Dante Delgado, un falso opositor * MC apoya 11 de las 20 reformas de López Obrador * En Veracruz, dos diputadas de MC dan voto a propuesta de Morena * Dante se arrancó la careta
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas,com
20 de febrero de 2024
Al sexto año, Dante se arrancó la careta. Alineó a Movimiento Ciudadano con Morena, lo plegó al proyecto del dictador, lo llevó a caminar de la mano de ese sátrapa demente llamado López Obrador y lo pudrió.
Lo insertó en el reino de la simulación, ofertando una opción política distinta para terminar siendo el patiño del bodrio obradorista, inventando candidaturas que no buscan votos sino likes, postulando payasos de redes sociales cuyo mayor encargo no es ganar la Presidencia sino restarle votos a la candidata de oposición.
Hizo de Movimiento Ciudadano una comparsa de Morena, en lo legislativo y en lo electoral, validando 11 de las 20 reformas con que Andrés Manuel hace campaña, supliendo los silencios, los vacíos, lo incoloro, lo desabrido, lo desinflado, la ausencia de propuesta electoral de la candidata guinda, Claudia Sheinbaum.
Y en Veracruz el striptease político es de náusea: dos diputadas de MC secundan a Morena, votan la propuesta del desgobernador Cuitláhuac García y avalan que tres incondicionales del obradorismo sean magistrados del Poder Judicial.
Dante Delgado convirtió a Movimiento Ciudadano en la ramera naranja, vendible al mejor postor, que arrancó el sexenio coqueteando con el bloque PRIANPRD para terminar encareciéndole los servicios a López Obrador.
Dueño de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado solía ufanarse de ser la conciencia del país, suscribiendo cartas públicas, plagadas de reclamos y consejos, llamados al orden, en que centraba a Andrés Manuel, recordando gestas y episodios de lucha política, los días en la toma de Reforma, que hoy se sabe se financió con dinero del Cártel de Sinaloa, y deslizando que nadie tiene el nivel del ex gobernador de Veracruz para hurgar en los recuerdos políticos, las decisiones cruciales y hasta los secretos de campaña que López Obrador se resiste a revelar.
Aquello fue –y es– puro show. Dante Delgado pretendía ser el caudillo de la oposición para mediatizarla. La ramera naranja rebasaría al PRIANRD y al final tendría una alta cuota de poder. Y en el intento se quedó.
Movimiento Ciudadano nació sucio. Su antecedente, Convergencia por la Democracia, obtuvo registro ante el Instituto Federal Electoral, hoy INE, con una trampa descomunal. Las asambleas ciudadanas, requisito que exige la legislación, fueron un fraude. Por lo menos en el sur de Veracruz hay evidencia que los asistentes eran militantes del Partido de la Revolución Democrática, o sea cachirules.
Lo sabían todos, dirigentes e integrantes del PRD, usados para ayudar a la creación de un partido aliado. El PRD le prestó pueblo. Convergencia estaba hueco. Lo sabían Dante, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador.
La ramera naranja tuvo, pues, un nacimiento tramposo y miserable. Luego vendrían otros cochupos. Postularía perredistas a los que el PRD desdeñó, como ocurrió con el candidato a la diputación federal por Coatzacoalcos en 2009, Antonio Williams, propuesto por Rocío Nahle, que entonces aspiraba a ser la mandamás en el sol azteca local, y la ex embajadora de México en Costa Rica, Roselia Barajas Olea, del Clan de la Succión.
Convergencia primero, MC después, fueron comparsa de López Obrador en 2006 y 2012, entregando las prerrogativas económicas a cambio de ver a sus militantes postulados en la alianza con el PRD.
En 2018, Dante jugó al lado del PAN-PRD. Y perdió.
Se volvió útil, de nuevo, en el sexenio obradorista. Dante fortaleció su liderazgo, su imagen de demócrata ultra, su discurso por el bien de la nación, y, por supuesto, supo alardear de los secretos mejor guardados de López Obrador, que nunca reveló.
En mayo de 2021, a propósito de la elección a gobernador de Nuevo León, simuló tener conflicto con el presidente, su compadre político.
La careta de opositor independiente le fue útil mientras se conformaba un frente ciudadano para encarar la elección presidencial de 2024. Dante Delgado pontificaba, alardeaba, presumía su vena antiobradorista. Exhibía colmillo que afiló en los tiempos en que el PRI lo formó.
Pero a la hora de la verdad, cerró la puerta a toda posibilidad de ir en bloque cuando se conformó el Frente Cívico Nacional. Conminado a integrarse, repudió los llamados de Cecilia Soto, Emilio Álvarez Icaza, Guadalupe Acosta Naranjo y otros más. “Con el PRI ni a la esquina”, “Con el Titanic de la Alianza, nada”, fue su argumento.
Dante Delgado comanda a una secta sui generis. Los emecistas son como el obradorismo. Creen a ciegas en las falacias de su líder. Si Dante pregona que ganarán la Presidencia, sus huestes se imaginan en palacio nacional. Si Dante les taladra el seso afirmando que tendrán curules y escaños, gubernaturas y alcaldías, el rebaño sueña que el poder es suyo.
Salvo los emecistas de Jalisco, la militancia no ve su realidad. Sólo en Jalisco son el enemigo a vencer, comandados por el gobernador saliente, Enrique Alfaro, político de doble cara, como Dante; de caprichos e intransigencia, como Dante; de ilimitada capacidad para traicionar, como Dante.
Movimiento Ciudadano es un apéndice de Morena, y Dante Delgado, un peón de López Obrador.
Va Movimiento Ciudadano por la aprobación de 11 de las 20 reformas constitucionales enviadas por Andrés Manuel al Congreso, la que incluye el sistema de pensiones que es una bomba de tiempo; las de derechos indígenas y hasta la de derechos de los animales.
Baila al son que le toca Andrés Manuel.
Y en Veracruz igual. Así su líder estatal, Sergio Gil Rullán, se haya trabado en una confrontación abierta con Cuitláhuac García, evidenciando corrupción, deuda pública oculta, contratos asignados sin licitación, la línea hoy es validar los caprichos del gobernador.
Dos diputadas de MC, Ruth Callejas Roldán y Maribel Ramírez Topete, dieron los votos que Morena requería para avalar los nombramientos de los magistrados Humberto Oliverio Hernández Reducindo, Claudia Marlén Galán Espinoza y Arturo Vázquez Sosa, con los que estaban en desacuerdo incluso legisladores morenistas.
Movimiento Ciudadano tiene dueño; es Dante. Y el dueño camina de la mano de Morena.
Así lo fraguó Dante. Hizo de Movimiento Ciudadano la ramera naranja.
Y la ramera sabe cobrar.