Lucero González, inamovible funcionaria en SSP e impuesta por la titular de la STP, Dorheny García Cayetano

El control de esta funcionaria es tan grande que hasta Eleazar Guerrero Pérez no ha podido quitar.

***Lucero González González es la encargada del cobro de cuotas en todas las delegaciones de Tránsito en Veracruz.

Se reportan decenas de quejas y arbitrariedades perpetradas por funcionarios de la Dirección General de Tránsito del Estado, en donde el Capitán José Antonio Camps Valencia ha demostrado su ineptitud para el cargo y  nadie sabe por qué sigue en su puesto, al no tener el conocimiento para seguir al frente, ni la voluntad para atender su responsabilidad, rodeándose de personal que le festejan sus ocurrencias y no lo asesoran por su falta de compromiso y responsabilidad.

El citado en comentarios y entregas Israel Ruíz Rodríguez, alias “El Gato”, como lo expusimos en: https://twitter.com/cguerreromtz/status/1692882971798175971  nunca debió haber pisado la Dirección de Tránsito por ser una persona que afectó terriblemente a la institución. Enfermo de poder y de ambición, lo señalan de ser una persona desagradable y acosador de mujeres. Al grado de que algunas empleadas tomaron la mala decisión de dejar su trabajo por temor a ser cambiadas de delegación y alejadas de su familia, si se quejaban o solicitaban iniciar el procedimiento correspondiente sobre acoso laboral o sexual.

Quienes tuvieron un momento de valentía fueron atendidas por la pareja sentimental de Israel Ruiz alias “El Gato”, quien se desempeña como enlace de género designada por el director Camps Valencia y por conflicto de intereses no escuchaba siquiera el sentir de las víctimas y mucho menos las orientaba para la debida atención, lastimando sus sentimientos y no considerar que algunas personas se quedaron sin el sustento de su familia.

Esa es la punta del Iceberg de todo lo que pasa dentro de esta dependencia, por un lado José Antonio Camps Valencia no atiende a ningún elemento, no da soluciones y las quejas por acoso y hostigamiento laboral están a la orden del día. Para el director, todos son chismes, nada merece su atención. Él escucha lo que quiere escuchar y ve lo que quiere ver a su conveniencia.

En la Dirección General de Tránsito del Estado de Veracruz, la persona que toma decisiones es “Lucero”, así es llamada por muchos trabajadores. La famosa Lucero González González, quien era la delegada jurídica de la Dirección de Tránsito y después se fue, no sin antes vejar y humillar a todo el que no se preste a sus caprichos y no sea de su agrado personal, así como dejar a su marido como delegado de Tránsito en Perote, quien es un hombre sin carácter, ni preparación y ha demostrado que el cargo le queda muy grande.

Bajo la protección del director de Tránsito, “por fuera”, Lucero González González mueve al personal de sus lugares de trabajo, a su libre antojo y simpatías, no se mueve nada sin que ella dé su autorización. Se conoce que para obtener su “ayuda” para un lugar mejor, no es suficiente el apoyo monetario (dinero), es requisito indispensable la humillación personal, rendirse a sus pies, doblegarse, obedecerla ciegamente porque ella lo dice fuerte y claro: “No ayuda a pendejos”.

Tiene tanto poder sin estar adscrita a esa área, que el subdirector operativo es una persona que sólo firma documentos y se queda sentado en la oficina, nadie lo toma en cuenta, ni le hace caso porque no tiene autoridad alguna. El mismo Camps asegura: “Con la única que no puedes, ni te debes pelear es con Lucero”.

Y el primo del gobernador, Eleazar Guerrero Pérez no ha podido con ella.

Lucero González González es una persona apadrinada por la incompetente y omisa secretaria del Trabajo Dorheny García Cayetano y por su hermana, quien es magistrada, Ailett García Cayetano.  Al amparo de ese “madrinazgo”, es la persona que cobra las cuotas a los elementos y peritos en todo el estado, en menos de un año, compró una camioneta de uso, la cual su esposo vendió mediante Facebook, y ahora es dueña de una camioneta Xtrail color arena, de modelo reciente, además del vehículo de su esposo, cuando al ingreso de ambos a esta institución eran usuarios de transporte colectivo y de taxis, en fecha de quincena.

Se la vive todos los días dentro de la dirección de Tránsito y su puesto está en la SSP en el jurídico de la Torre. ¿Sabrán esto las hermanas García Cayetano? O sólo miran hacia otro lado porque sus bolsas también se ven beneficiadas con estos “apoyos” del personal de Tránsito.

La acusan de ser una mujer insolente y arrogante, muchos  oficiales han sido perjudicados por ella, pues en ocasiones les ha gritado e insulta; a otros, en el mejor de los casos, han sido corridos por decisión de ella, porque en la mayoría de las ocasiones son hostigados laboralmente para obligarlos a renunciar.

A Lucero González le gusta que  la llamen “La Jefa” y aun cuando tiene alrededor de un año de no laborar en la Dirección General, ella dicta la última palabra en la Delegación Jurídica de la Dirección de Tránsito de Veracruz. Desconociendo y avasallando la autoridad de la actual delegada jurídica, quien llegó a ese cargo por recomendación de ella, con el visto bueno de su gran amigo el director y con la intención de poner a una persona a su modo, sin carácter, ni dignidad, que se sometiera a sus caprichos, para así seguir manejando los hilos, operativos y administrativos de esta dependencia.

No queremos pensar que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez sabe de estos negocios y reciba moches o sobornos de víctimas de tantos elementos de Tránsito corruptos en el Estado. La Contraloría General no investiga las tropelías que comete el Capitán de Marina y titular de Tránsito, José Antonio Camps Valencia.

En lugar de que llegara a instaurar un poco de disciplina, Camps Valencia se entregó a los brazos de la corrupción con el afán de obtener un beneficio económico personal, desgastando a la ya de por sí maltrecha imagen de esta institución. Y la pregunta obligada: ¿Sabrán todas estas anomalías los altos mandos de la Secretaría de Marina?

Y hablando de José Antonio Camps Valencia se asegura pertenecer a la Marina y tener el grado de Capitán Topógrafo, colocándolo en Tránsito del Estado sin el perfil para el puesto, solapado por el secretario de Seguridad Pública Cuauhtémoc Zúñiga, quien lo protege por los negocios lucrativos como cambios de adscripción, cobro de cuotas al servicio público, a transportistas y el negocio de las grúas e infracciones, siendo operado a través de su gente de confianza, quienes son los  que se encargan de mover o cambiar a la gente a otras delegaciones, cobrar a las empresas y cuotas a los elementos.

Y daremos un dato revelador: Anteriormente el cobrador del director era una persona llamada Israel conocido como El Gato, quien decidía todo y los cobros a las empresas y elementos, éste a su vez le pasaba la maleta al secretario particular del  director, el señor Agustín Colorado y se repartían dichos cobros de elementos y de las delegaciones.

Con la salida  del Gato, los actos de corrupción siguen, pero por otro escolta del director de Tránsito José Antonio Camps Valencia, que ahora es comandante llamado Carlos Francisco Caravantes Reyes, encargado estrella que opera la red de corrupción, que cobraba el famoso Gato con el secretario particular del director, así como la jefa del jurídico, muy cercana al secretario particular del  director,  el chofer del comandante Efrén Morales, quienes controlan y dirigen esta red de corrupción en Tránsito del Estado y claro, el protector de ellos el director José Antonio Camps Valencia y el secretario de SSP, el  Capitán Cuauhtémoc  Zúñiga Bonilla.

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