Hubo necesidad de que los buenos, los malos y los feos se unieran para impedir la consolidación de una pretendida dictadura con sucursal virreinal en Veracruz.
Hubo necesidad de entrarle a la guerra en serio contra las imposiciones que nos están llevando a una narco-república que de por sí lleva el control de 18 de 32 entidades del país, entre ellas Veracruz.
Hubo necesidad que el “pueblo bendito”, las clases medias y profesionales, los sectores productivos y la misma burocracia se “levantaran en armas” para atajar la continuidad de una fracasada transformación.
Hoy ya no hubo más remedio que acudir a los viejos sabios de la política, a los odiados guerreros diestros en la lucha cuerpo a cuerpo para garantizar el regreso a la normalidad democrática seriamente amenazada por un incontrolable y loco presidente que fuera de toda razón busca empujar a la república por senderos dictatoriales.
Veracruz de nuevo responde, como ha sido así a lo largo de nuestra historia.
Veracruz da en las últimas semanas un vuelco inusitado. Se lanza a la ofensiva final con la firme determinación de atajar a como de lugar la embestida autoritaria y no permitir que una fuereña nos gobierne.
La irrupción de Pepe Yunes abrió la brecha del cambio.
Con su modo amable, pero revelador; con guante de terciopelo, pero mano de hierro y esgrimiendo la bandera de la honestidad, pone un hasta aquí a la corrupción y garantiza el regreso a la seguridad de las familias.
Ello dio lugar al total respaldo ciudadano ¡Vaya! hasta la del pueblo bueno propiedad del Peje, se a fue a su lado.
Luego la alianza PAN-PRI-PRD a la par de un centenar de asociaciones y grupos civiles; el Frente Amplio por México; la cruzada que encabeza Xóchitl Gálvez y amplios sectores de la producción.
Todos ellos contribuyeron al punto de quiebre.
Veracruz dio un vuelco.
Para el combate a muerte Palacio Nacional sube al ring a la más corrupta de su oficina para imponerla a ocho millones de veracruzanos. En simbólica transición de poder se entregó la estafeta a una zacatecana y le encomienda al “más hábil de sus operadores”, Cuitláhuac García, garantizar el triunfo.
Nunca consideró el enloquecido de Palacio que los malos de la película se juntarían.
Que los perseguidos, despreciados, presos políticos, los humillados y apartados, los encarcelados por motivos políticos, los señalados de chayoteros por no aceptar sus reglas de juego, las mujeres vejadas, violadas y ofendidas en sus derechos elementales y a los que nos les cumplieron embolsándose la rapiña decidirían ir a cobrar facturas y adeudos pendientes.
Ya vemos al Bola #8, por tanto, tomando un cafecito veracruzano, velando armas; ya vimos a Miguel Angel Yunes Linares ayer de vuelta con su peculiar estilo advirtiendo que no irá más la dictadura ni sus virreyes.
Y en el día a día constatamos el respaldo ciudadano en favor de Pepe Yunes con quien renace la esperanza y deseo de tan anhelada grandeza que Veracruz siempre ha mostrado al resto del país.
Veracruz será, a no dudar, el que abra la brecha de la democracia. Demostrará a la federación que es posible tumbar el proyecto de López Obrador hoy encarnado en Claudia Sheimbaun a nivel nacional y a la impresentable Roció Nahle para Veracruz.
Los tiempos de cambio asoman y la guerra está por comenzar.
Up´s… ¿Y Cuitláhuac?
Bueno, como dice la Biblia, por sus obras lo conoceréis.
Ayer Miguel Angel Yunes Linares evocó dos pasajes de la sabiduría chiara del gobernante: el tren aéreo que se inventó y el haber llegado a la conclusión de que los fines de semana ahora caen en miércoles.
Habrá quien recuerde que en semanas anteriores en su gira a Estados Unidos Xóchitl Gálvez evocó al mandatario veracruzano y sus ataúdes llevados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación anunciando lo que esperaba a la ministra presidenta Norma Lucía Peña.
Habrá quien recuerde la advertencia de la DEA de la criminalidad imperante en Veracruz.
Y seguramente nadie olvidará los ahorritos que ya sacó a destinos fiscales su primo Eleazar Guerrero, a quien acaba de correr de la Secretaría de Finanzas para curase en salud y distraer a la opinión pública.
Pero en esto de agravios y robos a la ciudadanía, atarantado amigo, no habrá perdón ni olvido.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo