“El valor encara al miedo y así lo domina.” – Martin Luther King.
El otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Veracruz pareciera vivir los estertores de una muerte muchas veces anunciada, nunca hasta hoy, consumada.
En la política a diferencia de la vida, a nadie hay que dar por muerto y el PRI pareciera ser de esos Institutos Políticos que pueden aguantar eso y mil vendavales, aunque ciertamente, “lo que un día fue, no será”, como dijera el clásico de José Rómulo Sosa, el famoso José José.
Y es que los tiempos de sucesión para el 2024 vuelven a soplar en el edificio de la Av. Ruiz Cortines y Moreno Cora de la ciudad capital, la inminente salida de su actual dirigencia en manos del diputado local, Marlón Ramírez Marín es inevitable.
Los aparentes despojos del que fuera el más poderoso de los partidos políticos de América Latina, alcanzarán para al menos, afirman los que conocen la entraña priista para salvar el proceso electoral en puerta.
Por lo pronto, la disputa por ganar la dirigencia estatal se perfila entre al menos tres bandos, uno abiertamente identificado con José Francisco Yunes Zorrilla –el último mohicano que defiende el territorio peroteño a sangre y fuego- sabedor del tremendo desgaste que la marca significa.
Así de la mano de Rodolfo Ramírez Arana se perfilan como los punteros de una presunta negociación que encabezó Alejandro Moreno Rojas el famoso “Alito” y el legislador federal por mantener el control de la prerrogativa llevándole de la mano en la fórmula a la diputada federal, Lorena Piñón Rivera en la secretaría General.
Del otro lado, se apuntan los hermanos Vázquez Parissi, Cirilo y Ponciano –otrora poderosos caciques políticos del sur veracruzano- herederos del gen del acaecido Cirilo Vázquez Lagunes, personaje que hiciera historia en la década de los 80’s y 90’s del siglo pasado, al punto que inspirará la realización de la Película “Morir en el Golfo” de la autoría literaria de Héctor Aguilar Camín.
Y un tercer frente, encabezado por Fernando Kuri Kuri, quien ha comenzado a levantar revuelo entre la militancia priista, sumando adhesiones de alcaldes, líderes y diputados locales de su partido para alcanzar la dirigencia estatal del partido.
Mucho seguramente habrá de escribirse de cara a la consumación del cambio de dirigencia, pues, aunque pareciera poco, el PRI continúa vivo, muy a pesar de lo que las encuestas señalan, respecto a la percepción negativa de la sociedad, misma que los ha llegado a cuantificar en un 60% de rechazo o negativos.
En realidad la escuela de formación política de los priistas es la más sólida en el país, junto a la del Partido Acción Nacional (PAN), ahora presuntamente aliados de cara al proceso electoral del 2024.
Y es que si observamos el comportamiento y desempeño de los actuales legisladores de quien controla la mayoría parlamentaria en el país, nos cuestionamos realmente si eso es lo que los ciudadanos mexicanos nos merecemos, un crisol de personajes emanados literalmente del barrio, de la calle, sin preparación académica, sin conocimiento elemental del proceso legislativo, sin capacidad discursiva, sin sostener un debate que no sea a base de las ideas y no de mentadas de madre.
Porque la pobrísima calidad de las iniciativas de reforma aprobadas a lo largo de los últimos 5 años es deplorable, sin calidad, altamente destructivas, pseudo inclusivas pero más bien promotoras de una corriente del pensamiento que destruye la más elemental de las estructuras, la familia.
Así que a pesar de que la sociedad odie aparentemente hasta la entraña al otrora poderoso PRI, si debiéramos al menos admitir que a lo largo de los casi 80 años en el poder, fueron los constructores del México de nuestros abuelos, padres y de al menos nuestra generación, esa que podía salir a la calle y con tranquilidad esperar a regresar a casa, hoy eso no sucede.
¿O usted qué opina?
Al tiempo.
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