Nahle no le ganó a Mónica Robles; la humilló

123 votos contra uno  * Cuando el sueño se vuelve pesadilla  * Caos informático en el ayuntamiento de Coatza  * Y se pagaron 680 mil pesos por licencias de Windows  * Arcadio Mejía va por la vía independiente  * Técnicamente, el Corredor Interoceánico está en articulo mortis  * Amado recluta a esposa de ex funcionario priista

MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO

Publicada en mussiocardenas.com

3 de octubre de 2023

Fan del PRI, del Verde, del PRD, o del que le colme sus delirios, Mónica Robles Barajas fue por una gubernatura y recibió una paliza de ensueño, una felpa de antología, una bailada para no olvidar. Y se la dio su ahijada, Rocío Nahle.

Contundente marcador: Nahle, 123 votos; Mónica, 1.

Apaleada, habrá entendido que los dedazos son dedazos, y sus beneficiarios cosechan el resentimiento, la repulsa, la tirria de los que tarde o temprano se la van a cobrar.

Debe haber querido, ansiado, que el cielo se la tragara. Un golpe al ego. Un descontón al orgullo. Una humillación de sólo saber que la artífice del sopapiza fue la antigua camarada Rocío Nahle García, la única hoy con derecho de picaporte en el ánimo de López Obrador.

Nahle 123 votos y Mónica Robles sólo 1. Eso duele.

Pudo haber sido la misma mascarada pero con menos dolor. Pudo haber armado la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García, un Consejo Político Estatal de Morena con menos saña. Pero no. Quiso aplastar y aplastó.

Nahle fue la más votada. Le siguieron el secretario de Educación de Veracruz, Zenyazen Escobar García, con 96 votos; secretario de Gobierno estatal, Eric Cisneros, 67; diputada federal por Xalapa, Claudia Tello, 56; Manuel Huerta, ex delegado de Bienestar, 19; diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, 1, y en el sótano, Mónica Robles Barajas, 1.

Entre las aspirantes morenistas, Rocío Nahle es inalcanzable aunque no es veracruzana y no cumple con el requisito legal, así alegue tener 30 años de residencia.

Le sigue Claudia Tello, diputada federal de tránsito lento, gris, opaca, perdida en la mancha morenista del Congreso y también entre los xalapeños que ni idea tienen que existe.

Claudia Tello logró 56 votos de 200 delegados. La tercera en la lista de mujeres fue Mónica Robles con un minúsculo voto.

La noche del 28 de septiembre, Mónica Robles se habrá ido a dormir sabiendo el significado de las palabras repudio y desprecio. Y no habrá tenido sueños. Habrán sido pesadillas.

Entre todos sus defectos, hay una virtud: habla terso, algo lento pero terso. Y simula que es afable. E intenta ser empática. Y solidaria. Y pueblo.

Y entre esas virtudes, hay mil defectos. Desde suponer que el mundo no la merece hasta agandallarse parques públicos, candidaturas, diputaciones, aplaudirle a Fidel Herrera, aplaudirle a Javier Duarte y acarrearle millones y más millones a las empresas del Clan de la Succión, el negocio de su padre, José Pablo Robles Martínez, vía publicidad oficial.

O del desdén con rasgo de falta de educación como aquel episodio en que dejó a un periodista con la mano extendida por ser alérgica a la crítica.

De Mónica Robles hay para hacer un libro. O dos. O tres. O una saga tipo Harry Potter o Star Wars.

De sus tiempos en el PRI, por ejemplo:

Mónica Robles, primera dama de Coatzacoalcos siendo alcalde su esposo, Iván Hillman Chapoy, inventó un proyecto ecológico, el Parque Quetzalli —hay quien sostiene que la idea proviene de Cuernavaca, Morelos—, y se agenció el inmueble del DIF, vía un comodato, primero por 10 años, renovado por todos los ayuntamientos y así por toda la eternidad.

Decía odiar al ex alcalde Marcelo Montiel Montiel, a sus alfiles, a la banda marcelista y hasta a las familias acaudaladas que se mantenían en la órbita de Marcelo y que nunca dieron cabida a los Robles en la alta sociedad.

Decía odiarlo pero de no ser por una negociación, un arreglo político, la diputación local a MMM en 2004, su esposo Iván Hillman nunca habría sido presidente municipal.

Años después, en 2009, pagaron la factura. Marcelo Montiel operó el voto a favor del PAN, derrotando a Iván Hillman y llevando al Congreso federal a Rafael García Bringas.

De sus días en el PRD:

Succionar al PRI no impidió a los Robles ser afines y serviles al Partido de la Revolución Democrática. Siendo alcalde Iván Hillman, los medios de comunicación de los Robles-Barajas inundaban de cuentos e imágenes de Andrés Manuel López Obrador las páginas de Diario del Istmo.

Su madre, Roselia Barajas Olea, había sido diputada federal en 1997 por la vía plurinominal. Siempre ingresan por la puerta de la cocina. El PRD le dio el espacio y así pudo llegar al Congreso.

De su máscara verde en el Partido Verde:

En 2013, bajo las siglas el PVEM-PRI, Mónica Robles de Hillman contendió por la diputación local por el distrito de Coatzacoalcos. Nuevamente el marcelismo la ayudó a ganar.

Y hubo que oírla: el PRI, el mejor partido, según se le escucha en un spot; y Guadalupe Félix Porras, su suplente, un gran ser humano. Y una le alzaba la mano a la otra. Y casi se juran cariño de hermanas.

Javier Duarte le regaló la candidatura, el marcelismo le operó los votos y así llegó al Congreso de Veracruz.

Luego vendría el voto a ciegas para el ladrón. Deuda, aprobada; cuentas públicas, aprobadas; licuadora financiera, sin ser cuestionada; muertos, ejecutados, policía implicada, Fiscalía cómplice, y Mónica Robles aplaudiéndole a Javier Duarte.

Tuvo la franquicia del Partido Verde en Coatzacoalcos. La usó para designar dirigentes y candidatos que antes fueron fans de Javier Duarte y hoy son contratistas a los que Morena les prodiga contratos. El caso más evidente, Jaime Quintanilla Hayek, hermano de Arturo, compadre de Rocío Nahle.

De su ascenso y caída en Morena:

Regresó al Congreso de Veracruz, vía Morena, vía una diputación plurinominal, el sello de la casa, en 2018. Y qué manera de escandalizar.

Un día se le escuchó tildar de autistas a empleados del Poder Legislativo por un error técnico durante una reunión.

Otro día, cuestionada sobre el desecamiento del juicio político al entonces fiscal, Jorge Winckler Ortiz, asediada con preguntas, terminó colocando su mano en la lente de la periodista Rosalinda Morales. “Ya, ya, ya”, decía evidenciando que no había leído el dictamen de la Comisión de Justicia que Mónica Robles presidía. Copropietaria de un consorcio de medios y conculcando la libertad de expresión.

Una más cuando recorría Veracruz, realizando foros sobre la reforma al código civil por el tema del matrimonio igualitario. Uno a uno, los foros fueron reventando. Mónica Robles era increpada, cuestionada, acallada por los gritos de los manifestantes. Nunca antes un escándalo así.

Era la mano de la iglesia católica. Eran los evangélicos. Eran sus detractores, los que opinan distinto, los que llevaron carteles a la Sala de Cabildo de Coatzacoalcos, los que expresaron repudio sin medias palabras. Y entonces arrió las velas, levó las anclas y se marchó.

2018 fue para no olvidar. El morenismo la sacudió. Decenas de militantes quemaron sus playeras de Morena, renunciaron al partido.

Un año antes, en 2017, otra protesta. Militantes de Morena, encabezados por el profesor Cristóbal Peña, ya fallecido, repudiaron la imposición de candidatos. Colgaron mantas en el parque Independencia, frente al palacio municipal de Coatzacoalcos, con las caras de Mónica y su esposo Iván, del ex tesorero y ex síndico municipal, Mariano Moreno Canepa, personaje ácido que de ser nada hizo pródigos empresarios gasolineros a sus empleados; y contra Rocío Nahle, Manuel Huerta, la hoy diputada local Eusebia Cortés.

Su aventura hacia la candidatura al gobierno de Veracruz es una debacle. Se metió a la contienda. Sabía que Rocío Nahle ganaría pero, con un golpe de suerte, sería segunda en la lista de ganadoras, asegurando la candidatura de Morena al Senado. Lo que es no saber.

No midió el tamaño de paliza: 123 para Nahle, un voto para Mónica Robles.

Nahle no quiso derrotarla; quiso humillarla.

Archivo muerto

Caos informático en el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Jueves 28 y viernes 29 de septiembre en que se generaron vacíos, la red sin señal y las impresoras desconectadas del sistema. Hay versiones de que “los servidores pudieran estar comprometidos” y hay quien supone que es un problema con las licencias de Windows. “La licencia puede no estar vigente”, refiere un insider cercano al área de Innovación Gubernamental. La otra hipótesis ha prendido focos de alerta: un hackeo. Y la alarma crece porque estaría comprometida información catalogada como top secret, la que es propia de las áreas administrativas, técnicas y financieras como de datos reservados al círculo selecto del alcalde Amado Cruz Malpica. A mediados de mayo pasado, Programa de Gobierno convocó a una reunión en la sala de juntas del quinto piso de Tesorería donde estuvo el área de Innovación Gubernamental. Ahí se planteó lo vulnerable que es el  sistema. Se habló de la licencia de Windows. Urgía adquirirla “ya que a futuro habría problemas”. Había la posibilidad de que un malware causara daño a los servidores. Y se reiteró que pudiera ocurrir un hackeo. Pero entre el malware y la acción de un hacker, un intruso con habilidad para robar información, ésta representaba un daño crucial. Se suponía que el ayuntamiento hacía casi un año había contratado los servicios de un especialista y que el susodicho adquirió las licencias para el sistema de cómputo. El contrato fue por 683 mil pesos. El proveedor es Muebles y Equipos del Golfo. La operación se realizó el 29 de julio de 2022. Pero en mayo de 2023, Programa de Gobierno convocó a varios departamentos del ayuntamiento y les hizo saber que urgía adquirir las licencias de Windows. ¿Hay gato encerrado? Por supuesto que sí. Otra triquiñuela del abogado y alcalde Amado Cruz Malpica… Arcadio Mejía sobrevivió a un levantón y no deja de retar al sistema. Su vida pendió de un hilo y la pudo librar. Tomó causas sociales, el rescate de espacios deportivos, el desastre ambiental que augura el basurero de Villa Allende, la movilización contra los grupos de poder que detentan el control de la agencia municipal. Arcadio Mejía Martínez hoy va por la diputación federal en el distrito de Coatzacoalcos por la vía independiente. Cofundador de la asociación civil Allende 213, movió vecinos de la congregación más importante de Coatzacoalcos y del fraccionamiento Caracol a los que plantó frente a Andrés Manuel López Obrador a las puertas de Ferrosur, exigiendo cancelar el relleno sanitario regional en terrenos del municipio de Nanchital. Y así sus luchas y sus retos. A contrapelo de todos, con paso firme, sin alardes, va formando base social. La meta inmediata de Allende 213 es irrumpir en el proceso electoral de 2024 bajo la denominación “Arcadio Mejía al rescate del distrito federal XI”, distrito Coatzacoalcos. La meta final será la contienda por la alcaldía en 2025. El voto que no generen los partidos políticos, se lo pretende quedar Arcadio… Técnicamente, el Corredor Interoceánico está en articulo mortis. No muere aún pero para allá va. A 10 meses de que el presidente emigre a “La Chingada”, su rancho, los 10 parques industriales brillan por su ausencia. Y algo más: sus vías férreas no cumplen con el estándar de calidad. Un informe interno alerta que no soportarían la carga a la velocidad en que se habría de mover el Tren Transístmico. Sin vías férreas de calidad, no hay Corredor. Así venga Andrés Manuel, se trepe en el tren, haga un show, actúe, realice el montaje, el Corredor no va. Cinco empresas ganaron el derecho a reconstruir las vías. Dispusieron de 270 días en promedio y no cumplieron los términos de los contratos. Tardaron tres años en concluir su labor. Y al final, un fiasco. Pero dice López Obrador que en diciembre próximo arranca el Corredor Interoceánico. Algo así como la refinería Olmeca en Dos Bocas, en la que cortó el listón el 1 de julio de 2022 y aún ni refina ni un litro de aguarrás… ¿Quién esa dama, favorecida por los acuerdos entre el PRI y Amado Cruz Malpica, que hoy despacha en un lucrativo espacio relacionado con el deporte municipal? Pista: su esposo fue un prominente funcionario en el último ayuntamiento priista de Coatzacoalcos…

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