Poco a poco las piezas del ajedrez político se acomodan.
El PRI saca la basura y en el reacomodo rumbo a las elecciones del 2024 se coloca en el lugar que le corresponde, al lado de la alianza PAN-PRD y a la par de la ciudadanía que respalda la candidatura de José Francisco Yunes Zorrilla.
Lo que está en juego es Veracruz y lo que realmente importa es enfocar las baterías rumbo al rescate.
Por ello más allá de la precandidatura del PRI en favor de Pepe lo que realmente cuenta es consumar el bloque partidario que de la mano de la ciudadanía legitime la victoria.
Los números electorales y el histórico bastarían, si se alcanza la unidad, para derrotar a Nahle.
La meta, sin embargo, es alcanzar una votación récord que impida la pretendida elección de Estado que fragua desde Palacio de Gobierno el hoy muy silencioso Cuitláhuac García.
Eso si es importante, no la algarada.
Hoy no se observa horizonte alguno de derrota en la alianza.
Pueblos y ciudades, organizaciones civiles y partidarias, las mujeres que son mayoría, la clase media, la patronal y de los trabajadores se han venido sumando en el día a día en favor de Pepe Yunes a quien no ese le imagina levantándole la mano a Nahle o que se sume a las porristas en favor de Claudia ¡Por Dios!
La consigna es vencer o morir.
Es ir por Veracruz.
Por su rescate sumando voluntades para que el próximo gobierno no se entronice el PRI, sino se construya un gobierno de coalición en donde la sociedad civil habrá de jugar un papel relevante.
A partir de diciembre de 2024 habrá un gabinete plural que trabaje en el rescate de la seguridad pública.
Se reordenarán asimismo las finanzas para que no falten medicinas, ni la atención médica.
Habrán de regresar los programas sociales, no más vías de comunicación escenográficas, ni proyectos para los que no saben más que robar.
Eso es lo importante.
Importa que Pepe siga recorriendo el estado comprometiéndose a rescatar la ganadería, la pesca, a regresar las oportunidades de empleo y respetar los programas sociales y de beneficio de los adultos mayores.
Será el “Efecto Xóchilt” el que se sume a la tarea de Pepe para alcanzar la liberación de Veracruz.
Hoy no se observa una eventual derrota de Xóchitl por más que las encuestas la pongan 30 puntos debajo de Claudia; imposible que de cara a una eventual derrota se le vea levantando el brazo a Claudia o solicitando empleo, menos dispuesta a hacer fila tal como lo exige la morena, “ya que primero van los nuestros”.
La política de hoy es dejar andar de caza chambas o permitir voluntarismos, los huevos dejaron de ser al gusto del cliente.
Ante el despertar de la sociedad civil hoy el trabajo político se finca en la disposición incondicional, en la mística y entrega más allá de parcelas.
Por ello el PRI en el 2000 perdió todo luego de casi un siglo de detentar la presidencia y un poder omnímodo.
Menos ahora que el proyecto de Veracruz transita en favor de un aspirante honesto, caballeroso, quien nunca tuvo malas palabras o amenazas contra sus adversarios.
Inimaginable observar a Pepe chocar con el recio de Héctor Yunes, menos con Miguel Angel Yunes Linares o confrontarse con quien ni siquiera vale la pena.
Acaso no se entendió o no quiso entenderse que los tiempos, que la urgencia veracruzana es de unidad y reconciliación.
Para los que se fueron que Dios, es decir, su Peje, los ayude y para los que decidieron quedarse en el PRI, en el PAN, en el PRD, en la alianza de Xóchitl, en el Frente Amplio por México o desde la sociedad civil, el compromiso es por el Veracruz de los 8 millones de habitantes, por el granero de la república, por el tercer productor de energéticos, por el cuarto en producción agrícola y agropecuaria, por la vigilancia y explotación de sus 700 kilómetros de litorales y, lo más importante, por el rescate de su alegría que un día se perdió a manos de los siete cárteles.
Veracruz hoy es otro.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo