Solo dilatan lo inevitable.
Termina una semana en donde los pactos, acuerdos y compromisos rumbo a la nominación del candidato de la oposición a la gubernatura transitan por localizados caminos de inconformidad.
La ambición mezclada con la quimera han sido el veneno.
Fue una semana donde siempre ya no se honró la palabra, tampoco se respetaron las reglas del juego y sí se mostró la fatalidad de la política en donde los amigos son de mentiras y los enemigos de verdad.
El distraer a la opinión pública con la persistencia declarativa de que el método de selección del candidato del Frente Amplio por México, capítulo Veracruz, sería la encuesta, cuando hace más de tres semanas se hizo pública esa determinación, es una muestra palpable de que solo se busca confundir a la opinión pública.
Se trata de crear un río revuelto.
En igual sentido ocurrió con los acuerdos y compromisos en torno a la tan cacareada unidad que a la hora de la verdad simplemente no se cumplió, lo cual tiene de plácemes al oficialismo moreno.
El tema del género.
Ampliamente debatido, expuesto jurídica y políticamente y consensuado desde la ciudad de México entre partidos políticos y el FAM, mismo que determinó que para Veracruz sería varón -de los 9 estados en disputa cinco plazas serán para mujeres-, ha sido objeto de jaloneo.
La consigna era atajar al candidato de unidad, varón y confundir a la ciudadanía destapando a féminas que no ganan ni en su manzana.
Luego la disidencia.
En aras de penetrar a la zona de escombros del PRI para seguir con la rapiña e impedir su levantamiento, los “críticos y disidentes” se le fueron a la yugular a la nueva dirigencia -buena o mala, impuesta o no- para abrir una quinta columna y pretender poner a Pepe Yunes contra la pared.
La estrategia siempre fue meter ruido para negociar prebendas.
Las mismas declaraciones del dirigente nacional del PAN, Marko Cortes, quien definió, a nombre de los partidos opositores y el FAM, que sería el PRI el instituto que diera a conocer la determinación electoral fueron descalificadas e incluso hubo quien se atreviera a señalar que el panista jamás declaró tal y que si lo hizo fue sin autorización.
Siempre se supo que en todo este juego de confusiones intencionadas hubo diálogo con los actores participantes en el proceso sucesorio a quienes incluso a dos de ellos se les mostraron las encuestas internas hechas por el PAN acatando el mandato del Frente Amplio Opositor, pero sucedió que solo acusaron recibo para de inmediato utilizar a sus francotiradores y difundir encuestas patito o versiones de que aún no estaba decidido nada y que había “dos finalistas”.
En realidad, fue tanto el golpeteo que se convirtió en un choteo. En objeto de risa por lo absurdo de los argumentos.
“El puntero debería pensarla mejor y retirarse”, se escribió en las redes. Otros más que invitaban a Pepe a que mejor se postulara hasta el 2030 (risas) y hubo quien incluso escribió que el preseleccionado, que iba arriba en las encuestas debería declinar “porque así lo dictaba su conciencia” (más risas).
Que si fue “madruguete” ilegal o que si ya había pactado con el crimen organizado fueron otras de las jaladas hechas públicas.
Vaya, hubo quien pergeñó que desde Palacio Nacional le habían informado que la decisión estaba tomada, pero en favor de un aliado de ellos, es decir, un priista moreno.
La guerrita mostró además la ingratitud de quienes en su momento fueron beneficiarios de los favores del hoy puntero disparando versiones de pactos inconfesables.
Todo un circo en donde el de los “huevos tibios” no puede ganar porque va a perder o porque está rodeado de lo peor del priismo y que debía retirarse porque el de Orizaba sí ganaría.
Ha sido una descalificación constante maniobrada por la inconformidad.
No hay reconocimiento a quien busca encabezar los esfuerzos ciudadanos ¿cómo considerarlo ciudadano si es priista? e inadmisible que quien ha defendido a Veracruz y México desde la más alta tribuna legislativa nacional sea el idóneo ¡Eso no!
Es síntesis, la sucesión terminó convirtiéndose en una fiesta macabra, en páginas negras que en breve pasarán a formar parte del anecdotario político.
Todo este escarceo en breve será historia y ya ungido el vencedor se convertirá en automático en el mejor, en el más guapo.
Será el más vitoreado, el “Bueno” ¡Yo siempre lo dije! al que se sumarán ya sin condiciones los de las piedras en el camino y acaso pervivirá entre la clase política que el mandato de la nomenklatura es, ha sido y seguirá siendo piramidal.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo