Inicio ColumnasRuta Cúltural LOS QUE SE FUERON, PERO SUS LETRAS PERMANECEN CON NOSOTROS. (III)

LOS QUE SE FUERON, PERO SUS LETRAS PERMANECEN CON NOSOTROS. (III)

by Jose Miguel Naranjo Ramirez

“Eugenio Aguirre: 1944-2023.”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

La novela histórica en México tiene un largo recorrido. Abundan obras tanto del siglo XIX y el XX, sobre hechos y personajes históricos sobresalientes. El maestro Eugenio Aguirre es uno de esos escritores que cultivó la novela histórica de forma magistral. Eugenio Aguirre fue un destacado profesor, escritor, guionista, estudió Derecho en la UNAM, pero su verdadero amor fue por la literatura y la historia, de hecho, siempre será recordado por la enorme, valiosa y muy reconocida obra literaria. En su abundante obra nos encontramos con novelas sobre: Leona Vicario, Hidalgo, y en esta ocasión conoceremos la extraordinaria novela titulada: “Gonzalo Guerrero” publicada en 1980.

Gonzalo Guerrero es un personaje atrapante y controvertido, para muchos historiados es el primer hombre europeo que se asentó en una de las culturas precolombinas. Con Gonzalo Guerrero inició el mestizaje. Su llegada al caribe data del año 1511, es decir, diez años antes de la conquista de Hernán Cortés. La vida e historia de este marino español la conoceremos en la novela de Eugenio Aguirre, teniendo la historia una característica muy singular; que en la mayor parte de la historia quien narra y nos cuenta su vida es el propio personaje. Algo más, el lector debe recordar que estamos ante una novela, no un tratado de historia, así que muchos hechos si bien son reales y ubicables, no olvidemos que es una obra esencialmente literaria. Si después de leerla, el lector desea investigar algunos hechos y sucesos que aparecen en la novela, por supuesto que puede hacerlo, algunos serán certeros, otros falsos, pero, para entonces la novela ya cumplió su cometido que es deslumbrarnos ante una historia ficcionada cautivante, en momentos delirante, algunos pasajes heroicos y otros abominables.

El marino español partió en la embarcación llamada: “Santa María de Barca” el 15 de agosto de 1511. En la nave iban un promedio de sesenta personas. En el relato de Eugenio Aguirre van cinco mujeres y, si bien la señora Margarita de Anzures fue la que más sobrevivió al naufragio, la bella Mariana es un personaje atrayente. De entrada, Gonzalo Guerrero nos la presenta como una mujer imponente, varios hombres han muerto de amor por culpa de la hermosa Mariana: “La quinta mujer es un embrujo, es un mito, una leyenda. Su belleza es tal, que por ella el pueblo se ha visto ataviado de negro en dos ocasiones; los deudos de los muertos la han maldecido, han asaltado su casa, lapidado su jardín, insultado su dulce nombre e insistiendo, ante los santos tribunales, para que la condenen a la hoguera. De todo ha salido ilesa, pero ahora tiene que partir para siempre. Los dos mancebos que se inmolaron, que se asesinaron uno al otro por su amor, hace apenas un mes, eran gente principal, de las familias ilustres…”

Al momento de partir el navío, el lector página tras página va detectando a los personajes más destacados. Pero García, don Pedro Valdivia, empero, hasta antes del naufragio desde un gusto personal me quedo con Gonzalo Guerrero y la bella Mariana, porque en la segunda noche de viaje sin que Gonzalo buscara la ocasión, la cautivante Mariana lo visitó y Gonzalo sólo pensó: “No soy de palo y ella ha de saberlo”, esto los llevó a que hicieran el amor intensamente como nos lo cuenta el propio amante:

El clima era cálido cuando rozó mi torso desnudo y el mar tronó en una elegía con los arpegios del tridente. La brisa besó mis labios, lamió mis dientes y sus dulces manos repasaron los ángulos de mis muslos, dejando que la espina reposase en el vientre de su rosa. Recorrí aquella generosa tierra cual sediento fedayín, buscando dunas y pozos, oasis y palmas en las que pudiera hundirme para siempre, entregarme en holocausto a la esquina forma de sus glúteos. Ella ciñó sus espuelas, yo mi fuerza en un torrente; abrimos puertas de lava, una ilusión en un puente; crecimos con riscos y arietes e hicimos volar el tiempo, el espacio y a la muerte con el estertor furioso de un huracán y el gemido de un demente. Esta escrito que nunca más la volvería a tener, que nuestros destinos serían desmadejados por un banquete de buitres.”

Los días pasaron, algunos acontecimientos destacados en el viaje afectaron el ambiente, un ejemplo es cuando Gonzalo Guerrero descubre que varios de los esclavos que van encadenados son vendidos como animales. Aquí el personaje no tan sólo reprueba la acción, además, se va contra las autoridades incluyendo la iglesia: “La asociación de trata de negros, beneficio comercial, derechos regios y canonjías eclesiásticas, era tan repugnante, tan horrenda que no podía asimilarla y menos aceptarla. ¿Cómo era posible que estos hombres, que se consideraban los más civilizados de la tierra y el paradigma de la cristiandad, disputasen riquezas y poder sobre la vida de unos pobres desgraciados, cuyo único pecado era tener un color diferente? Volvió a asaltarme la famosa bula papal que les negaba el carácter humano y mecánicamente inicié el discurso de una justificación…me hallé repudiando a mi raza y a…sí, a mi religión…Caí arrodillado y pedí perdón a Dios, a ese Dios que permitía que sus sacerdotes lucrasen con el tráfico de vidas hum…

El viaje continuó y a los pocos días, parece ser que al séptimo, la nave naufragó. Los historiadores dicen que se lograron salvar al inicio 21 tripulantes, en esta historia se salvan 18. Aquí empezará el sufrimiento por sobrevivir a la tormenta, a los tiburones que los acechan, en pleno naufragio encontrándose en un pequeño batel algunos empezaron a morir, se encontraban en medio de la nada sin comida, sin agua para beber, dentro de los 18 salvados, por supuesto que están Gonzalo Guerreo y la bella Mariana, la muerte los rodeaba, no tenían energías ni para hablar, Gonzalo notó que Mariana estaba muy mal y horas antes de su muerte hizo todo lo que estuvo a su alcance por ayudarla:

Por la tarde, cuando hacía tiempo que tres de los chavales se habían ido al fondo, tomé mi cuchillo, mi singular pertenencia, y me abrí las venas del brazo izquierdo. La sangre escurrió hasta la cuenca de mis dedos y de ella, di de beber a aquella mujer perfecta que me prodigara tanto placer. Logré conservar la vida durante toda la noche y parte del amanecer. Cuando expiró, abrió los ojos con desmesura y me miró con el agradecimiento más hermoso y patético que jamás haya yo visto. Tengo la certeza de lo que quiso decirme; sé que en sus pupilas había un mensaje que hablaba de unión, de almas gemelas si los dioses del viento hubiesen unido a tiempo se hubiesen completado para forman una. Cayeron sus pestañas sobre el iris opaco y después de luchar frenéticamente para hacerme soltarla, para lograr desprenderme de su cuerpo inherte, los hombres la depositaron en el mar como se puede depositar el pétalo de una rosa.”

Esta historia de pasión, de entrega total en un sólo acto, así terminó. La importancia de entregarse en un acto; recordemos que la muerte es un accidente que en cualquier momento nos puede llegar y por eso debemos vivir cualquier acto como si fuera el último y más si hablamos del acto de amar. Este debemos hacerlo con pasión, entrega total…respirar y besar como si fuera nuestro último beso y nuestro último suspiro.

Todos los sobrevivientes estaban seguros que morirían, mas, después de días de sufrir y estar muertos en vida, de pronto, empezaron a escuchar el cantar de pájaros que les anunciaban que la tierra estaba cerca, y sí, llegaron a tierras nuevas, tierras desconocidas en Europa. Aquí apenas si continúa esta larga y seductora historia. Sólo sobrevivirán dos enigmáticos personajes, Gonzalo Guerrero y el padre Jerónimo de Aguilar. Gonzalo Guerrero de ser un esclavo, pasará a ser un maya más, se casará con Ix Chel Can, tendrá hijos con ella, se convertirá en dirigente de su tribu, casi casi se olvidará de la lengua española, enfrentará y asesinará a muchos españoles en los años de la conquista, aceptará a los dioses prehispánicos, con dolor aceptará que su primer hija Ix Mo sea sacrificada a su dios para que se acabe con la plaga de la langosta, y al final, Gonzalo Guerrero morirá enfrentándose a los invasores españoles, morirá ya no como español, sino como un maya más, como defensor de un pasado que es sólo eso, pasado…una historia literaria fascinante.

 

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