“Paraíso y Nostalgia: 1945.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Margarita Michelena fue una gran poeta, en sus versos percibimos la profundidad de su sentir ante temas eternos como la comprensión o incomprensión de la propia existencia. Alguien podría pensar y cuestionar que; cómo es posible no comprender nuestra propia existencia. Apartándonos de las respuestas religiosas, es una condición del hombre conforme pasan los años preguntarse y cuestionarse cuál es el fin último de la vida, no el sentido de su vida en la tierra, supongamos que esta situación más o menos ya se resolvió, pero, con el devenir del tiempo y con él el asecho de la finitud, naturalmente surgirán estas interrogantes. La posición más cómoda se encuentra en la fe y en las promesas que esta otorga, empero, ¿cómo enfrentarán las personas estas dudas existenciales fuera de la fe?, hasta donde he podido investigar, Margarita Michelena fue una mujer de fe, aun así, en su libro de poemas: “Paraíso y Nostalgia”, gran parte de los poemas abordan la temática sobre la existencia, el origen y fin último de los seres, reflexiona sobre la dualidad material e inmaterial, un ejemplo es el siguiente poema:
La invisible muralla:
“Pienso en la realidad del sueño
y en la inexistencia
de lo que puede vivir bajos mis dedos.
Y me advierto un destierro de lo real
y en una angustiosa frontera
con lo tangible y muerto.
Mis manos pasan
sobre las cosas que alientan
con furor y con ímpetu,
sobre las cosas todas
que respiran, que muerden,
que palpitan a tierra.
Entonces sobre su sangre fresca
como húmedo fuego,
que golpea y que avanza
como un ejército de tallos
y se extiende como una noche cálida,
yo confirmo su muerte.
Yo, extranjera en mi carne
y en mis propios sentidos,
la visible y la ausente.
Y contemplo mi sangre corriendo
en la azul disciplina del cauce.
¿A dónde iré? Yo no lo siento recorriéndome.
En su circuito íntimo y eterno.
Porque soy a su nocturna calidez y a su aliento de selva
una región extraña, indiferente.
Soy una pálida y feliz proscrita de lo muerto
y oscura, sin camino
para verme en lo cierto.”
Margarita Michelena afirma que: “La poseía es la fundamentación del ser por la palabra”, esto implica que a través de la palabra me pregunto: ¿A dónde iré? Respuesta final y única no hay ni habrá, no obstante, el sólo hecho de cuestionarme me obliga a pensar y en su caso a recular un poco, es decir, como ya comprendí que no podré llegar a certeza alguna al cuestionarme sobre el sentido de mi existencia post-terrenal, luego entonces, lo que sí puedo definir es el sentido de mi existencia terrenal. Este proceso racionalizador, altamente reflexivo, nos va guiando a fundamentar humanamente nuestro ser, que es incompleta la fundamentación, sí, porque seguiremos viviendo con las eternas interrogantes sobre nuestra última existencia, sin embargo, peor sería vivir nuestra real existencia sin la mínima fundamentación…diría Romain Rolland: “Sería un sentimiento oceánico.”
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