Personas y personajes que no quieren a Rocío Nahle (y que son un friego), andan diciendo que la zacatecana no obtendrá la candidatura de Morena a la gubernatura de Veracruz y se quedará en la precandidatura. ¿La razón? La señora ha resultado un fiasco, aseguran. “No conecta con el electorado, no entusiasma y por consiguiente no levanta”.
Lo cierto es que la popularidad que aparentemente tuvo en el 2023 se comenzó a disipar desde el arranque de su precampaña.
El 2 de enero sus seguidores le juntaron a 4 mil acarreados que llegaron al parque Independencia de Coatzacoalcos mucho antes de la hora programada. El exceso de discursos los aburrió al grado que cuando le tocó hablar a la zacatecana, más de la mitad abandonó el escenario.
Ese día en Xalapa, el candidato opositor José Yunes Zorrilla, abrió su precampaña con una charla ante 200 jóvenes que fue un éxito.
A ver a ver, ¿un éxito una charla con 200 chavos cuando Rocío habló ante una multitud de al menos 2 mil personas? Si, y es que a la charla del peroteño se conectaron 12 mil 500 jóvenes mediante las redes.
A partir de ahí todo se le comenzó a descomponer a la señora que olvidó cuántos municipios tiene el estado que pretende gobernar, platicó con José Azueta que le brindó una recepción “muy cálida” y declaró que va arriba de Pepe Yunes por 30 puntos de diferencia.
Así de despistada anda la pobre.
De ahí se han agarrado sus enemigos (que reitero, los tiene a pasto), para esparcir el rumor de que no tardan en chisparla por maleta. Y en una de esas puede que el diablo meta la cola y en efecto le den las gracias por participar y la manden a su casa.
Pero sería un error.
Yo que soy medio ateo le he pedido a Dios (creo que hasta el delirio) que Rocío Nahle aparezca en las boletas.
Quienes se barajan para sucederla son el ex delegado de la Sedesol Manuel Huerta Ladrón de Guevara y el ex titular de la SEV, Zenyazen Escobar. Y ni a cuál irle.
Con el debido respeto que me merecen ambos personajes, no tienen los tamaños para hacer lo que hizo Rocío como funcionaria pública y lo que hará si continúa como candidata.
Y es que la zacatecana es la única que como diputada y senadora logró que la Federación otorgara multimillonarios recursos a sus paisanos veracruzanos. Y debido a su loable labor como Secretaría de Energía obró el milagro de que les bajaran las tarifas eléctricas.
Y nomás con eso tiene.
Su distanciamiento con el gobernador Cuitláhuac García, que se hizo patente desde que bajó del presídium a Zenyazen Escobar para envallarlo en los mítines y mandó al diablo a Dorheny García Cayetano como candidata de Morena a la senaduría, (ambos consentidos y favoritos de Cuitláhuac), la está mostrando como una aspirante fuera de serie. Y es que despreciar el apoyo de un gobernador no lo hace cualquiera.
En síntesis; gracias a sus desatinos, desconocimiento de la geografía de la entidad y de sus problemas; gracias a sus señalados actos de corrupción, a sus promesas sin cumplir y a sus marcadas mentiras (como legisladora prometió otro puente sobre el río Coatzacoalcos… y es la hora). Gracias al encono que le tienen los veracruzanos porque los abandonó a su suerte, Rocío Nahle es la única que le garantiza a Morena, al 100 por ciento, una histórica, dolorosa y hasta estrepitosa derrota en Veracruz.
Bajarla del caballo a mitad del río como anhelan sus enemigos, será un error que lamentarán millones.