De última hora se abre la puerta para Manuel Huerta Ladrón de Guevara o Zenyazen Escobar.
En la víspera del cierre de la precampaña de Rocío Nahle en Alvarado se da como un hecho que abandona la plaza. Ya entre las mismas tribus de Morena alimentadas por Palacio de Gobierno y reportes llegados al escritorio de Andrés Manuel López Obrador se da cuenta del fracaso de la zacatecana.
Le suma, el exponencial crecimiento de Pepe Yunes, quien al cierre de su trabajo proselitista entre la alianza partidista y sociedad civil se muestra como el vencedor indiscutible el 2 de junio.
La pretendida elección de estado queda asimismo al descubierto e inoperante ante el repudio de la sociedad civil a Nahle y la guerra sucia contra Pepe que terminó por crear un efecto contrario en su favor.
Acaso a los morenos lo único que les queda vivo el recurso de la violencia vía crimen organizado, el jugar a la mala improvisando un candidato de última hora recogiendo la propuesta de Cuitláhuac García en favor del exsecretario de educación del estado, Zenyanzen Escobar.
O en el “Plan B” acaso apostar por Manuel Huerta a quien López Obrador le guarda simpatía por la alianza histórica que le representa al ser el fundador de Morena en Veracruz y quien detenta los dineros de los programas del Bienestar.
De ser así, el juego desesperado de Morena habrá de fincarse en la violencia.
En la desesperación asoma asimismo complicidad con el OPLE vía relleno de urnas, alteración de actas y listas nominales en donde los fallecidos, con credenciales de elector, se levantarán de sus tumbas para estar presentes en las casillas.
Son escenarios emergentes luego de observar a una ciudadanía con avasallador respaldo a Pepe Yunes.
La misma que la tarde ayer dio una muestra de respaldo de las mayorías en un evento convocado por los Antorchistas.
Fue en ese escenario donde Pepe Yunes mostró la brutal realidad que vive Veracruz luego de llamar a la alternancia.
“¡En Veracruz ya se respira el cambio!”, aseguró. “La gente ya pagó el costo de la improvisación; salgamos a impulsar el cambio que queremos”.
Decenas, cientos de banderines rojos, azules y amarillos inundaron el gigantesco escenario en donde quedó de manifiesto que el gobierno de Cuitláhuac García no tiene la preparación para dar resultados”.
Adelantó, sin embargo, su convencimiento de que el estado pronto saldrá de la peor etapa de su historia.
El precandidato a la gubernatura por la coalición “Fuerza y Corazón por Veracruz”, fue arropado por hombres y mujeres que promueven el trabajo y la unidad.
La emoción hizo que se pusiera la piel chinita ante la algarabía de los presentes. Ante ellos señaló que, dada la experiencia actual, el próximo gobierno de Veracruz no va a servir si no es competente y efectivo; por el contrario, “tendrá que ser útil, facilitador de la vida diaria de las personas” para que puedan vivir la vida que quieren vivir y que la migración ya no desintegre los hogares.
Dejó asimismo en claro que las y los veracruzanos merecen un gobierno que respete los derechos laborales:
“No más autoridades que acosen y obliguen a los trabajadores del Estado para que apoyen a un partido político en temas electorales”, expuso al reprobar las prácticas actuales.
Es así como se observa a un aspirante opositor con arrastre ciudadano que da su esperanzador mensaje frente a una zacatecana que proclama una unidad inexistente ensombrecida por sus desatinos.
A historia de Veracruz, por lo que se observa, está a punto de cambiar con la marcha de la zacatecana.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo