Nanchital, basura Morena

De pronto a Cuitláhuac García se le ocurrió, como todo lo que hace ya que su gobierno es de ocurrencias, que toda la basura del sur de Veracruz debía arrojarse al municipio aledaño de Nanchital sin contar con que primero había que pedir permiso a sus habitantes.

En el fondo se esconde el negocio de los compadres de Rocío Nahle -la propia alcaldesa es su comadre política- lo cual grave de sí se convierte en un escándalo al embarcar al propio presidente López Obrador, quien desde su Mañanera llamó al pueblo de Nanchital a permitir el basurero.

Fue cuando ardió, no Troya, sin Nanchital.

Ello a grado tal que los propios nanchitalenses en su mayoría gente de la tercera y cuarta edad se apostó a las entradas del municipio para impedir que las 500 toneladas que generan Minatitlán, Coatzacoalcos y Cosoleacaque fueran a tirarse a su municipio.

Con machetes y palos están dispuestos a defender con su vida la salud de este pueblo de por si abandonado desde que empezó a declinar el imperio del sindicato petrolero asentado en el lugar.

Cuitláhuac, para no variar, insiste en que “cada día la ciudadanía está más convencida” de que se instale el basurero.

¿Quién en su sano juicio estaría de acuerdo con que se instale un basurero afuera de su casa?

Bueno, creo que uno, Cuitláhuac.

Mientras la alcaldesa Esmeralda Mora Zamudio, desde el pasado 15 de septiembre cuando el pueblo le impidió diera el “¡Grito!”, se mantiene oculta y bajo resguardo de la policía local en espera de recibir instrucciones del gobernador empeñado en que la basura se arroje a un relleno sanitario regional que estaría ubicado en los terrenos ganaderos de Nanchital.

Tanto el Cuícaras como el Peje han prometido que dicho basurero contará con todas las normas sanitarias y cuidado de la salud sin responder que si así fuera ¿Entonces por qué no se instala el relleno en Coatzacoalcos, Minatitlán o los otros municipios que cuentan con más espacio al aire libre?

El caso es que la alcaldesa con más ganas de quedar bien que asumir argumentos en favor del tiradero de basura o de plano sumarse al rechazo de su pueblo, prefiere sesgar el tema.

En las últimas horas acusó de “Violencia política de Género” a marchistas de la resistencia civil y ¡Asómbrese..! al preguntarle los periodistas por qué, balbuceando respondió, “porque me llamaron traidora”.

Ha dicho además la iletrada alcaldesa que cuenta con el apoyo del Congreso del estado para llevar a los “Revoltosos” a “juicio”, pero el congreso no se ha pronunciado por el contrario recibió la protesta de Virginia Bartolo de la desestabilización que sufre el cabildo de Nanchital.

Anda tan fuera de sí la alcaldesa que asegura que el OPLE ya acusó recibo de la “violencia de género”. El organismo electoral tampoco ha dado fe de esa tontería.

¿Qué pasará cuando la acusen de malversación de fondos superior a los 30 millones de pesos, acaso irá a quejarse con la de ORFIS o a la Fiscalía… o de plano se descolgará a la Mañanera?

Mientras el pueblo prácticamente está levantado en armas.

En estos momentos están convocando a dos marchas por las principales calles del municipio y una comisión se encuentra en Xalapa donde fue recibida en el Congreso y tienen prevista una audiencia con el gobernador.

No sobra insistir en la puntual reseña que hace el periodista Mussio Cárdenas sobre este proyecto basura de López Obrador en Nanchital.

“Aterrada, la alcaldesa ve al pueblo alzarse y reclamar, desafiarla y exigirle irse, y los ve marchar y movilizarse, acudir al “cacerolazo” instando a que el relleno sanitario en Nanchital se cancele, así sea proyecto de López Obrador”.

 Da cuanta además que “Agazapada, Esmeralda escondió su vergüenza, ocultó su desgracia, se perdió entre las sombras viendo la ira y escuchando a la masa enardecida convocándola a dar la cara, obsequiándole su desprecio y rematando con un “fuera Mora, fuera Mora” con el que, si tuviera dignidad, habría presentado su dimisión”.

Una semana antes del repudio del 15 de septiembre, dos mil habitantes tomaron las calles y tres días después, oyó las voces airadas, ya no de unos cuantos sino de al menos 6 mil nanchitenses, portando bambalinas y mantas, cartulinas con leyendas en que se repudia la construcción del relleno sanitario, porque basurero no son.

Y las marchas continúan.

Nanchital está paralizado, en pie de guerra.

La movilización impacta a nivel nacional.

Dice Mussio:

“Son los de a pie, ejerciendo su derecho a no admitir que el pequeño Nanchital, en tiempos de la 4T tenga su transformación… en depósito de desechos de tres municipios con mayor geografía, más extensos, con más zonas rurales, son sitios donde la mancha urbana no llegue y así se cumpla con los términos de la Ley de Medio Ambiente y Equilibrio Ecológico”.

Hoy habrá una nueva marcha, la marcha de los 6 mil las cacerolas o vasijas de metal en donde habrá de asomar, de nueva cuenta, el repudio en las voces de las damas que se resisten, y así lo dicen, a que 500 toneladas diarias de basura lleguen al municipio de Nanchital.

A la alcaldesa, comadre política de Nahle se le olvidó que cuando el pueblo dice a mediodía que es de noche, hay que empezar a prender las farolas.

Tiempo al tiempo

 

*Premio Nacional de Periodismo

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