Nomas hay que ver las imágenes de la tragedia para intuir que lo que cayó sobre Acapulco no fue sólo un huracán categoría cinco, sino algo muy parecido a las siete plagas de Egipto. Si la devastación en la zona costera donde están los hoteles de cinco estrellas fue impactante, la catástrofe en el patio de atrás donde viven los pobres y miserables fue dantesca.
Hay quienes dicen que Protección Civil no monitoreó a tiempo el huracán pero eso es falso. Por días dio a conocer la trayectoria de Otis y el punto exacto donde impactaría. Que los gobiernos federal y estatal se cruzaran de brazos no fue culpa de PC.
Ahora viene lo más fuerte. Lo que se necesita con urgencia para rehabilitar Acapulco que resultó dañado en un 80 por ciento, son 15 mil millones de dólares y el gobierno federal dice que tiene 18 mil millones, pero de pesos. Es decir, el déficit es de aproximadamente 282 mil millones de pesos.
Nomás que no hay que irse con la finta porque gran parte de esa cantidad la financiarán los corporativos dueños de los grandes consorcios que resultaron dañados. La bronca son las miles de familias que necesitan conservadoramente, apoyos por 10 mil millones de pesos. Y cientos de pequeños empresarios y microempresarios que lo perdieron todo y a los que urge apoyar con otros 10 mil millones. Eso sin contar escuelas, mercados, hospitales y caminos que fueron arrasados.
¿De dónde saldrá tamaña cantidad?
Del FONDEN, dijo el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio.
¿Qué el FONDEN no desapareció en el 2020?
No, sigue vivo, dijo el subsecretario, que en su comparecencia ante el Senado dio una cantinflesca explicación que dejó bien lampareados a los senadores.
Como dije líneas arriba, el funcionario manifestó que el gobierno federal cuenta con 18 mil millones para la rehabilitación, con lo que de entrada tiene un déficit de 2 mil millones.
¿Pero existe realmente esa cantidad y es para apoyar en caso de desastres? Quién sabe. Y en este punto sería bueno que santo Tomás se le apareciera a Yorio y le dijera: “Quiero ver para creer”.
Esto lo comento por lo que se padece en Veracruz.
El 21 de agosto del 2021 el huracán Grace pegó con fuerza en el norte de la entidad e hizo destrozadero y medio. López Obrador dijo que los veracruzanos no estaban solos y que recibirían ayuda de inmediato.
Dos días después, comenzó un censo “casa por casa” para saber el número de damnificados. El censo duró varias semanas que fueron de pesadilla para los afectados y cuando al fin llegó la ayuda fue a destiempo e insuficiente, tanto que hasta la fecha hay escuelas, mercados, carreteras, hospitales y por supuesto personas que están a la espera de esos apoyos.
Apenas el pasado 11 de octubre, el secretario de la SEV Zenyazen Escobar, dijo que a dos años del paso del Grace, sigue esperando a que la Secretaría de Hacienda disperse recursos para atender escuelas dañadas por el meteoro.
Productores de naranja, limón, plátano y hortalizas, que ya volvieron a sembrar y a levantar sus cosechas están a la espera de lo mismo.
Ahorita la tragedia de Acapulco es la novedad y sobre ella están puestos los reflectores. Por días y semanas se verá la actividad febril en la zona Costera donde están los hoteles y centros comerciales para millonarios y multimillonarios. Y en la zona jodida veremos a los que nada tienen recibiendo despensas, cobertores, agua y agradeciendo las dádivas con una lánguida sonrisa.
La actividad en la Costera continuará hasta que toda ella sea rehabilitada, mientras que los apoyos a los damnificados dejarán de fluir en unas cuantas semanas.
Será entonces cuando se formen los Comités de Defensa de Damnificados del Otis que como los damnificados del Grace, verán pasar las semanas, meses y años a la espera de una ayuda que jamás llegará.
Acapulqueño de la clase media para abajo que piense que recibirá apoyos para reconstruir su vivienda, comprarse otros muebles y recuperar su empleo, está pecando de pendejo. Y esto lo digo con todo respeto.
Un éxito la Feria del Empleo 2023 en Tuxpan
El lunes anterior representantes de 29 empresas de los sectores industrial, comercial y de servicios, se dieron cita en Tuxpan para ofertar 463 vacantes en la Feria Nacional de Empleo 2023.
La Feria, que superó todas las expectativas, motivó al alcalde José Manuel Pozos Castro a manifestar en su mensaje de bienvenida: “La alianza que hemos construido los tres niveles de gobierno con los sectores productivos, nos ha permitido crear condiciones para la inversión y la generación de empleos, en un ambiente de paz laboral… Esta Feria es una clara señal de que se avanza en la generación de empleos y justicia laboral.
“Estaremos cerrando un gran año en materia de generación de empleos formales, por los proyectos de construcción de la Termoeléctrica de Ciclo Combinado y el Gasoducto Puerta al Sureste”, indicó el munícipe.
Pozos Castro destacó que la generación de empleos dignos y bien remunerados permitirá a las familias tuxpeñas abrazar el sueño de una mejor calidad de vida.
“Con la fuerza de los sectores productivos, el impulso de los tres niveles de gobierno y la participación de la sociedad de Tuxpan, habremos de estar construyendo una verdadera transformación y brindando oportunidades para que todas y todos los trabajadores tengan un mejor nivel de bienestar”, indicó el presidente municipal.
Que así sea.