No nos referimos a Ayotzinapa sino al fracaso rotundo del sistema del sector salud del gobierno. El engaño presidencial es sumamente peligroso para la población en general. No hay registro puntual de los fallecimientos por la falta de medicinas y atención médica. Sería imposible pues las defunciones se dan en lugares lejanos como rancherías y poblados abandonados. Los lugareños tienen que emprender viajes largos para el hospital más cercano al municipio de donde son originarios. Ahí se encuentran con su realidad lacerante sino mueren en el camino con el dolor e impotencia de sus familias. *** Eso mismo que vivimos los mexicanos con el COVID que cobró 800 mil muertos por negligencia médica y la falta de espacios, instrumentos, ventiladores, oxigeno. Que alejados o que cínicos son los responsables que hablan de que todo va bien y que tendremos un sistema como el de Dinamarca que es la gran mentira. Las denuncias de los derechohabientes no paran sea el Seguro Social o el ISSSTE o cualquier otro que no tienen lo más elemental. *** Es un peregrinar doloroso de esperas interminables- horas tirados en el suelo de emergencias- de familiares que tienen que ser enfermeros. La angustia de escuchar alaridos de dolor y la desesperación de saber que llega la muerte irremediablemente ante la impotencia. El gran dolor de las madres que pierden a sus hijos porque no hay medicina para el cáncer u otra enfermedad letal. Son millones desprotegidos que no encuentran consuelo para sus padecimientos sobre todo los pobres esos que iban primero. Son gastos que les dejan aún más miserables. *** De que sirve los impuestos que se dan en pensiones a los de la tercera edad que ante esta situación tienen que acudir a lo privado que por lo mismo se encareció. Pero eso es otro tema. *** La justicia tarda, pero llega. No tarda. *** Y para las agruras…