En los tiempos de un IVEC omiso, incompetente, inútil, se aprueba una Secretaría de Cultura. Eso no cambia nada, la cultura en Veracruz seguirá siendo un asunto sin importancia
La cultura en Veracruz hace tiempo que dejó de importar. Desde esos años en que se colocó en la titularidad del Instituto Veracruzano de Cultura a un dipsómano que en lugar de ir a trabajar se iba a seguir la peda al bar “Chico Julio” de la calle de Victoria en Xalapa; por supuesto nos referimos a Rodolfo “Chico Julio” Mendoza. Veracruz dejó de tener una agenda cultural, se perdió la tradición de algunos eventos importantes, las casas de cultura se convirtieron en salones de fiesta donde un día se presenta un ballet folclórico y otro día una reunión de vendedoras de Avón. No hay política cultural en Veracruz, no hay proyectos a los que se les dé seguimiento, no hay fomento a la lectura ni a la música ni al teatro; no hay fomento para nada. No existe la intención de crear públicos para los pocos eventos artísticos que se llevan a cabo; proyectos institucionales o independientes. Los funcionarios que trabajan en el IVEC sólo se preocupan en que la quincena les llegue completa y el aguinaldo a tiempo. Silvia Alejandre Prado, quien llegó al cargo por su amistad con “la loca de la casa”, es decir el hermano del gobernador, fue la que le cargaba la bolsa a Aracely Friscione y el portafolio a Jorge Duarte. Si bien no se puede negar que es una mujer preparada, no pudo hacer nada con el instituto que conocía muy bien y que pudo, con el presupuesto que le dieron, echar a andar proyectos. Pero no, hizo muy poco, si es que algo hizo. Todos esos diputados que aprobaron la creación de una Secretaría de Cultura en Veracruz no tienen ni la menor idea de lo que es la cultura en Veracruz. Sólo les importaba seguir la orden del gobernador, para que se creara más burocracia, para que se erogara más presupuesto en proyectos inútiles. Inútiles no por su carácter cultural, inútiles por quienes los llevan a cabo. Pasar de un Instituto a Secretaría no va a cambiar nada; la cultura en Veracruz seguirá siendo relegada, seguirá siendo, para los gobernantes, un asunto sin importancia.
Roberto Francisco San Román se enojó porque lo llamaron incapaz, por no ser articulado. Medios afines a Morena ya lo ponen como una blanca palomita
Señor diputado Roberto Francisco San Román, decir que usted es una persona incapaz, una persona desarticulada al hablar, no es una mentira, es una opinión. Le aseguro que después de escucharlo en tribuna o en entrevistas muchos de nosotros pensamos eso; escucharlo nos hace dudar de su capacidad intelectual. El sólo hecho de que no entienda lo que es una opinión, una verdad subjetiva, pues ya nos habla del poco seso que debe tener en la cabeza. En una entrevista para un medio afín a Morena, el diputado Roberto Francisco San Román explicó qué fue lo que le molestó del diputado Miguel Hermida. Al parecer el diputado panista desde tribuna dijo que la bancada de Morena sólo mandaba al diputado Paul Martínez a discutir asuntos a tribuna porque era el único diputado articulado, el único capaz de tratar esos asuntos. Tal vez Roberto Francisco San Román estaba en su curul ocupado en TikTok, pero hasta allá le llegó la pedrada que le dio duro en la testa y de inmediato se fue a gruñir a Hermida para decirle, con gestos y palabras, que no anduviera tirando esas pedradas porque corría el riesgo de ser descalabrado. Claro, eso es lo que dice Roberto Francisco San Román. Pero Miguel Hermida fue contundente, el diputado de Morena fue a amenazar con madrearlo, incluso lo amenazó de muerte. Ahora al diputado, con ayuda de los medios afines a Morena, lo quieren pintar como una blanca palomita, incapaz, sí, incapaz de agredir a alguna diputada o diputado. Ya nada faltó que dijeran que estaba vacunado contra la rabia.
Largas filas de pensionados en Xalapa. El país que quiere López Obrador, un país de personas más preocupadas por su pensión inmediata que por su futuro
Al parecer, a los adultos pensionados por el gobierno federal no les interesa dejar su dinero en el Banco de Bienestar. Lo decimos porque cada que se acerca la fecha de pago se forman largas filas, enormes filas que abarcan cuadras enteras alrededor del banco de López Obrador, todo con el propósito de sacar el dinero que les depositan de manera bimestral. Tan sólo en Xalapa, la fila abrazaba la cuadra de las calles Enríquez y Lucio. Las largas filas evidencian dos cosas, que los pensionados de Bienestar no confían en el banco de López Obrador como para dejar sus ahorros ahí, que el servicio del banco es ineficiente para atender a tanto pensionado, adultos mayores que hacen filas por horas ya sea en el sol o en el frío; algo que nos parece por demás indigno. Pero este es el país que quiere López Obrador, un país de pensionados, votantes cautivos, agradecidos, leales, a los que les importa más recibir el dinero que el gobierno les manda, que pensar en el futuro de un país que se cae a pedazos.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra