La oposición quería a Nahle de candidata porque la considera la más débil; ya está; ¿y ahora?

En diversas ocasiones, previo a que iniciara formalmente el proceso interno de Morena para designar a su candidata o candidato a la gubernatura, escuché de líderes de la oposición que se relamían los bigotes de gusto pensando y deseando que la elegida fuera Rocío Nahle.

 

Porque ya estuvieron en el poder, saben muy bien que se enfrentan a una elección de Estado, con todas las desventajas que ello conlleva, pero precisamente por eso les alegraba que en Morena optaran por quien consideran la candidata más débil a la que pueden derrotar.

 

Su optimismo lo basaban y lo basan en el hecho de que la señora es zacatecana, no veracruzana, ya que, por sus tantos años en la brega política, que los ha llevado por todos los rincones de la geografía estatal, conocen de sobra a los veracruzanos y saben muy bien que no les costará mucho explotar el sentimiento de pertenencia al estado que los vio nacer y su rechazo a que una no veracruzana los gobierne.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador se los ha concedido. En la semana que termina prácticamente se los confirmó. Así, la oposición, con la ayuda oficial, dio un paso adelante en su pretensión de recuperar el poder. Pero apenas fue el primer paso visible.

 

Los opositores al actual gobierno van a tomar como principal bandera que Veracruz es para los veracruzanos y a resaltar que la exsecretaria de Energía, si bien con residencia en Coatzacoalcos, se ha mantenido totalmente ajena a la población veracruzana, para la que no se sabe que haya gestionado alguna vez algún beneficio. La señalan que solo ha usado el nombre de Veracruz para obtener posiciones políticas, pero nada más.

 

Uno de los principales reproches que le hacen y le harán es que incluso siendo titular del sector energético no hizo el menor intento para que se reclasificaran las tarifas por consumo de energía, que sobre todo en los lugares más calurosos, como Coatzacoalcos, son muy elevadas por el encendido permanente de refrigeradores, ventiladores y aparatos o sistemas de aire acondicionado.

 

Para resaltar su indiferencia y desinterés, resaltan y reconocen que el único que dio la batalla por bajar el costo de las tarifas, ya en su calidad de senador de Morena, fue su excompañero de partido Ricardo Ahued, actual alcalde de Xalapa, gestión que se vio interrumpida cuando asumió la titularidad de Aduanas, pero de la zacatecana, nada.

 

“Se cree veracruzana porque las pocas veces que ha venido al estado se toma un lechero en La Parroquia de Veracruz”, es un comentario generalizado, que refleja el rechazo a su interés por llegar al palacio de gobierno.

 

López Obrador ya les puso el balón en la cancha y de cara a la portería. Ahora está por verse si los opositores son capaces de llegar al acuerdo para formar una alianza, para decidir un candidato o candidata que los unifique y no los divida, para sumarse con todo como si se tratara de su propia candidatura, de superar sus egos y su ambición política y de poner por encima de todos, la causa que persiguen: sacar a Morena del poder.

 

Alianza opositora, en manos de consejeros panistas

 

Me llamó la atención la declaración que hizo el jueves el líder de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados del Congreso local, Enrique Cambranis Torres. “Estamos en los tiempos”, expresó. Quiero entender que quiso decir que están a tiempo de dar la batalla a los morenistas, quienes ya iniciaron su proceso interno para decir quién será su candidata o candidato.

 

Me llamó la atención porque es un hombre generalmente callado, pero que cuando dice algo sabe bien lo que dice. Es muy prudente, lo que no le quita la experiencia política que tiene. Esto porque fue muy claro: su partido no decide aún si conformarán una alianza, pero no porque él o el dirigente estatal Federico Salomón así lo quieran, sino porque esa decisión la tomarán las dos terceras partes de los consejeros estatales.

 

A diferencia del resto de los demás partidos, donde las decisiones son verticales y cupulares, en los que normalmente decide una persona o un grupito, en el PAN practican en forma auténtica la democracia interna y cualquier decisión se acuerda por mayoría, a la que previamente se trata de ganar o convencer con diálogo, cabildeo y argumentos.

 

Lo único que afirma Cambranis es que se tiene que tomar la decisión que mejor convenga a Veracruz, que se está analizando qué es lo más conveniente, y dijo que si se llega a un acuerdo, será total solo para el caso de la candidatura a la gubernatura, y en el caso de las candidaturas a las diputaciones locales verán si es total, parcial o cada quién va por su lado.

 

Entiendo que el sentir generalizado de quienes no están de acuerdo con el gobierno de Morena es que se acuerde una alianza, porque creen que solo en unidad, todos, pueden dar la pelea y vencer. Pero la palabra la tienen los consejeros panistas.

 

Que de todos modos la alianza por sí sola no basta si los dirigentes no entienden que la sociedad civil los ha rebasado y que necesariamente la tienen que tomar en cuenta y darle el espacio que se merece. Creo que, como dijo Cambranis, están a tiempo de meterse en la pelea, pero ya son cuarto para las 12 y en un descuido ya les anocheció.

 

La decepción interna en Morena

 

Creo estar en lo cierto al afirmar que el exdelegado de Bienestar, Manuel Huerta, ha sufrido una gran decepción al comprobar que su partido está convertido totalmente en la nueva versión del PRI, con todos sus vicios y sus viejas y malas prácticas políticas.

 

Su decepción, eso entiendo, lo invadió por fin luego de ver cómo el grupo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez se agandalló las propuestas de los aspirantes a estar en las encuestas que definirán al candidato a gobernador, haciendo a un lado méritos, trabajo, trayectoria y liderazgo de militantes, para favorecer solo a su grupo, igual que como se practicaba y practica en el Revolucionario Institucional.

 

Él no lo dice y seguramente no lo dirá nunca, pero me atrevo a pensar que le duele saber y comprobar que todo se hace con el conocimiento y consentimiento del presidente López Obrador, a quien ha venido acompañando en su lucha por cambiar el estado de cosas. Creo que se ha de plantear si valió la pena tantos años de batalla para tratar de adecentar un poco la práctica política, para en tan poco tiempo haber caído en lo mismo.

 

Debe ser terrible para él vivir ahora el bloqueo y el acoso de sus mismos compañeros de partido, como el de la diputada local Lidia Irma Mezhua Campos, quien ante una visita que realizará a Zongolica se dedicó a desacreditarlo en toda la sierra y a pedir a sus representados que le cierren las puertas, que no lo reciban ni lo acompañen.

 

Manuel vivió acoso, persecución, represión como militante de izquierda por parte de los gobiernos del PRI y seguramente nunca se imaginó que llegaría a vivir en carne propia lo mismo, pero con el partido que él mismo ayudó a llegar al poder.

 

Curtido ya en la lucha política a lo largo de muchos años, con toda la experiencia que le dio haber presidido su partido y ganado la gubernatura y la presidencia estando él al frente, con la piel ya muy gruesa, gladiador, entrenado para resistir, seguramente sobrevivirá una vez más y tomará venganza si se le llega a presentar la oportunidad de hacerlo. Eso creo, como creo posible que incluso oriente el voto a favor de Claudia Sheinbaum, pero en contra de Rocío Nahle.

 

Y como Manuel Huerta, estoy seguro, hay muchos otros decepcionados por la forma como ha terminado Morena, el partido de la 4T: exactamente igual que el PRI.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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