El resbalón

En el video se ve a Rocío Nahle y se escucha muy claramente cuando resbala… verbalmente.

 

“… me van a seguir viendo porque nos vamos a seguir encontrando. Voy a estar recorriendo los… este es el 80, me faltan 120 municipios, 122 municipios por recorrer y nos vamos a seguir encontrando…”.

 

Sus cuentas no dan. Suma solo 202 municipios cuando Veracruz tiene 212. Se comió 10. Error imperdonable que seguramente le va a costar varios puntos y muchos votos.

 

El pasado 2 de enero, en Coatzacoalcos, al iniciar su precampaña, recordó que es ingeniera, “y las ingenieras sumamos, no restamos”. Casi 20 días después ella misma se tropezó y se contradijo.

 

Como la ocasión la pintan calva, ni tarda ni perezosa la secretaria general del CDE del PRI, Lorena Piñón, subió a las redes un video donde muestra en cambio como Pepe Yunes no solo sabe cuántos municipios son sino cómo se llama cada uno, de memoria.

 

Las campañas políticas inician el 31 de marzo, por lo que la candidata de Morena tiene todavía dos meses para empezar a estudiar geografía e historia de Veracruz si no quiere seguir viéndose mal.

 

Porque ya en ocasión anterior la tundieron también en las redes sociales ya que confundió el Golfo de México con la laguna de Catemaco.

 

Rocío carga con la particularidad de su origen, ser zacatecana, lo que le cuestionan los veracruzanos que no quieren que los gobierne. No se puede dar, pues, el lujo de dar muestras de que no conoce el estado que pretende gobernar.

 

Será desastroso para ella, para AMLO y Cuitláhuac, para Morena y su causa, si en los debates que se celebren Pepe la pone en entredicho porque no sepa responder sobre algún detalle del estado que cualquier veracruzano sepa.

 

Ya no tiene tiempo para intentar recorrer y conocer la geografía estatal hasta en sus mínimos detalles, pero entonces tiene que tratar de aprender en un curso intensivo que le preparen exprofeso.

 

El 15 de junio de 2018, la entonces candidata del Partido Nuevo Alianza a la gubernatura, Judith González Sheridan, en pleno debate del OPLE le regaló una caja de bolero a Cuitláhuac García Jiménez.

 

La mujer le pidió que, aunque fuera, se pusiera a bolear zapatos, ganara algo de dinero, se fuera a rentar y dejara de vivir en la casa de sus padres, poque “no puede ser que quiera ser gobernador y aún viva con su papá”, le dijo.

 

Sería chistoso, pero también cruel (eso creo) que en pleno debate Pepe le regalara a Rocío un juego de mesa Turista Mexicano para que fuera conociendo Veracruz, entre otros lugares. Es un caballero y no creo que lo hará, pero quién sabe.

 

Por lo pronto, ya vemos que la señora cojea en cuanto a conocimiento de la división territorial y de geografía del estado. O corrige su mal o se cae.

 

El puente Cuitláhuac

 

Don Fernando Gutiérrez Barrios decía que si el pueblo decía que era de noche así fuera apenas medio día, entonces había que encender las farolas.

 

Era obvio que se refería al juicio popular, que en política no perdona y es inapelable.

 

Se acerca ya el fin del sexenio (si nos atenemos al dicho del gobernador de que se va en octubre, entonces ya solo le restan ocho meses) y el pueblo empieza a aguzar su fino sentido del humor.

 

Lo hace cada seis años y lo usa para desquitarse del gobernante que ya se va. No tiene otra arma para hacerlo, pero es muy letal.

 

En Xalapa al nuevo puentecito, jorobita, que acaba de construir el gobierno del estado en Las Trancas, en la salida hacia Veracruz, lo han bautizado ya con el nombre de Cuitláhuac García.

 

La razón es porque no resolvió el grave problema vial de la capital y está ahí de adorno, pero no sirve para nada, “como Cuitláhuac”. El gobernante propuso al inicio que se llamara Heberto Castillo. Le pongan como le pongan, la gente no dejará de llamarlo el “puente Cuitláhuac”.

 

 

La aguja en el pajar

 

Corre la última semana completa de enero estando ante la inminencia del cambio de gobierno.

 

Ante tantas malas noticias, en especial las referentes al baño de sangre que vive Veracruz, encuentra uno la aguja en el pajar.

 

Hace ya casi una semana pasó casi desapercibido un buen anuncio de la directora general del Instituto de Pensiones del Estado, Daniela Griego Ceballos.

 

Al anunciar que estaban abiertos los préstamos a los derechohabientes, dijo también que estaba asegurada la nómina de pensiones por el resto del año.

 

Para el caso de los préstamos, el instituto dispone de 500 millones de pesos, que se ejercen a partir de este mes y hasta septiembre. Informó que hasta la fecha han dado 43 mil créditos.

 

En cuanto a la nómina de pensionados, importa más de mil 600 millones de pesos, que incluye el mes de diciembre, para cuando habrá ya una nueva administración.

 

No cabe duda que el IPE es una institución que está muy bien dirigida y administrada, lo que se refleja en las cifras, que son frías y duras, pero que no mienten.

 

Quise saber más y me enteré. La actual administración recibió la Reserva Técnica con saldo al corte del 31 de diciembre de 2018 por 1,222 millones de pesos. Al 31 de diciembre pasado, cinco años, después, era de 2,294.6 millones de pesos, o sea, aumentó casi al doble.

 

Soy derechohabiente, pensionado, y saber que mi pago mensual está asegurado me da tranquilidad, como seguramente a los 133,506 de mis ahora compañeros beneficiados.

 

Pocas instituciones del gobierno como el IPE.

 

 

 

 

 

 

 

 

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