El Ejecutivo, Ejército, Marina, Guardia Nacional cruzaron el pantano y sí se ensuciaron el plumaje durante el paso del Huracán Otis. La tragedia de Acapulco mostró el lodazal del gobierno: ineptitud, omisión, corrupción. Es la Vox populi, vox Dei que se alza indignada. Agua, alimentos, seguridad que hasta el momento no resuelven a plenitud. El registro continuará porque la reconstrucción tardará años. La rapiña de un sector de la población y las “fuerzas del orden” enlodaron aún más la terrorífica situación. Lo que se ha visto a través de imágenes y audios indigna, cimbra, entristece. Lacera el alma. Insuficiente la ayuda ya que las necesidades son mayores. Mientras no concienticemos sobre el Cambio Climático y sus desastrosas consecuencias que serán en tiempos venideros más constantes y en aumento de peligrosidad seguiremos expuestos. Poco a poco nos iremos sobreponiendo. *** Quienes vivimos el terremoto del 85 podemos atestiguar lo que significa este tipo de experiencias. Al igual que hoy las autoridades se vieron rebasadas y medraron con la tragedia. Hay registros históricos. Fuimos los ciudadanos que salimos de inmediato- todavía en shock- a ayudar mezclados todos los sectores sociales. De la mano escarbando dentro de las ruinas. Los mexicanos somos otra raza que han menospreciado. Tenemos empatía, valentía, bonhomía. No permitamos nos separen. Unidos somos uno y damos cualquier batalla. Ejemplifiquemos con lo mejor: la caridad. No permitamos ahonden nuestras diferencias. Los ricos ayudan a los pobres y estos a los miserables. Mejor cuidemos el Medio Ambiente por respeto a lo que nos brinda. *** Dejemos que los políticos se destrocen por sus ambiciones. Los mexicanos zanjemos los abismos y estrechémonos en la solidaridad. *** Y para las agruras del mole…