En una clara violación a la Ley Electoral arrancaron ya las “precampañas” disfrazadas de contiendas internas de los partidos que en lo particular o en alianza buscarán la presidencia de la república en las elecciones del 2024.
El “corcholatour” ha estado ausente de toda emoción, no sólo porque las “corcholatas” recitan el mismo discurso que por alrededor de 1,2000 conferencias mañaneras el presidente ha repetido con exagerada insistencia, sino que, se lo dicen a los mismos acarreados a cada evento al que “voluntariamente” asisten a escuchar lo mismo.
Pero, además está la desmotivación de las “corcholatas”, que tienen la certeza de que “el elegido (a)” ya está decidido y que ellos sólo forman parte de un elenco en una obra teatral que ya tiene escrito el desenlace final.
Por el lado de la Alianza opositora se inició también el proceso para elegir a quien les represente en la elección presidencial del 24, con muchos actores conocidos y reconocidos, con historias de vida y trayectorias políticas de las que mucho se puede opinar, para bien y para mal.
De uno y otro lado se habla del o la mejor opción para gobernar a nuestro país el siguiente sexenio; se habla de los títulos académicos y de los altos cargos ocupados en la administración pública, pero en una lógica de razonamiento que no corresponde a la lógica de los electores a la hora de votar, pues ellos no se ocupan de analizar la capacidad, la experiencia, el talento o la inteligencia de los candidatos y ejemplos cercanos lo demuestran, porque:
Así se definieron los procesos electorales del 2,000, del 2012 y del 2018, sin que los ganadores hayan tenido que presumir su historial académico y laboral, o su impecable historia de vida.
Así también llegó un futbolista a la Presidencia Municipal de Cuernavaca, Morelos y posteriormente a la gubernatura del Estado, sin que en su historia (Wikipedia) aparezca ningún mérito que lo respalde, fuera de una extraordinaria trayectoria deportiva.
Otros triunfadores en procesos electorales lo han logrado por el arrastre de otros personajes relevantes de la historia política nacional, pero jamás por su talento o su historia de vida.
Podríamos afirmar que en muchas elecciones se han quedaron fuera personajes de probada capacidad y experiencia que tal vez habrían hecho un mejor papel, pero precisamente la simpatía popular decidió otra cosa.
Si esa lógica continúa, aunque del lado de las dos alianzas hay personajes talentosos, éstos podrían no tener la simpatía popular y quedarían irremediablemente fuera de la contienda electoral.
Tal vez esa idea la tiene clara el actual presidente y por eso está mandando toda la artillería pesada en contra de una posible candidata que sorpresivamente ha ido ganando terreno en la simpatía popular y porque sabe que, en caso de que resulte la elegida por la Alianza opositora, en una contienda contra su corcholata favorita, (que no es precisamente muy simpática), sin duda alguna ésta le ganaría por nocaut y en el mismo primer raund.
Por eso, violando todas las leyes electorales, el presidente ya se subió al ring tratando de salvar su causa, recordándole al pueblo bueno que él es el que estará en la boleta electoral representado por una de sus “corcholatas” y confiado en que los electores, como en la ocasión pasada, seguirán votando por simpatía, por afinidad, por interés, por coraje, pero nunca analizando el talento, la capacidad, la experiencia y la honorabilidad de los candidatos.
Eso lo podría llevar al triunfo de su partido, aunque con ello sea la derrota del país entero. Porka Miseria.