En mi columna de ayer pasé por alto comentar sobre un video que circuló en las redes donde se observa a cientos de personas abandonar el mitin de la zacatecana Rocío Nahle en el parque Independencia de Coatzacoalcos. Y es que hubo una razón, me pregunté si sería truqueado.
Pero otro par de videos tomados con drones confirmaron que no hubo truco. La gente comenzó a abandonar el mitin a mitad de la perorata de la aspirante de Morena a la gubernatura y para cuando terminó, apenas había unas 2 mil personas de las aproximadamente 4 mil que estuvieron en la explanada.
¿Complot contra Rocío? Nada de eso. Lo que sucedió fue producto del hartazgo, fastidio y rebeldía de hombres y mujeres que están hasta la madre de que los anden placeando a costa de sus propios bolsillos, ya que así como fueron al mitin de la señora Nahle, los han llevado al zócalo capitalino a aplaudirle a Andrés Manuel pagando todos sus gastos.
Si bien es cierto que el hartazgo viene de lejos (de los tiempos de Fidel, Javier y Miguel Ángel), ha hecho crisis en este sexenio por las expectativas que despertaron los morenos que del gobernador para abajo, llegaron con un áurea de impolutos, decentes y honestos y mira nomás lector, en lo que vinieron a parar.
Al desangelado mitin hay que agregar el discurso plano y huero de la zacatecana que tuvo sus ribetes de soberbia: “Soy una mujer de resultados y a las pruebas me remito”. Y vaya resultados; una refinería sin terminar y decenas de promesas sin cumplir como aquella de bajar el costo de la energía eléctrica a los veracruzanos, promesa que sí cumplió a sus paisanos zacatecanos.
Si así piensa ganar qué mal anda la señora.
Le guste o no le guste, debe replantear su esquema de campaña porque otro par de desaguisados como el del martes y adiós a la gubernatura.
Y mientras Rocío trastabilla, la figura del candidato opositor José Francisco Yunes Zorrilla crece día a día, tan es así que en el cuarto de guerra morenista desecharon por “exageradamente fantasiosa”, una encuesta por encargo donde aparece con más de 30 puntos de ventaja sobre el legislador peroteño y que sería publicada en los medios afines a la 4T.
Pero ni aún con eso se bajan de su nube y gritan con soberbia a los cuatro vientos que van a ganar lo que provoca más hartazgo.
Este hartazgo no es privativo de los acarreados de Coatzacoalcos; se vive en casi toda la entidad. Y va un ejemplo.
Pepe estuvo este miércoles con los pescadores del puerto de Alvarado y ahí escuchó lo que ha escuchado desde hace meses: quejas.
Jaime Santiago, presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras de ese puerto, le dijo que el único apoyo que el gobierno federal otorga a los pescadores son 7 mil 500 pesos al año (igual que a los cañeros), algo así como 600 pesos al mes.
“No queremos que nos mantengan pero sí que nos apoyen” dijo el pescador que remató contundente: “Voy a decir una frase que va a sonar feo; que regresen los ladrones porque apoyaban las actividades productivas. Y que se vayan los que no roban porque no nos dan ni agua”.
Se entiende la desesperación del señor Jaime Santiago, pero hacer el enroque de ladrón por ladrón no sería justo para los veracruzanos. Nada como una persona que además de honesta sea capaz.
Pepe Yunes está lejos de ser corrupto o ladrón y es un hombre honesto y muy capaz, cosa que no puede decir sin caer en la mentira, la candidata de enfrente.