“Sólo se reconoce el error cuando todo el mundo lo comparte.” – Jean Giraudoux.
Con la aparición en escena de los posibles aspirantes del Frente Amplio por México en la carrera por la sucesión presidencial, un elemento aparece ya en el juego político, “las campañas negras” o “la guerra sucia” como prefiera usted llamarle.
Las muestras evidentes de ataque y descalificación han comenzado desde el mismo púlpito presidencial, en donde el presidente Andrés Manuel López Obrador ha empleado el uso de vídeos, audios y declaraciones en diferentes medios para descalificar a sus opositores.
El más reciente de esos ataques lo ha dirigido contra la misma senadora Xóchitl Gálvez a quien la acusa de aparentar ser desde indígena, hasta de trabajar para la oligarquía de este país.
Las descalificaciones ejecutadas por sus gatilleros a sueldo con el uso de cartones, en donde se han mofado de su origen étnico, evidencian la intolerancia y ese machismo recalcitrante de quienes se jactan de presumir el haber equilibrado e incluso superado el nivel de contratación entre hombres y mujeres en su administración.
La confrontación dada este mismo miércoles durante el espacio noticioso de Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, a donde habían invitado a la súper Xóchitl, como ahora la conocen en redes y el productor y realizador, convertido ahora en ideólogo defensor de la 4T, Epigmenio Ibarra, confirmó que la guerra sucia ha comenzado.
Independientemente de ello, que es evidente será el instrumento de la mediocridad, empleado por un régimen en donde lo que ha hecho falta es talento, lo verdaderamente importante será ver cómo la oposición comienza a darle la vuelta al asunto.
Y es que, siendo fríos en el análisis, detenerse a contestar y enfrascarse en mil y un batallas de este tipo, más que abonar a un posible crecimiento de la oferta de Xóchitl Gálvez, demerita la propuesta.
Ahora es momento de preparar respuestas contundentes a los grandes retos y problemas que enfrenta México, a lo que el Gobierno Transformador no ha atendido, dejando de lado el responderles a personajes de tan baja ralea.
El comportamiento de las redes sociales se vuelve engañoso, pues convierte a las promesas en posibles víctimas del olvido, así que el tema lo deben medir muy bien.
Lo cierto es que hasta el momento el impacto mediático provocado por la aparición en la escena política nacional como aspirante de la oposición de la propia Xóchilt Gálvez ha llegado al punto de robarle las portadas y titulares de la agenda nacional al propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se ha tenido que montar en sus declaraciones para poder intentar incidir en la agenda.
Afirman expertos en el comportamiento político que el presidente López Obrador comienza a evidenciar su angustia y desesperación, pues el rechazo a sus famosas corcholatas, también comienza a incrementarse en las benditas redes sociales.
Sino pregúntenle a la propia Claudia Sheibaum quien al salir de un restaurante de la Ciudad de Monterrey fue cuestionada por algunos comensales que la filmaron, mostrando también que el grado de intolerancia y polarización que existe en contra de la 4T, resultado de cinco años de dividir al país en dos bandos.
Finalmente, a la sociedad mexicana no le conviene convertir la carrera presidencial en un escenario de batalla de descalificaciones permanentes entre tirios y troyanos, pues nos aleja de la realidad y de los problemas que verdaderamente se deben resolver en el país.
Por ello, no perdamos el foco, o usted ¿Qué opina?
Al tiempo.
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