras “alguien a quien puedas llamar y que pueda estar ahí cuando haga falta. Durante el estudio les pedimos que hicieran una lista de personas a las que llamarían en mitad de la noche si estuvieran enfermos o asustados. Casi todas las personas tenían su lista, pero hubo algunas que no pudieron apuntar a nadie, incluso algunas eran personas casadas. Eso es un drama”.
La gente tímida suele tener menos personas en su círculo, pero las tienen. Lo que ocurre es que les agobia tener demasiadas personas. “Las otras personas de las que hablo, las que van a tener probablemente problemas de salud o mentales son las que no tienen a nadie, ni las buscan ni les gustan”. Pero es imprescindible forzarse a hacerlo, porque tener vínculos fuertes e íntimos con otras personas nos hace felices, pero además nos hace más sanos, y las personas solitarias tienen mayor tendencia a enfermedades de todo tipo, desde diabetes de tipo 2, a artritis…” asegura el profesor Waldinger.
El profesor tiene claro que independientemente del carácter, siempre, absolutamente siempre se puede enriquecer el círculo de amigos. Waldinger recomienda apuntarse a cualquier actividad o enseñanza que nos apasione, porque de esa forma será mucho más fácil encontrar puntos de conexión con los demás.
Cuando somos jóvenes creemos que los amigos están ahí y lo van a estar siempre, lo damos por sentado, pero con el paso de los años vamos entendiendo que las amistades hay que cuidarlas. Waldinger asegura que para eso es maravilloso ponernos rutinas de trato con nuestros amigos más íntimos, con nuestros hijos o con nuestra pareja. “Con las relaciones que se dan por sentado, como la del cónyuge o la pareja, ayuda mucho tener estos puntos como fijos para que no se deteriore la relación”.
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