La inminente metamorfosis del PRI

“Las cosas no cambian; cambiamos nosotros.” – Henry David Thoureau.

 

Las versiones de que el PRI comenzará a sufrir una fuerte metamorfosis que lo acerque más al actual régimen transformador de Morena es inminente.

Las características monocromáticas de conformación del ADN priista así lo apuntan, su involución a una corriente política amorfa es inevitable toda vez que al otrora partido hegemónico no se le enseñó hacer política de otra manera que no sea con la disposición del aparato de estado.

De esta manera, la cada vez más paupérrima militancia, comenzará a inclinar la balanza política al área de coincidencias con el ahora partido en el poder, pues de su continuidad estará en juego la sobrevivencia del dinosaurio priista.

El inminente retorno de personajes como Manlio Fabio Beltrones a la vida política partidista del PRI, y la salida de muchos otros priistas como el veracruzano Eduardo Andrade Sánchez habla de ese inminente peso que significa la denominada nomenclatura, la cual es y ha sido la que inclina la balanza a favor de uno u otro actor político a conveniencia.

La más reciente declaración del coordinador parlamentario del PRI en San Lázaro, Rubén Moreira Valdez confirma que no necesariamente en todo se está peleado con el actual régimen político.

La posibilidad de que los priistas respalden la propuesta de modificación a la Ley General de Pensiones con la que se pretende garantizar mejores y más completas pensiones y jubilaciones de millones de mexicanos, hace motivo suficiente para comenzar a explorar la posibilidad de esa mutación que termine en una clara metamorfosis política.

El romanticismo de antaño, respecto a que quienes concursan como antagónicos podría abrir la puerta a que, en el próximo proceso electoral intermedio, los hoy partidos opositores, comiencen a construir el puente para la consolidación de una fuerte alianza.

Las versiones de que el presidente Andrés Manuel López Obrador estudia las posibilidades de entregar algunas plazas a favor de la oposición, para no perder el control presidencial de la mano de Claudia Sheinbaum, crecen conforme avanza el periodo de intercampañas.

Así los señalamientos de que Morena tiene segura la victoria en Chiapas, Tabasco y Puebla crecen, bajo el entendido de que se sabe derrotado en Guanajuato, Yucatán y Jalisco. Y en donde habrá de intervenir como moneda de cambio están Morelos, Ciudad de México y Veracruz.

De ser así, las versiones de que Pepe Yunes ha mantenido desde 2018 abiertas las negociaciones soterradas con el inquilino de Palacio Nacional vía el ex secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos confirman que dentro del priismo existe una corriente que ve altas posibilidades de lograr una mutación metamórfica que termine convirtiendo al PRI en la nueva Morena, sumando con ello, a una alá importante de priistas nacionalistas que no comparten para nada la visión derechista que tomó el partido en los últimos años.

¿Será?

 

Al tiempo.

 

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