De las peleas de box siempre me ha llamado la atención la reacción del boxeador más vapuleado cuando la contienda llega a su fin. Y es que se va a una esquina, se sube a la segunda cuerda y levanta los brazos en señal de triunfo. A esta fantochería se suelen agregar sus seconds que incluso lo pasean en hombros por el ring.
Este recurso desesperado es con la intención de confundir al público. También (y eso nunca lo he entendido), con el malsano propósito de influir en la decisión de los jueces. Pero esto nunca ha funcionado, a menos que la pelea sea arreglada.
Este sábado después de su mitin en Alvarado, la señora Rocío Nahle se subió a las cuerdas, levantó los brazos, se proclamó ganadora de la precampaña, volvió a presumir su envidiable delantera sobre su rival José Francisco Yunes Zorrilla y sus seconds la levantaron en hombros y la pasearon por el ring.
¿Ganó este primer encuentro? No.
¿La vapulearon? Tampoco. Perdió por puntos pero está intentando confundir al público, no a sus seguidores a los que tiene bien dormidos, sino al resto de la clientela electoral.
Rocío terminó su precampaña visitando apenas 108 de los 212 municipio y con excepción de unos cuantos como Coatzacoalcos, Poza Rica y Veracruz que ya conocía, a los restantes los visitó por primera vez y nomás de carrerita.
Mientras Pepe Yunes presentó propuestas, Rocío llegó a sus mítines cargada de propaganda. “Nuestro movimiento promueve la libertad y la democracia. Sabemos lo que queremos, mantener la Presidencia de la República con nuestra querida amiga y compañera Claudia Scheinbaum Pardo, así como también, por supuesto, mantener la gubernatura con una servidora. Y no tengan la menor duda compañeros y compañeras, que así será, porque ganamos abrumadoramente la precampaña y son más de 30 puntos de ventaja los que le llevamos a nuestros oponentes”, dijo en Alvarado.
¿Alguna fórmula para acabar con la inseguridad en la entidad, mejorar el sistema de Salud, recuperar el empleo, disminuir la pobreza y la pobreza extrema, erradicar el desabasto de medicamentos, los asaltos carreteros y los feminicidios? No, de eso no dijo nada; ni por asomo.
Su precampaña fue puro choro mareador como el que soltó este domingo después de ser ungida candidata y donde aprovechó para amarrarse el dedo. “No vamos a caer en distracciones, nuestra campaña se centra en trabajo, en cercanía, en nosotros. Los de la oposición van a soltar una campaña grotesca, golpeadora, difamatoria como lo que son, pero nosotros no vamos a perder el objetivo, vamos por la presidencia, la gubernatura, el legislativo, todo es todo”.
Rocío Nahle no trae nada para ofrecerle a los veracruzanos que no sea la “continuidad de la 4T”. Y esa continuidad conlleva más inseguridad, más violencia, más abrazos a los delincuentes, más desempleo, más pobreza, más retroceso, más para abajo, más hacia el hoyo.
Su próxima “pelea” aún no comienza y ya se fue a una de las esquinas del ring, ya se subió a la segunda cuerda y ya levantó los brazos.
¿Tanta confianza tiene en el electorado? No hombre, para nada. Ya parece…
Su confianza está puesta en Palacio Nacional porque la de Veracruz será una elección de Estado. A menos claro, que la raza jarocha diga con su voto lo contrario.
Al igual que el boxeador vapuleado, Rocío pretende reclamar para sí una victoria que jamás obtendrá en buena lid, a menos que el combate sea arreglado.
Y cuidado con esto porque si en las peleas de box decisiones de esta naturaleza han provocado fenomenales riñas, una decisión así de gandalla el próximo 2 de junio puede despertar al Veracruz bronco.
Una cosa es que sean nobles y otra bien distinta que quieran verle la cara de tarugos a mis queridos paisanos.